¿Qué pasa cuando uno narra su propia historia y construye una disposición simbólica de ella? ¿Qué pasa cuando las propias víctimas del conflicto armado disponen de sus testimonios para crear sus propias obras de arte, en especial, de teatro? Una reflexión sobre las obras escénicas creadas por víctimas.
En abril del 2021 circuló en el Catatumbo, Norte de Santander, la segunda edición del periódico Pacificultor que abrió sus páginas con la editorial que compartimos a continuación, escrita por el sacerdote Jairo Gelvez Tarazona, párroco de la región.
De las informaciones que algunos medios producen sobre el Paro Nacional en Colombia pueden extraerse varios errores que se cometieron en el cubrimiento del conflicto armado. Recuperar esos aprendizajes y ponerlos en práctica hacen que valga la pena hacer memoria.
En la conmemoración del Día Internacional por los Derechos de las Mujeres, resalto el trabajo de las mujeres víctimas del conflicto armado, quienes con sus luchas expresadas a través de la acción colectiva, innovadora y transgresiva, han aportado a la reconstrucción de una sociedad destruida por la guerra.
Las sociedades de hoy padecen de un momento punitivo en el que el castigo, que se ofrece como solución a la delincuencia, es un grave problema. Una multitud que se lanza enfurecida a amputar la mano de un joven acusado de hurto es una triste muestra.
En abril de 1971, enfrentamientos entre estudiantes de la Universidad de Antioquia y el ejército dejaron como resultado 40 heridos y 650 universitarios detenidos en el coliseo municipal. Observo las fotos y me sobrecojo viendo los militares dentro de la Universidad.
En noviembre de 2020 fue lanzado en el Catatumbo, Norte de Santander, el periódico Pacificultor. La primera edición de este medio de comunicación abrió sus páginas con la editorial que compartimos a continuación, escrita por monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, exobispo de Tibú y actual arzobispo de Popayán.
Al ver la argolla, una mujer que observaba el trabajo de los forenses dijo: “Él es mi hijo. Aquí está”. La afirmación cortó el camino de las preguntas y convirtió al objeto encontrado en respuesta.
Los señalamientos y ataques verbales a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, ejemplifican la manera como en la sociedad colombiana se ha instalado un lenguaje injurioso que genera exclusiones y promueve odios.
En lo que respecta al tratamiento periodístico de las entrevistas con actores armados, los medios afrontan el dilema entre el derecho a la información y la condena social de la violencia. ¿Qué lecciones nos deja el posicionamiento público y la exposición mediática del jefe paramilitar Carlos Castaño?