Leer a la botánica Robin Wall Kimmerer sirve de inspiración para pensar el rol de la academia en torno a las memorias de las violencias en Colombia: una propuesta de relaciones recíprocas entre quienes investigan y quienes viven y actúan para mantener vivas estas memorias.
La seccional Medellín de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos se une a la conmemoración del 30 de agosto con este recorrido por su historia y sus luchas. Miembros de la organización piden menos indiferencia y más apoyo de la sociedad tanto en la búsqueda de los desaparecidos como en la defensa de los derechos humanos.
Cada persona que puede ser identificada y entregada dignamente a quienes la buscan representa una victoria frente a la angustia y la incertidumbre de la desaparición. Para los familiares de Liberto Antonio Pineda Godoy y para los habitantes de la vereda donde falleció, la recuperación de sus restos y el reencuentro con los suyos constituyen un acto de reparación.
Más de 650 capturados y 40 heridos, entre militares, policías y estudiantes, fue el resultado de un enfrentamiento ocurrido durante la noche del 20 de abril de 1971 en la Universidad de Antioquia, después de una asamblea general, en el Sexto Encuentro Nacional Estudiantil. El joven reportero Carlos Uribe de los Ríos fue enviado por su periódico a cubrir esa noticia; hoy, más de cincuenta años después, el profesor y periodista recordó aquel año de 1971 y aquellos sucesos, en un «ejercicio casi arqueológico», como parte de la memoria de la violencia en la Universidad de Antioquia.
¿En manos de quién, y con qué propósitos, debe recaer la defensa del Estado? ¿Cuál es el papel de los ciudadanos en la provisión de seguridad? En esta columna de opinión, el profesor Julián Andrés Muñoz Tejada analiza las propuestas de colaboración entre ciudadanía y fuerza pública que inevitablemente recuerdan la puesta en marcha de organizaciones como las Convivir en los años noventa.
«¿Por qué debería importarnos que haya un museo de la memoria del conflicto armado? ¿Cuál es su pertinencia para nuestras conversaciones del presente?». Estas son algunas de disímiles preguntas que plantea el sociólogo Andrés Suárez en esta columna de opinión, donde recorre la obra física inconclusa del actual Museo Nacional de la Memoria, en Bogotá; una construcción a mediohacer de la que la Contraloría General dijo, en enero de 2024, presentaba fallas e irregularidades que representan pérdidas por más de 12 mil millones de pesos.
Un investigador mexicano, en pasantía por la Universidad de Antioquia, analiza la obra de Juan Manuel Echavarría y encuentra puntos de conexión entre las memorias de la violencia en Colombia y la realidad de las víctimas del narco y el Estado en los contextos de su natal Sinaloa y de su país.
Durante casi tres décadas, Juan Manuel Echavarría ha estado inmerso en la violencia de Colombia, le ha seguido los pasos en muchas partes, ha escuchado a muchas personas: víctimas, victimarios, testigos. De este quehacer y gracias a estos encuentros ha realizado trabajos que se reúnen en la exposición Cuando la muerte empezó a caminar por aquí…, disponible en el Museo de la Universidad de Antioquia hasta mayo de 2024.
«Las noticias de hace 25 años fueron horribles. Los escolares participábamos en marchas por la paz. Yo tenía casi 13 años y estaba en octavo grado. Recuerdo haber oído muchas cosas que pasaron, pero no tengo fijado el horror de aquellos momentos».
La periodista, escritora y profesora Maryluz Vallejo presentó en la Universidad de Antioquia su libro “Xenofobia al rojo vivo en Colombia”. Un libro para reivindicar la memoria de esas víctimas qué, muchas veces, ni las propias familias conocían.