El director del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), Gonzalo Sánchez, advirtió en la charla inaugural de la Maestría en Ciencia Política, en la seccional Oriente de la Universidad de Antioquia, que el primer año de funcionamiento de la Justicia Especial para la Paz (JEP) y de la Comisión de la Verdad tendrá dificultades, pues su labor será objeto de debate electoral en los comicios del 2018. Además, habló de la importancia que representa el testimonio para la memoria, la historia y la justicia.

Por Juan Camilo Castañeda

Ante la implementación del Acuerdo de Paz que firmaron el Gobierno y las Farc, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) enfrenta nuevos retos. Uno de ellos es el de propiciar un diálogo entre las experiencias que ha recogido en una década de trabajo y la labor que cumplirán instancias como la Jurisdicción Especial para la Paz y la Comisión de la Verdad.

Gonzalo Sánchez, director del CNMH, reconoce que instituciones como la Comisión de la Verdad cumplirán funciones muy parecidas a las de la organización que dirige: “Al igual que nosotros, ellos van a escuchar a las comunidades, y pondrán en la esfera pública esas voces, eso es bueno porque el país necesita escuchar aún más a las regiones”.

Sánchez, que tiene una trayectoria investigativa sobre el conflicto de más de treinta años, cree que el escenario que enfrentará la Comisión de la Verdad será muy complejo, pues tendrá influencia en el plano político, social y territorial; además, porque su trabajo comenzará en plena campaña política: “Hay muchas desacreditaciones sobre la Comisión y sobre la JEP, y todas están atravesadas por la coyuntura electoral”, comentó Sánchez.

Según Sánchez, que el sistema de justicia transicional se convierta en objeto de debate electoral es un problema, y estas son las razones que expone: “Primero, porque dificultará las labores de las personas que integren la JEP, la Comisión de la Verdad y la Comisión de Búsqueda de Personas dadas como Desaparecidas; segundo, es un problema para la sociedad porque el aparato de justicia transicional no podrá cumplir con su cometido de cerrar el conflicto armado”, explica.

Sánchez reconoce que ante el escenario político surgirán más grupos, comunidades y centros que abordarán el tema de la memoria: “Nosotros celebramos la diversidad, tenemos como principio promover que todas las voces puedan hablar; entonces, no vemos esta nueva etapa como un problema, sino como algo positivo para la sociedad. Lo que hay que mirar es la manera de articular todos esos nuevos escenarios”, dice el director del CNMH.

El CNMH está adelantando conversaciones con la JEP para realizar un trabajo conjunto. Sánchez explicó, por ejemplo, que uno de los objetivos de este año es entregar un balance sobre las metodologías implementadas en el trabajo con las comunidades y los aprendizajes del CNMH en la construcción de su archivo, una información que será útil para las instituciones que están en proceso de creación.

La Justicia Especial para la Paz está recibiendo apoyo del CNMH en la preparación de los archivos que diversas comunidades e instituciones pondrán al servicio de los tribunales y de la Comisión de la Verdad. “Ahí hay una tarea inmensa por la cantidad de archivos que quieren valorar”.

El investigador explicó que uno de las tareas más complicadas para la Comisión de la Verdad es la organización de las cifras del conflicto armado. En el CNMH desde hace varios años un grupo de unas 60 personas trabaja en la consolidación de datos que han arrojado sus investigaciones: “Vamos a entregar las cifras casi definitivas de las dimensiones del conflicto a la Comisión de la Verdad; eso les quitará una responsabilidad enorme a ellos y les permitirá, entonces, dedicarse a escuchar más a las personas en las regiones”.

Testimonio, justicia y memoria
En la charla inaugural de la Maestría en Estudios Políticos, que se ofrece en la seccional Oriente de la Universidad de Antioquia, Gonzalo Sánchez presentó una reflexión académica que tituló Testimonio, memoria y justicia, donde habló sobre el uso del testimonio en diferentes escenarios: la construcción de producciones históricas, la sentencia judicial y los relatos de memoria.

Según Sánchez, “el testimonio en la historia sirve para esclarecer; en la justicia, para atribuir responsabilidad; y en la memoria, para captar la experiencia y construcción de sentido de lo que nos ha pasado”.

Como explica el director del CNMH, el testimonio tiene una relación de servidumbre con la historia y con la justicia. En la primera disciplina, el testimonio hace parte de un amplio espectro de fuentes –entre los que también se encuentran documentos públicos y privados, periódicos, diarios personales, literatura –; además, es sometido a un riguroso examen de veracidad y tiene la función “de aportar a la producción de un conocimiento esclarecido”.

En la justicia, de acuerdo con Sánchez, el testimonio es un instrumento que está en función de las partes comprometidas en un pleito, a quienes les sirve como prueba para defender sus posturas frente a un hecho. “En el escenario judicial el uso del testimonio se cierra con un acto de autoridad, cuyo sello distintivo es la absolución o la atribución de responsabilidad. En la historia, en cambio, el trabajo con el testimonio queda abierto y puede ser sometido a la controversia, a la reafirmación o a la invalidación de la verdad invocada”, explicó.

En el caso de la memoria, según Sánchez, el testimonio, más que compasión, debe aportar comprensión y ayudar descifrar el sentido de la experiencia vivida en relación con la violencia; además, su uso no está necesariamente regido por criterios de verdad, “su enunciado en sí, incluso cuando es distorsionante o elusivo, puede rastrearse como un registro de experiencia cargada de sentido”, dijo.

En la justicia y en la historia, como explicó Sánchez, no se busca establecer empatías con los testigos que aportan su testimonio, pues lo despojan de emociones que puedan afectar la objetividad de la sentencia que dictará el juez o de la verdad que busca el historiador. “La memoria en cambio es el lugar en el que la emoción y la vivencia del testigo se pueden expresar libremente y exigen la atención del observador”.

Para Gonzalo Sánchez, a pesar de las diferencias tan marcadas en el uso del testimonio, “el escenario político actual lleva a que mundos que se veían tan separados, como tan sospechosos el uno del otro, empiecen a tener una conversación extremadamente productiva”, que aporte al momento de transición que vive el país.