En el departamento hay 78 sujetos de reparación colectiva reconocidos por el Estado; tres están en Medellín. Mientras las poblaciones que los componen señalan lentitud en los trámites, la Unidad para las Víctimas aduce que se ha avanzado pero aún hay muchos retos por enfrentar.
En la vereda La Esperanza, de El Carmen de Viboral, el proceso de reparación colectiva se ha pausado en diferentes ocasiones. El cambio de profesionales que llevan el proceso, el silencio de la Unidad para las Víctimas en las etapas iniciales y algunas diferencias entre las mismas víctimas de la vereda han hecho que este proceso ya se tome más de diez años. En este momento, aunque ha habido algunas reuniones, sigue en la incertidumbre.
El 14 de septiembre, el Gobierno nacional reconoció al movimiento sindical de Colombia como sujeto de reparación colectiva luego de tres intentos fallidos en años anteriores. Dignificar la memoria de las víctimas y el desclasificar los archivos judiciales para evitar la impunidad son algunas de las acciones reparadores que propone el sindicalismo.
El corregimiento San José, de La Ceja, retomó el 12 y el 13 de septiembre el proceso para ser reconocido como sujeto de reparación colectiva, el cual había iniciado en 2021 pero que, debido al cambio de Gobierno nacional, estuvo frenado por casi un año.
En marzo de 2003, paramilitares del Bloque Héroes de los Montes de María desaparecieron a Apolinar Antonio Vaquero Gamarra en el corregimiento Libertad, donde, según la Unidad de Víctimas, la mayoría de víctimas son de violencia sexual.
El 95 por ciento de la población de este municipio del Oriente antioqueño es víctima del conflicto. La zona urbana fue considerada como sujeto de reparación, pero el deseo de las víctimas aún está lejos de cumplirse.
En las últimas dos décadas, la movilización social de los sectores LGBT tomó fuerza y logró hacerse visible dentro de las agendas de paz. En el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia destacamos cinco logros que han alcanzado las personas LGBT en relación a su reconocimiento como víctimas del conflicto armado.
La Mesa LGBT de la Comuna 8 de Medellín se convirtió en la primera organización de los sectores LGBT en ser reconocida como Sujeto de Reparación Colectiva en el marco del conflicto armado colombiano. Pero la reparación ha sido una disputa permanente con el Estado por encontrar puntos en común.
Los dos procesos de reparación colectiva que adelantan las víctimas de Machuca están a medio camino. Ninguno ha superado la tercera de las seis fases que incluye la ruta de reparación establecida por la Unidad para las Víctimas.
“Sin mascar palabras” narra la historia de violencia y resistencia de los habitantes de Tulapas, una zona del Urabá antioqueño atacada por grupos paramilitares desde mediados de la década de los noventa.