En la Seccional de Oriente de la Universidad de Antioquia se llevó a cabo el conversatorio sobre los retos y experiencias de la búsqueda de personas dadas por desaparecidas en el Oriente Antioqueño. En esta subregión hay por lo menos 3149 personas desaparecidas.


Por Valentina Chavarría
Foto: Yonier Valencia

Esta semana Luz Janeth Forero, directora de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), y John Jairo Arboleda, rector de la Universidad de Antioquia, presentaron el convenio marco de cooperación entre las dos instituciones en la Seccional Oriente de la UdeA, que tiene como uno de sus objetivos unir esfuerzos para la búsqueda de personas desaparecidas y generar espacios de conversación sobre este tema.

Forero subrayo la necesidad de visibilizar la existencia de la Unida de Búsqueda pues afirma que a día hoy todavía hay muchas personas que no conocen la institución ni su mandato. La directora explicó que uno de sus principales objetivos es descentralizar la Unidad: “la búsqueda debe hacerse desde el territorio con las organizaciones que conocen los lugares y sus dinámicas, además que de ellas hemos aprendido históricamente”. También resaltó la importancia de avanzar en la tecnología para la búsqueda y las metodologías para que esta tarea sea más rápida y oportuna: “el Estado no se puede permitir que las familias mueran sin encontrar a sus desaparecidos” concluyó.

Tras la instalación y las palabras de la directora de la UBPD y el rector de la UdeA se dio el conversatorio «Experiencias y retos de la búsqueda de personas desaparecidas en el Oriente antioqueño», con la participación de la investigadora Sabina Carmona, de la UBPD; Adriana Arboleda, de la Corporación Jurídica Libertad; Flor Gallego, lideresa de víctimas de El Carmen de Viboral, y la moderación de Adriana González, de Hacemos Memoria.

La conversación abordó tres puntos clave: la participación de las víctimas en la búsqueda, la articulación con la institucionalidad y la confianza.

Arboleda afirmó que ha sido muy complejo construir una confianza con las instituciones, debido a que su trabajo se centra en las víctimas de crímenes de estado: “Ha sido un proceso de amor y odio. Por muchos años las víctimas han visto a la institucionalidad como el enemigo, esa confianza implica trabajar y construir colectivamente”.

Carmona, por su parte, habló señaló la necesidad de que las personas conozcan cómo funciona la Unidad: “para nosotros es importante que sepan que la Unidad tiene un enfoque humanitario y no judicial, para que se pueda generar esa confianza”. Y que, si bien ha sido compleja la relación de las víctimas con la institucionalidad, ésta es muy necesaria y facilita la búsqueda y la sistematización de la información.

Gallego, como representante de las víctimas en el conversatorio, mencionó la necesidad de que la participación sea más activa, que se les permita estar en los lugares donde la UBPD adelanta su trabajo: “no es fácil cuando está la Fiscalía, la UBPD, Medicina Legal, la JEP, pero nosotros no tenemos la información clara de la búsqueda. Como víctimas exigimos que nos den los espacios para ir a la búsqueda, que no tengamos restricciones; no queremos escuchar que una de las razones por las que no nos permitan ir a los lugares es porque podemos sentir mucho dolor, como si no fuera suficiente dolor tener a un familiar desaparecido”.

En respuesta, Carmona explicó que la Unidad piensa fortalecer la participación, que sea más activa y colaborativa y que las familias sientan que realmente hacen parte del proceso de búsqueda. Arboleda, por su parte, agregó que esa participación debe ser real y no se puede quedar en el papel. Asimismo, pidió que las instituciones no hagan lo que las víctimas ya hicieron: “las entidades no tienen por qué estar repitiendo lo que las organizaciones ya hemos hecho. Nosotros documentamos el número de víctimas, hasta hemos hecho fichas antemortem, pero se las mandamos a la Unidad o a la Fiscalía y ellos deben designar un antropólogo o un abogado que lo haga, y se demoran siete meses o más en hacer lo que nosotros ya les habíamos entregado. Eso atrasa más los procesos de búsqueda”. Arboleda señaló que la confianza debe ser un asunto bilateral, y que para eso se necesita voluntad política y una articulación más activa, por ejemplo, con instituciones educativas.

Finalmente, otro de los retos que se discutieron fue el acceso a la información, pues existen todo tipo de fuentes: bases de datos, informes, fuentes humanas, documentales, pero es complejo porque no todas están articuladas. Por eso, Carmona mencionó la necesidad de implementar estrategias tecnológicas para compilar la información y que sea más accesible. Frente a este tema, Gallego agregó que es importante recordar que la fuente primaria es la voz y la experiencia de las víctimas.