La paz está en cuarentena, está confinada y aislada de las prioridades del gobierno ante la crisis económica y de salud que comienza a mostrar sus primeros efectos. El cumplimiento total del Acuerdo Final sigue en un segundo plano.
Tres colombianos víctimas de exilio a causa del conflicto armado narraron en primera persona la violencia que sufrieron en el país, su experiencia en el extranjero y la manera como reinventaron su activismo político pese a las múltiples adversidades.
Para el director del Centro Nacional de Memoria Histórica, Darío Acevedo, el conflicto armado en Colombia se ha desdibujado por la participación de diversos actores armados y por los cambios que ha sufrido a causa de su extensión en el tiempo, lo que hace que la memoria sea un terreno de mayor disputa “no por principios sino por las circunstancias”.
El nuevo documental de Marta Rodríguez repasa las formas cruentas con las que el conflicto armado ha golpeado durante décadas al pueblo Nasa del Cauca y destaca su persistencia por la paz en medio de las adversidades de la guerra.
Para Daniel Pécaut, un problema del Acuerdo de Paz es que se firmó en un país que no tiene conciencia de nación: “es un país que nunca ha tenido ideologías, métodos, visiones de progreso”.
En un informe presentado por el IPC y Germanwatch en Europa, se da cuenta de la relación entre la minería del oro y el conflicto armado en el país, la violación de los derechos humanos, así como los beneficios de las multinacionales y la estigmatización de los mineros que no han accedido a un título.
2019 fue un año en el que se evidenció una vez más la tragedia de los niños reclutados por los grupos armados en el conflicto. El fenómeno nunca ha cesado y se prevé que continúe.
En el libro Organizarse para negociar la paz: Gobernanza de la paz negociada en Colombia, el profesor Germán Valencia analiza las instituciones gubernamentales que se han creado en el país desde 1981 y que han tenido como objetivo acercar, dialogar y negociar con actores armados.
Lo que comenzó como un proyecto que pretendía articular la clase de literatura con la cátedra para la paz, hoy es un laboratorio de escritura y arte que permite a los estudiantes sanar las heridas de la guerra, sensibilizarse ante el dolor ajeno y construir memoria en un pueblo que trata de ignorar su historia.
Fancy Orrego aspira a una curul en el Concejo de Medellín. Sus ideas son claras, seguir trabajado en la cohesión de su partido y en sus ideales de igualdad.