La directora de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas hace un balance de sus primeros tres meses al frente de la institución, que tiene la misión de dar con el paradero de 103 955 personas.

Por Víctor Casas

«Me quedan 57 meses», dice Luz Janeth Forero Martínez, quien el 14 de abril asumió la dirección de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD).

Esa cuenta regresiva parece marcar el ritmo de su agenda. En un día viajó de Bogotá a El Carmen de Viboral, su pueblo natal; visitó la Universidad de Antioquia para oficializar un convenio marco de cooperación y voló a Cúcuta a impulsar la búsqueda binacional de desaparecidos en las zonas de frontera.

En una casona colonial, donde funcionó su primer colegio y que ahora es sede del Instituto de Cultura de El Carmen de Viboral conversó con Hacemos Memoria. Habló de sus primeros tres meses al frente de la Unidad, de los cambios que quiere implementar y del relacionamiento con instituciones como la JEP y la Fiscalía.

Esta semana cumplió tres meses al frente de la Unidad ¿Cuál es su balance?

A estos tres meses se suman los dos que estuve estudiando la Unidad y entendiendo lo que pasaba. Estos meses a mí me dejan una claridad meridiana de lo que tenemos que hacer para avanzar y dar resultados. Yo tengo, literalmente, una obsesión frente al resultado. Y en una entidad como la mía, los resultados, desafortunadamente, no se han dado.

Es complejo, sí. Es difícil, sí. Pero, ¿Cuál es el resultado que esperan las víctimas? Que encontremos a los desaparecidos, ojalá vivos. Ese es el principio rector de la búsqueda. Y si no los encontramos vivos, encontrar sus cuerpos y que se los devolvamos a las familias para que hagan ese duelo que han suspendido por tantos años. Y lo otro que hacemos es entregar lo que llamamos el “informe de acaecido”, que no es un ejercicio académico de memoria, sino que es la memoria individual: ¿Qué le pasó a esa persona? Esto también resulta sanador y reparador para las familias. Lo hemos aprendido históricamente.

Entonces, mi balance dice que hay seis líneas estratégicas en las que hay que trabajar profundamente en estos 57 meses que me faltan en la Unidad. Y lo digo así porque todo mi equipo lo sabe: se nos acabó el tiempo, porque tenemos que dar resultados.

¿Qué resultados espera?

Primero, hay que fortalecer lo territorial. De verdad hay que desconcentrar y volcarnos a los territorios, porque la búsqueda se hace en el territorio. Fortalecer lo territorial es mejorar los equipos, cualificarlos, entrenarlos, pero también ampliar nuestras coberturas. No teníamos equipo en el Eje Cafetero, no teníamos equipo en Santander, no tenemos equipo en Huila, departamentos con grandes niveles de desaparición.

Entonces, hay que aumentar cobertura, pero los equipos también necesitan más autonomía para moverse en el territorio, es decir, no toda decisión territorial debe pasar por Bogotá. Eso es una urgencia. Y yo que soy del territorio, de la región, sé lo que significa a veces ese centralismo y ese «omnipoder» de Bogotá. En eso estamos trabajando.

También en instalar capacidad para la búsqueda. La búsqueda sigue siendo muy manual, los profesionales tienen que procesar grandes expedientes, volúmenes de datos pasando y pasando hojas, leyendo. Hoy hay tecnología para eso. Hay que introducirle tecnología a la búsqueda.

Los equipos territoriales deben tener antropólogos, médicos, para que podamos hacer recuperación casi en tiempo real. Además, tenemos que hacer un trabajo muy fuerte en materia de participación. El Acuerdo de Paz habla de la centralidad de las víctimas. Yo insisto: tiene que ser una participación más transversal, más integral a lo largo de todas las fases del proceso, menos instrumental.

Estoy segura de que muchas organizaciones de víctimas saben buscar mejor que nosotros ¿Por qué no trabajamos en equipos mixtos para hacerlo conjuntamente? Generemos eso, démosle una dimensión totalmente distinta a la participación, que no solo pasa por las víctimas en las organizaciones, pasa por toda la sociedad.

Muchos sectores de este país nos han preguntado cómo pueden aportar a la búsqueda. Y a veces es tan sencillo como que, por ejemplo, el sector de comunicaciones ponga la búsqueda en un primer plano y no ayude con procesos de pedagogía; o que el sector financiero, sin tanto ruego, comparta con nosotros bases de datos que nos ayuden a buscar a las personas. Porque recordemos que una persona que está desaparecida en un lado, puede ser una persona que está viviendo en otro lugar.

Tenemos que mejorar mucho el trabajo interinstitucional. Desafortunadamente a veces hay celos entre las instituciones y poco entendimiento de las competencias. Necesitamos un trabajo conjunto, armónico, con un propósito fundamental: la búsqueda. Independiente de que la haga la Fiscalía, la JEP, o que la hagamos nosotros, toda búsqueda es humanitaria.

Obviamente hay que mirar hacia adentro. Han sido cinco años de formar una institucionalidad. Y eso no es fácil, más en un país tan normatizado como este, pero debemos tener una institución mucho más flexible, más ágil, más adaptada a las verdaderas necesidades y a los contextos en que ocurre la desaparición.

Los equipos necesitan más autonomía para moverse. No toda decisión territorial debe pasar por Bogotá

¿Ese fortalecimiento territorial parte de una crítica? Lo digo porque uno de los asuntos que se le cuestionaron a la directora anterior fue ese centralismo, incluyendo, por ejemplo, el tema de la comunicación: todo tenía que pasar por Bogotá. ¿De ahí parte esa nueva apuesta?

Digamos que de ahí, porque uno obviamente hace balances de lo que ha pasado, sin embargo, yo he sido una convencida histórica de que un país tan vasto, tan diverso, lleno de regiones, de particularidades como este, no se puede ordenar, no se puede dirigir, no se puede liderar a nivel central. Tiene que haber una relación absolutamente dialéctica con el territorio. Tiene que estarse retroalimentando permanentemente, entonces por eso le digo a mis equipos que deben tener autonomía, independencia, capacidad de decisión, tienen que tener vocería.

Las relaciones que hay que establecer en un territorio son distintas a las que se establecen en otro. La forma como te mueves está determinada por el contexto, por los conflictos vigentes, por los actores sociales que tienen más o menos fuerzas en unos territorios y en otros.

«Debemos tocar las puertas de las universidades de una manera mucho más contundente», afirma Forero Martínez, quien el 13 de julio visitó la Seccional Oriente de la Universidad de Antioquia. Foto: Yonier Valencia.

Los insumos que dejó la Comisión de la Verdad, que no son solo el Informe Final sino también los reconocimientos y las decenas de entrevistas a responsables ¿Cómo enriquecen el trabajo de la Unidad?

Indiscutiblemente la información es el insumo fundamental para la búsqueda. Algunas informaciones tienen más complejidades que otras por la metodología de recolección, por el propósito para el que fueron recaudadas. Entonces, ahí hay que hacer unas adecuaciones para que pueda ser utilizada.

En el trabajo de la Comisión de la Verdad claramente hay un insumo muy valioso, que en realidad son los Acuerdos de la Verdad. Pero los Acuerdos de la Verdad la mayoría son videos, audios, información más difícil de procesar. Entonces, ahí es donde mi segunda línea estratégica de tecnología para la búsqueda está explorando cómo podemos acceder a esa información, cómo podemos recuperarla para que aporte a la búsqueda.

Por otra parte, ¿Cómo está la relación con la JEP y con la Fiscalía? Porque en estos primeros cinco años trascendió información sobre dificultades en el entendimiento con ambas instituciones.  ¿Cómo se puede corregir eso para que haya verdadera articulación?

Yo soy una convenida de que las instituciones tienen que trabajar de manera armónica para cumplir los fines del Estado. Estamos reconstruyendo muy buenas relaciones con la JEP, con la Fiscalía, con Medicina Legal, en el entendido de que somos instituciones complementarias. No instituciones que compiten, sino que se refuerzan y trabajan conjuntamente por un mismo propósito.

De hecho, esa idea de que «toda búsqueda es humanitaria» surgió hablando con el presidente de la JEP, cuando estábamos precisamente analizando las causas por las cuales no había una relación armónica entre nosotros, que somos instituciones hermanas del Sistema Integral para la Paz. Yo le dije: «doctor Roberto Vidal, toda búsqueda es humanitaria independientemente de que la haga usted, de que la haga la Fiscalía o que la haga yo». Porque finalmente el propósito de la búsqueda es aliviar el sufrimiento y eso nos pone a todos en el mismo plano desde nuestras diferencias y nuestros alcances.

Estamos generando mecanismos de articulación más agiles y rápidos. Hay que entender que una cosa es lo que acordamos los directivos a nivel nacional y cómo eso va bajando a los territorios. Son prácticas que se tienen que ir instalando con el paso del tiempo. Y que parten de una gran voluntad política de estas instituciones que tenemos un propósito superior al que le debemos apostar.

El propósito de la búsqueda es aliviar el sufrimiento

Respecto a los Planes Regionales de Búsqueda ¿Cómo se conectan? ¿Cómo están pensados? ¿Cómo se articulan para facilitar la búsqueda?

Para nosotros el Plan Regional es un instrumento, una herramienta metodológica que crea una forma de abordar la búsqueda.

No se puede abordar la búsqueda caso a caso, sin entender las conexiones, las relaciones que tiene con dinámicas de desaparición, con territorios, incluso con momentos históricos. Esto nos permite agrupar casos, entender dinámicas, armar líneas y unidades de análisis y plantear hipótesis que vamos a resolver en el trascurso de la investigación. Ese es un componente de esta metodología.

Para nosotros es muy importante entender la desaparición desde donde ocurrió el hecho, obviamente eso transita hasta el sitio donde los podemos encontrar, pero probablemente en el sitio donde ocurre el hecho es donde están las circunstancias estructurales que originaron la desaparición. Por eso, la agrupación con un componente territorial, pero no solo territorial, porque mira que son muchas variables las que se cruzan. Y por eso insisto que son de orden metodológico.

Usted ha empezado esta entrevista diciendo que le quedan 57 meses ¿Qué debe pasar para que en 57 meses usted sienta que cumplió la tarea?

Llevo tres meses y pienso que hay cosas que ya logre, por ejemplo, empezar a flexibilizar la institución y cosas de la práctica, porque esto finalmente es una práctica: buscar es una práctica.

No voy a decir que encontré a todos los desaparecidos de Colombia, pero sí diré que di resultados. Y eso sería recuperar y entregar a muchas personas.

Yo tengo muchos indicadores de gestión, pero mí indicador es el número de entregas, el número de personas reencontradas, el número de reportes de lo acaecido que hayamos compartido con las familias en un acto reparador y sanador. Esta institución está trabajando para ofrecer resultados. Es una mirada pragmática, pero con un propósito superior.

Directora, le pido que dentro de 57 meses nos volvemos a reunir aquí, en su antiguo colegio, y hagamos el balance.

Cerramos aquí. Hacemos un informe desde aquí.