Tres organizaciones sociales que fueron aliadas del Centro Nacional de Memoria Histórica en Antioquia decidieron retirar su apoyo a esa entidad luego de la posesión de Darío Acevedo como director. Sus representantes aseguran que harán veeduría al trabajo que adelante el Centro y que emprenderán iniciativas de memoria independientes.

Por: Esteban Tavera
Foto: archivo CNMH

La Corporación Región, el nodo Antioquia de la Red de Lugares de Memoria y la Corporación Jurídica Libertad fueron aliadas fundamentales para la consecución de algunos de los objetivos que el Centro Nacional de Memoria Histórica se trazó en el departamento de Antioquia. Esta relación, sin embargo, luego de la posesión del historiador Darío Acevedo Carmona como director general del CNMH, se encuentra en estado crítico. Así lo afirma Marta Villa, directora de la Corporación Región, entidad que tuvo bajo su cargo la elaboración del informe Granada: memorias de guerra, resistencia y reconciliación y que participó en la construcción del libro Medellín: memorias de una guerra urbana. “Nuestra relación con el CNMH se construyó con base en la confianza que había entre las instituciones, pero también de acuerdo con un reconocimiento mutuo de idoneidad. Esa relación ya no existe. Si uno mira el historial de Darío Acevedo, él se ha pasado las últimas décadas viendo a las ONG con estigmas como que son soporte de las guerrillas o que son voceras de los grupos subversivos, por eso creo que es difícil que bajo esa mirada se pueda construir una relación de confianza”, aseguró.

Una postura similar asumió el nodo Antioquia de la Red de Lugares por la Memoria, que en este departamento reúne al Salón del Nunca Más, de Granada; el Centro de Acercamiento para Reconciliación y la Reparación (CARE), de San Carlos; el Centro Remanso de Paz, de Pueblo Bello; y el Museo Casa de la Memoria de Medellín.

“Nosotros con el Centro fuimos como una familia durante la dirección anterior, pero ahora ¿qué podemos esperar de una persona que no reconoce que en este país hubo un conflicto que dejó una enorme cantidad de víctimas? La desconfianza que tenemos es mucha, por eso estamos dispuestos a retirarnos del CNMH, retirar todos los archivos que tenemos allí y las cosas que hemos construido mancomunadamente”, dijo Ángela Moreno, coordinadora del Nodo.

Ese mismo malestar tienen los integrantes de la Corporación Jurídica Libertad, una organización que ha apoyado al CNMH en la elaboración de varios informes de memoria y que firmó con esa entidad un acuerdo de cooperación que buscaba que el capítulo Antioquia del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, del cual hacen parte, done su archivo al CNMH.

Según Adriana Arboleda, directora de la Corporación Jurídica Libertad, en su organización ya se tomó la decisión de suspender el cumplimiento del acuerdo y de no adelantar ningún trabajo con el nuevo director, Darío Acevedo. “No hay ninguna posibilidad de que nosotros nos relacionemos con una persona que ha hecho señalamientos en nuestra contra y que desconoce el trabajo que hemos adelantado en el proyecto Colombia: Nunca Más, que documenta las violaciones a los derechos humanos que han ocurrido en el marco del conflicto armado”.

Lo que queda por hacer

El distanciamiento que se generó entre estas organizaciones y el Centro Nacional de Memoria Histórica tras el nombramiento del nuevo director no es sinónimo de inmovilización. Todo lo contrario, para estos colectivos, el actual escenario representa un reto enorme para la ciudadanía que, según las fuentes consultadas, debe asumir dos compromisos a futuro. En primer lugar, como lo menciona Villa, este es un momento para hacer veeduría de los ejercicios de memoria que emprenda el CNMH bajo la nueva dirección. “Lo que nos queda es una acción de veeduría y control en relación con el mandato del Centro y con la protección de la información que hay allí. En esto es importante incluir a organismos y a académicos de carácter internacional”.

Y, en segundo lugar, de acuerdo con Arboleda, en este contexto emerge el reto de emprender más acciones de memorias que sean independientes a la institucionalidad. “Tanto las víctimas, como las organizaciones sociales y la academia no podemos seguir dejando que la memoria se mueva en los vaivenes de la política institucional. Este no puede ser un ejercicio de la oficialidad, sino que debemos ser los actores sociales quienes impulsemos esas acciones, mucho más cuando hay gobiernos que niegan los conflictos, que se sientes vencedores y que sobre esa base quieren hacer una interpretación de la historia”, concluyó.