Para el investigador social, Jorge Giraldo, es improbable que el Centro de Memoria esté en capacidad de crear una sola memoria, o una verdad oficial, porque el Estado carece de credibilidad y porque esa institución ha perdido relevancia.

 

Por Camilo Castañeda Arboleda

Desde su creación en 2011, tras la promulgación de la Ley 1448 – Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) se convirtió en la principal institución del Estado encargada de la construcción de memoria en Colombia.  Pero ahora, según el académico e investigador social, Jorge Giraldo, esa realidad cambió con el surgimiento de otras entidades como la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial de Paz que han entrado a moderar los ejercicios de verdad y memoria sobre el conflicto armado.

Para Giraldo, quien es doctor en Filosofía y decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Eafit, otro factor que relativiza el papel del Centro de Memoria es que le quedan dos años de trabajo, pues según la ley su labor irá hasta 2021. Por eso no cree que esta institución tenga la capacidad de construir una memoria única en Colombia o una verdad oficial que libre de responsabilidades a agentes del Estado y a terceros civiles en el conflicto como han expresado algunos sectores sociales. Ver: Toda construcción de memoria está abierta al escrutinio: María Emma Wills

Desde esa perspectiva a Giraldo no le parece descabellado que bajo la dirección de Darío Acevedo el Centro de Memoria escuche a los ganaderos y a los empresarios, pues, argumenta que en el conflicto armado colombiano no se ejerció una violencia unilateral, por lo tanto, conviene que sus informes sean polifónicos. Sin embargo, le parece reprochable que los trabajos se centren exclusivamente en su victimización y que se firmen convenios con agremiaciones para tales fines. Ver: En Colombia no puede haber una sola versión del conflicto: Darío Acevedo

Acerca de estos temas Hacemos Memoria habló con Giraldo, quien fue coinvestigador del informe Medellín: memorias de una guerra urbana y ensayista del Informe de la Comisión Histórica del Conflicto Armado y sus Víctimas, elaborado en el marco de los diálogos de paz entre el Estado y las FARC, en La Habana, Cuba.

 

Usted fue uno de los 14 académicos que integró la Comisión Histórica del Conflicto Armado y sus Víctimas, ¿qué reflexión le deja ese ejercicio respecto al debate actual referido a la construcción de la memoria histórica en Colombia?

Digamos que en la conformación de la Comisión Histórica del Conflicto había la intensión de que los comisionados reflejaban distintos puntos de vista: que hubiera historiadores, filósofos, economistas, sociólogos y personas de otras disciplinas. Hay que tener presente que tanto en un trabajo histórico como el que se pretendía hacer en La Habana, como en un trabajo de memoria, como el que hace el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la pluralidad miradas es un aspecto muy importante en la diversidad disciplinar y en las posiciones políticas.

¿Cómo percibe el cambio de dirección del CNMH en cabeza de Darío Acevedo?

El CNMH durante la dirección de Gonzalo Sánchez mantuvo una mirada particular, que se correspondía también con unas necesidades y condiciones de su momento, por ejemplo, tenía que aprovechar el material que se producía en los procesos de Justicia y Paz; entonces, es cierto que estos trabajos estaban muy centrados en el tema paramilitar y lo otro es que le daba prioridad a un grupo de víctimas de sectores populares que han tenido menos poder o menos influencia y que han sido ampliamente victimizados, por supuesto. Entonces había que empezar por algún lado.

Esto nos trae a la discusión actual con el CNMH. Me parece que las cosas que ha intentado hacer la actual dirección no son disparates, ha hecho cosas criticables, pero la idea de realizar ejercicios de memoria con sectores sociales con los que esta institución no había hecho trabajos me parece que es válida. En este punto quiero volver al tema anterior: hay que evitar una memoria oficial, tiene que ser una memoria pluralista que recoja muchas voces y que tenga en cuenta las características del conflicto colombiano: que es muy largo, complejo y tuvo, lo dice Iván Orozco, una victimización horizontal. Este es un conflicto en el que una gran parte de las víctimas son víctimas complejas, es decir que no se trata de un asunto de violencia unilateral, como el caso de Alemania.

La actual dirección del CNMH ha sido criticada por firmar convenios con agremiaciones como la Federación Nacional de Ganaderos Fedegán ¿Qué piensa al respecto?

Los acuerdos corporativos son innecesarios. Yo creo que los ganaderos merecen un ejercicio de memoria sobre lo que pasó en su sector social, ellos insisten en que han sido muy victimizados y es algo que creo cierto. Yo acabo de participar en un trabajo sobre contextualización acerca del tema de las empresas en Colombia y ahí hay un tema también: secuestros y ataques a infraestructura productiva. Pienso que el CNMH debe trabajar en eso, así como se ha ocupado de lo indígena, de los campesinos. También falta que se ocupe de lo que ocurrió con el sindicalismo. Ver: “Los empresarios aún sienten temor de hablar del conflicto”: Gustavo Duncan

Pero lo que no me gusta son los acuerdos corporativos. Es que una cosa es que uno como investigador vaya donde una fuente y otra cosa es hacer un convenio, eso sí de entrada le resta confiabilidad a todo el proceso. El CNMH debe hacer ejercicios de memoria con toda la sociedad, si se va a realizar un informe de los ganaderos está bien, pero será necesario hablar con las comunidades donde estaban asentadas esas haciendas. Yo creo que los ganaderos también son un sector oculto en cuanto a las responsabilidades en el conflicto armado. Entonces esos convenios pueden ser una torpeza porque la institución necesita mantener la confianza del conjunto de la sociedad.

Algunos sectores de víctimas han manifestado justamente que perdieron esa confianza y señalan, en términos generales, que la actual dirección del CNMH apunta a la creación de una verdad oficial. ¿Usted cree que esta dirección va hacia allá?

No creo que esa sea la intención. Tengo bastantes diferencias con la actual dirección, pero creo que esa es una afirmación que está en el nivel de la opinión, es muy pronto para decir si va hacia allá o no.

Lo más importante es que eso hoy es imposible, en parte por la falta de credibilidad que tiene el Estado en amplios sectores sociales. También porque en Colombia se construye memoria, historia y verdad judicial sobre el conflicto armado por lo menos desde hace 30 o 40 años, mucho antes del 2005 cuando se creó el Tribunal de Justicia y Paz o del 2007 cuando se creó el Grupo de Memoria Histórica. Y, finalmente, porque el trabajo del CNMH ahora confluye con dos afluentes de verdad muy grandes que son la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz.

Me parece que las organizaciones civiles están en su derecho de criticar, hacer las observaciones y alertas necesarias, pero creo que es un improbable que el Centro Nacional de Memoria Histórica esté en capacidad de crear una sola memoria.

¿Hacia dónde cree que se dirige la mirada del director actual?

El nuevo director dice que intenta ampliar la perspectiva del CNMH, él tenía la idea de que en la administración anterior había unos sesgos intencionales, yo no creo que fuera así. Lo que no hay que perder de vista es que este director fue nombrado para dirigir el Centro en sus últimos dos años de trabajo, la gente olvida que era una institución que por ley solo funcionaría diez años.

De acuerdo con lo que se estableció en el Acuerdo de La Habana, la Comisión de la Verdad debe recoger el acervo que construyó el CNMH en todos estos años. Considerando ese aspecto hoy relativizaría la importancia de la estrategia actual del CNMH dentro del contexto amplio de lo que es la memoria y la verdad en el país. Hace 5 o 6 años tenía relevancia, cuando era la única institución en el país que concentraba ese tipo de ejercicios, pero su papel se ha relativizado no solo por su horizonte de tiempo sino también porque hay otros moderadores de los ejercicios de verdad y memoria. Desde la academia producimos verdad histórica, la Jurisdicción Especial de Paz y Justicia y Paz aportan verdades judiciales, y la Comisión de la Verdad aporta verdades y memorias. Hay muchos jugadores y el peso específico del CNMH ha bajado mucho.