La paz está en cuarentena, está confinada y aislada de las prioridades del gobierno ante la crisis económica y de salud que comienza a mostrar sus primeros efectos. El cumplimiento total del Acuerdo Final sigue en un segundo plano.
La sociedad colombiana tiene derecho a conocer cuál es la situación de sus archivos y, particularmente, es deber del Estado poner a disposición pública la información sobre violaciones a los derechos humanos.
«Gracias al ejercicio del periodismo, en un país que también lo ataca, nos informamos de las formas como la ciudadanía, sin rendir la mirada, reclama, protesta, marcha, grita, demanda, pide, exige, condena el mundo de desesperanza en el que ha quedado sumida».
A pocos días de las elecciones regionales preocupa la seguridad de líderes políticos y sociales en buena parte del país. “El miedo y la amenaza de muerte están a la orden del día. Unas circunstancias que dan cuenta de una sociedad que elige constreñida”.
“La universidad no debe ni puede callar cuando un líder o una líder social son asediados o asesinados. Aunque guarde luto, ella no se calla, porque entiende el valor de cada hombre o mujer que promueve o protege los derechos civiles y políticos”.
Hace 10 años, como cristalización del proceso afectivo, solidario y reivindicativo de las víctimas de Granada, nació el Salón del Nunca Más, un espacio representativo de todo el proceso vivido con los ejercicios de memoria.
La Convivir El Condor recibió su personería jurídica el 18 de noviembre de 1996 bajo el liderazgo de Juan Santiago y Pedro David Gallón Henao. Apenas 2 años y medio antes, el 2 de Julio de 1994, esos dos personajes, con una larga historia mafiosa, habían tenido un papel protagónico en el asesinato de Andrés Escobar.
Mientras asesinan a los líderes sociales, las encuestas luchan por recuperar la languidecida imagen del actual mandatario que, a poco de que se cumpla el primer año de su posesión, ni siquiera logra gobernar el país en donde al parecer se han instalado los bárbaros.
La superación de la impunidad, en todos sus niveles, debería ser el centro de las demandas sociales a la JEP y a la Comisión de la Verdad. Tal vez así se podrían romper los ciclos de violencia.
La justa dimensión de los logros de De la Calle es algo que el tiempo y las circunstancias del país permitirán difundir masivamente. Por el momento, la lectura de Revelaciones al final de una guerra es una invitación poco despreciable, porque habla y reflexiona sobre el ejercicio de la paz.