María Raquel Soto y Luz Dary Quintero son las realizadoras del documental Pa’ mi es historia, que narra la vida y el trabajo de este líder campesino. Desde hace más de diez años ellas rescatan memorias de líderes del Oriente antioqueño.

 

Por: Pompilio Peña Montoya

Foto: captura de Youtube Producciones El Retorno, documental Pa’ mi es historia

A casi tres horas a pie desde la zona urbana del municipio de Argelia, en el Oriente antioqueño, queda la vereda San Luis, asentada entre colinas y riachuelos. Esta vereda, creada a finales de los años 60 por una docena de familias arrieras, fue el hogar de Gabriel Valencia Ocampo, un notable líder campesino cuya memoria quedó consignada en el documental Pa’ mi es historia, producido por María Raquel Soto y Luz Dary Quintero, dos campesinas de la región que desde hace 10 años realizan trabajo comunitario en esta zona de Antioquia.

Ellas hacen parte del colectivo audiovisual Producciones El Retorno, que las formó en la creación de video a través de su Escuela de Creación Documental, en la que nació la idea de estas mujeres de comenzar a registrar la vida campesina, sus avatares y alegrías, además de la rica fauna y flora de la región, pero, sobre todo, de rescatar las memorias de aquellos líderes campesinos que por años han trabajado por sus comunidades, a veces en un completo anonimato, y que han padecido los horrores de la guerra como es el caso de Gabriel Valencia. Lea también: El Retorno: contar la vida propia para encontrarse en comunidad.

El documental Pa’ mi es historia, producido en el 2015, se ha convertido hoy en Argelia en una pieza clave para comprender la historia de este municipio y les ha ayudado a los jóvenes del pueblo a comprender la importancia de liderar iniciativas colectivas, según expresó María Raquel. Ella y Luz Dary conocieron la historia de don Gabriel por oídas de sus familiares. Desde niñas escucharon hablar de un hombre que intermediaba con la alcaldía, que programaba jornadas con vecinos para arreglar vías y hacer caravanas de mulas para sacar el café de las profundidades de estas montañas e, incluso, que había tenido el valor de no ceder ante las exigencias de los grupos ilegales que llegaron a la región desde finales de los años 70.

Motivadas por aquellos recuerdos decidieron buscar a este personaje y lo encontraron en su casa, ya debilitado por la enfermedad, pero con la disponibilidad y alegría de hablar de su pasado. Durante cinco horas lo grabaron acostado en su cama. Don Gabriel les habló de su niñez y de su juventud cuando andaba descalzo por toda Argelia, de sus padres, de cómo era la tranquilidad del campo y de la felicidad de casarse con Edilma Ocampo en 1964, cuando tenía 23 años. Les habló de la primera Junta de Acción Comunal de San Luis, de los puentes que ayudó a construir, de la escuela de la vereda, de la llegada del teleférico a la región y de la instalación de la electricidad en aquella región tan apartada.

El líder también les narró un episodio de violencia muy doloroso para él: la desaparición de su hijo Gabriel, en el año 2005, y el hallazgo de su cadáver en el municipio, pocos días después, cuando las autoridades militares lo presentaron como un guerrillero muerto en combate, situación que también vivieron otras familias campesinas de la zona. Don Gabriel no quiso que la muerte de su hijo quedara impune. Así que hizo la respectiva denuncia y en mayo del 2010, cuatro militares fueron condenados a 33 años de cárcel por este asesinato.

La desaparición del hijo de don Gabriel, explicó María Raquel, ocurrió en un periodo de fuerte violencia en la región caracterizado por amenazas a la población civil, asesinatos selectivos y el desplazamientos de miles de personas, de hecho, según datos de la Fiscalía, la población de Argelia pasó de 10.852 habitantes a 6.823. Uno de los hechos más recordados fue la masacre de seis miembros de una misma familia en febrero del 2004 en la vereda El Oro, la cual habría sido cometida por miembros del Frente 47 de las Farc.

Foto: captura de Youtube Producciones El Retorno, documental Pa’ mi es historia.

Todos estos episodios están narrados en Pa’ mi es historia, que dura poco más de 16 minutos y que le permitió a Luz Dary entender el valor de aquel campesino que tenía frente a la cámara: “No comprendí la importancia de rescatar las memorias de don Gabriel hasta que el documental estuvo listo; lo compartimos primero con algunos de los familiares de don Gabriel, que murió tres meses después de la entrevista, y luego en el pueblo, y noté que este tipo de historias sirven como alicientes para otros líderes. Me llevo la impresión de que este líder fue un enamorado de la vida, un hombre entregado a la comunidad y a la tierra. Lastimosamente la violencia lo golpeó mucho y cuando lo entrevistamos para el documental ya estaba enfermito, se le notaba la tristeza por la muerte de su mujer un par de años atrás, sumada al asesinato de su hijo”.

Para María Raquel es importante rescatar las memorias de estos líderes campesinos “porque nosotros necesitamos que las mismas comunidades entiendan cómo son y fueron nuestras raíces, nuestros orígenes, pues es la única forma que se puede construir en comunidad y en paz. Lograr que la gente reflexiones al ver este documental y otros más que hemos hecho, es muy valioso para nosotros, porque queremos que los niños, las mujeres, los hombres y los jóvenes adviertan que es posible construir y hacer una bella vida en el campo sin tener que irse a la ciudad”.

Es por esto que tanto María Raquel como Luz Dary tienen la esperanza de que el documental Pa’ mí es historia ayude a que la sociedad valore mucho más el trabajo de los líderes rurales y a que los jóvenes permanezcan en el campo y sigan sus enseñanzas. Por eso recorren las veredas de Argelia buscando historias de personas que, como hizo don Gabriel, buscan construir prosperidad para sus vecinos.