El 14 de septiembre, el Gobierno nacional reconoció al movimiento sindical de Colombia como sujeto de reparación colectiva luego de tres intentos fallidos en años anteriores. Dignificar la memoria de las víctimas y el desclasificar los archivos judiciales para evitar la impunidad son algunas de las acciones reparadores que propone el sindicalismo.  

Por Emmanuel Zapata Bedoya
Foto: archivo de la Escuela Nacional Sindical

“A mi papá lo asesinaron el 23 de abril de 1988”, afirmó Juliana Ochoa Madrigal, hija de Guillermo Ochoa Serna, profesor y líder sindical de la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida). “Lo mataron por idealista; fue lo que me dijo mi mamá cuando le pregunté por la muerte de mi papá. Yo tenía seis años y no entendí muy bien, pero ahora veo lo lindo y triste que eso significa”, prosiguió.  

Desde que tenía esa edad, Juliana ha tratado de esclarecer el asesinato de Guillermo Ochoa Serna. Los medios no arrojaron información que le permitiera avanzar en su investigación, y las instituciones del Estado no tenían pruebas ni interés para investigar ese hecho: “El Colombiano decía, en cinco líneas y en un rincón de la página, que había sido por delincuencia común. Y en la Fiscalía no había pruebas. Mucho de lo que se sabe de las muertes de los sindicalistas es porque las mismas familias lo hemos averiguado”, expresó.  

A sus diez años y a escondidas de su mamá, Juliana revisó los documentos que tenía en su casa relacionados con ese abril fatal de 1988. “Empecé a revisar los documentos que había en la casa y mi mamá, al darse cuenta, los botó. Con lo que ella no contaba era que yo tenía toda la información en la cabeza. Cuando estudié medicina logré comprender muchos aspectos del informe que realizó Medicina Legal sobre la muerte de mi papá. Ahí entendí que no había sido un asesinato por delincuencia común. A él lo mataron y lo mataron por ser sindicalista”, contó.  

Ese 23 de abril, Guillermo Ochoa Serna se encontraba en una tienda al frente del Liceo Superior de Medellín. Allí lo vieron con vida por última vez. Su cuerpo apareció muerto en Caldas, en el sector conocido como El Ventiadero. “Ahí lo mataron, de tres tiros de fusil y lo dejaron boca abajo. No se me olvida que me contaron una vez que a él lo torturaron; créame que no hay nada peor que eso. Uno solo espera que no lo hayan hecho sufrir, que su muerte hubiera sido rápida”, narró Juliana. Sin embargo, la persona que reconoció el cuerpo de Guillermo le afirmó a Juliana que él no tenía signos de tortura, pero que los disparos sí fueron de fusil.  

En el velorio, una situación extraña se presentó, pues afuera de la funeraria había un grupo de militares. “¿Por qué había Ejército afuera del velorio de una persona que se acababa de morir? Eso no era común, tampoco era un magnicidio para uno decir que debía haber presencia militar. En mis indagaciones confirmé que militares del B2, una de las brigadas de inteligencia del Ejército, fueron los asesinos de mi papá”, relató Juliana.  

“Quiero que se conozca la verdad. No hay dinero ni forma de reparación que me devuelva a mi papá. La verdad es necesaria para sanar”, expresó Juliana. Foto: archivo del periódico El Mundo.

Ella, quien ahora lucha por descubrir la verdad, pronunció un discurso el pasado 14 de septiembre en el acto “Reparar los sueños de libertad”, donde el Estado colombiano reconoció al movimiento sindical de Colombia como sujeto de reparación colectiva. Allí habló de cómo su historia se puede contar a través de los muchos otros relatos de personas que también fueron víctimas de esa persecución y oleada de violencia antisindical.  

Mucho tiempo, muchos informes 

El movimiento sindical de Colombia está representado por cuatro grandes grupos: la Confederación General del Trabajo (CGT), la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), todos incluidos en el Registro Único de Víctimas.  

Para ese reconocimiento como sujetos de reparación colectiva, cada una de las anteriores organizaciones presentó diferentes informes que mencionan las formas en que fueron afectadas por la violencia antisindical y cómo, de alguna u otra manera, sus miembros se sintieron desprotegidos por el Estado colombiano.  

La CGT presentó el informe Impactos y afectaciones del conflicto armado interno al sindicalismo en Colombia. Un aporte de la Confederación General del Trabajo –CGT– a la construcción de la verdad y la paz de Colombia.  

La CTC, por su parte, aportó a la declaración el informe Acallando la democracia, promoviendo el diálogo social. Impactos y afectaciones del conflicto armado al sindicalismo en Colombia. Caso Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC.  

La CUT presentó dos documentos: el primero, Genocidio al sindicalismo. Caso CUT: En reconocimiento a la lucha por la democracia y los derechos humanos, habla sobre esas pérdidas humanas que dejó la persecución antisindical; y el segundo, titulado En memoria a los líderes asesinados y perseguidos. Informe de la Central Unitaria de Trabajadores a la Comisión de la Verdad, fue entregado a la CEV 

Fecode y Adida entregaron los siguientes informes respectivamente: La escuela un territorio que resiste a la guerra y Resistir para educar: una apuesta contra el miedo. Patrones y contextos explicativos de la violencia antisindical cometida contra Adida. Además, Fecode le entregó a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) el documento La vida por educar: crímenes de lesa humanidad, de persecución y exterminio contra maestros y maestras sindicalistas, miembros de Fecode, con la intención de aportar a la verdad y hacer justicia por los casos allí incluidos.  

Según cifras presentadas por los movimientos sindicales, entre 1971 y 2023, fueron asesinados 3323 sindicalistas; hubo 449 víctimas de atentados, 254 desaparecidos forzosamente, 784 amenazados de muerte y 1987 desplazados. Esas cifras son reflejo de la violencia sistemática, sostenida y selectiva que se dio en contra de los sindicalistas en todo el territorio nacional.  

El reconocimiento de estas victimizaciones, que confluyen en que el movimiento sea considerado sujeto de reparación colectiva, se da después de tres intentos fallidos, ocurridos en 2016, 2018 y 2020. Según Juliana Ochoa Madrigal, “los gobiernos de turno no tenían voluntad política para hacer prosperar el proceso. A ellos nos les convenía el reconocimiento, porque en muchos casos el Ejército y las fuerzas armadas eran los responsables de las muertes y asesinatos, como es el caso de mi papá”, finalizó.  

Con lo anterior concuerda Martha Alfonso, docente de la ciudad de Medellín y quien figura como declarante en este proceso del movimiento sindical. “Llevábamos muchos años luchando por este reconocimiento. En los gobiernos anteriores, como en el de Duque, no hubo acuerdos ni avances significativos. Muchas veces creíamos que este momento no iba a llegar. Afortunadamente este Gobierno nos ha reconocido y el hecho de que el presidente reconociera todo el daño que sufrió el movimiento sindical en la década de los ochentas y noventas es muy importante para nosotros”. 

¿Qué busca el Movimiento Sindical con la reparación colectiva? 

Una de las peticiones que hacen las víctimas es la desclasificación de los archivos que tienen en su poder entidades estatales como la Fiscalía General de la Nación. “Nosotros pedimos que se desclasifique esa información. Que se nos permita a nosotras como víctimas y líderes conocer qué información hay allí”, asegura Marta Alfonso. Juliana Ochoa concuerda: “Con la desclasificación de esa información caerán muchos y recibiremos ese descanso que muchas víctimas deseamos. Conoceremos la verdad y esa es la única reparación que, personalmente, me interesa”.  

Marta Alfonso también espera que este reconocimiento sirva para que los movimientos sindicales y las luchas que emprendan sean reconocidas y dejen de ser estigmatizadas y rechazadas. “Acá me gustaría resaltar el papel que debe cumplir la memoria. Nuestras luchas en el tiempo no son gratuitas. Este reconocimiento es una voz de esperanza para esas víctimas que toda su vida han luchado por que no se olvide el nombre de hombre o esa mujer que luchó por los derechos de trabajadores como él, ella, usted o yo. Por eso es tan importante que en la reparación se entienda la memoria, esa memoria viva que le muestre a la gente que las cosas vale la pena lucharlas y cambiarlas”, expresa.  

Viviana Colorado López, socióloga, magister en Ciencia Política y quien ha trabajado por más de diez años en temas de derechos humanos y sindicalismo desde la Escuela Nacional Sindical, considera que el reconocer al Movimiento Sindical de Colombia como víctima es un hito en el país. “Lo que ocurrió en Colombia con la violencia sindical fue que se profundizó. Se agudizó en comparación con otros países de Latinoamérica. Es por eso que el hecho de ser reconocidos como víctimas marca un precedente en la historia del movimiento sindical, en sus víctimas y en Colombia”, explica.  

De acuerdo con la socióloga, una de las formas de reparar al Movimiento Sindical es frenando la estigmatización constante que padecen los sindicalistas. Asimismo, propone que se promueva la afiliación de trabajadores a estas agremiaciones y que se apoye la realización de campañas que, de forma progresiva, permitan terminar con la cultura antisindical que existe en las empresas y el sector privado.  

“Desde la Escuela Nacional Sindical estamos, precisamente, promoviendo una campaña para hacer pedagogía en cuanto a eso que desea el movimiento sindical: frenar la estigmatización, acabar con la violencia sindical y permitir más afiliación a los sindicatos por parte de los trabajadores. Esta campaña se llama ‘El sindicalismo cuenta”, agrega.  

La campaña “El sindicalismo cuenta” pretende sensibilizar sobre la importancia y la centralidad del movimiento sindical por la defensa de los derechos, sus aportes a la construcción de paz, la justicia social y la democracia, en el contexto que permite esta declaratoria del movimiento sindical como sujeto de reparación colectiva.  

Según expresa Viviana Colorado, “esta campaña es una forma de aportar a la reparación colectiva desde el mismo movimiento sindical. Somos conscientes de que esto es algo que no solo le compete al Gobierno nacional, sino que desde nuestra misma labor debemos seguir contribuyendo a la construcción de la democracia y de un país más justo para todos y todas”.