En las últimas dos décadas, la movilización social de los sectores LGBT tomó fuerza y logró hacerse visible dentro de las agendas de paz. En el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia destacamos cinco logros que han alcanzado las personas LGBT en relación a su reconocimiento como víctimas del conflicto armado.

Por: Julio C. Londoño Á

La historia del conflicto en Colombia y el impacto que ha tenido sobre la vida de las personas LGBT está por escribirse. Sin embargo, en las últimas dos décadas una serie de hechos han marcado el avance y la visibilización de estos sectores en la búsqueda de verdad y justicia sobre lo ocurrido en el marco del conflicto. Según registros de la Unidad de Víctimas, cerca de 3.122 personas LGBT han sufrido hechos victimizantes entre homicidios, desplazamientos, amenazas, desapariciones y delitos contra la libertad y la integridad sexual.

Para poder acceder a una legislación que reconociera de manera diferencial a los sectores LGBT, la movilización social enfrentó una transformación que la hizo ampliar su lucha más allá de una agenda global que, en la primera década del 2000, se centraba en la consecución de derechos como el matrimonio, la adopción y las garantías patrimoniales de las parejas del mismo sexo.

Planeta Paz

El contexto para esta transformación fueron los diálogos de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las Farc, cuando surgió Planeta Paz, la primera plataforma que reunió a los colectivos LGBT con movimientos afro, campesinos, indígenas, sindicalistas y de mujeres, para crear una agenda común e incluirse en una posterior negociación.

Según explica el historiador Pablo Bedoya Molina, este proyecto permitió la introducción de las siglas LGBT al país como una sombrilla para reunir a colectivos de lesbianas, gais y personas transgénero que venían trabajando de manera desarticulada desde décadas anteriores. Sin embargo, afirma que para ese momento “las discusiones que se dieron en Planeta Paz giraban en torno a cómo nombrarse, quiénes somos y cómo visibilizarnos. Eso fue muy importante, pero los debates frente a la justicia, la verdad, la memoria histórica y la reparación llegaron después con la Ley de Víctimas”.

Gracias a la aparición de Planeta Paz, se logró la consolidación de las organizaciones que actualmente abanderan la defensa de los Derechos Humanos de la población LGBT en el país, como Colombia Diversa, surgida en 2004, en Bogotá; Santamaría Fundación en Cali y Caribe Afirmativo en Cartagena, fundadas ambas en 2009.

La Ley de Víctimas

La garantía de derechos para las personas LGBT en Colombia ha estado marcada por una larga lista de omisiones por parte del Congreso de la República, que ha archivado la mayoría de los proyectos de ley referentes a estos sectores. Es gracias a los fallos de la Corte Constitucional que hoy son una realidad el matrimonio igualitario, la adopción por parte de parejas del mismo sexo, el cambio de nombre, el acceso al espacio público, las visitas conyugales en cárceles para personas LGBT y los derechos patrimoniales a la par de las parejas heterosexuales.

Sin embargo, esta cadena de olvido se rompió en 2011 cuando el Congreso aprobó la Ley 1448 o Ley de Víctimas, que se convirtió en la primera norma que reconoció explícitamente a los sectores LGBT. Esta ley planteó el primer enfoque diferencial referente a las orientaciones sexuales y permitió a las personas LGBT reconocerse como víctimas y acceder a medidas de atención, reparación y garantías de no repetición por sus afectaciones particulares en el marco del conflicto armado.

La sentencia contra alias ‘Botalón’

Arnubio Triana Mahecha, alias ‘Botalón’, exjefe paramilitar de las Autodefensas Campesinas de Boyacá, ordenó el asesinato de varios jóvenes gais y mujeres trans en el municipio de Puerto Boyacá. En su prontuario se inscriben delitos como el asesinato, la desaparición forzada y el reclutamiento de menores.

En diciembre de 2014, la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá emitió un fallo contra ‘Botalón’ y sus hombres en el que se reconoció por primera vez desde la existencia de la ley de Justicia y Paz, los ataques contra las personas LGBT como violencias basadas en género. Además, el fallo generó un precedente para que los despachos de justicia transicional incorporaran un enfoque diferencial que tuviera en cuenta las orientaciones sexuales e identidades de género dentro de las investigaciones.

El primer sujeto de reparación colectiva de los sectores LGBT

Las violencias padecidas por las personas LGBT en los distintos conflictos armados alrededor del mundo han sido ignoradas o marginadas por parte de los tribunales de justicia transicional. El caso colombiano, particularmente, ha permitido señalar de manera diferencial los horrores de la guerra sobre los cuerpos de las personas con orientaciones sexuales e identidades de género no heterosexuales.

Gracias a los esfuerzos de memoria que se hicieron desde el Centro Nacional de Memoria Histórica, con la participación de organizaciones LGBT de distintas regiones, se logró el reconocimiento del primer Sujeto de Reparación Colectiva de estos sectores en el país y el mundo. La Mesa LGBT de la Comuna 8, en Medellín, adelanta actualmente el primer plan de reparación dedicado a transformar las condiciones que permiten las violencias contra las personas LGBT, especialmente aquellas que se recrudecen en el marco del conflicto armado.

Esto ha abierto la puerta para que otras experiencias colectivas comiencen a ser reconocidas como víctimas del conflicto y, por ende, como sujetos de especial atención para la reparación y el acceso a la justicia.

El Acuerdo de Paz

El proceso de paz colombiano entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc fue el primero en el que los delegados de un grupo armado en proceso de desmovilización invitaron a la mesa a una comisión de líderes de los sectores LGBT. A pesar de la victoria del ‘No’ en el plebiscito, el Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera se convirtió en el primero del mundo en reconocer a las personas LGBT como víctimas del conflicto armado y en introducir el enfoque de género en cada uno de los puntos pactados.

Marcha LGBT en Medellín, en 2017. Foto: Julio C. Londoño Á.

La JEP y la persecución contra las personas LGBT

En marzo de 2019, un grupo de organizaciones reunido en la Alianza Voces LGBT: Por la Verdad y la Justicia, con el apoyo del Centro Internacional para la Justicia transicional (ICTJ), entregaron a la Jurisdicción Especial para la Paz el primer informe sobre violencias en contra de personas LGBT.

Este informe reservado recoge las investigaciones de Caribe Afirmativo y Colombia Diversa sobre 41 casos de violencia a 29 víctimas en Antioquia y 8 casos en Tumaco, dos regiones priorizadas por la JEP para sus investigaciones. En dichos informes se da cuenta de cómo todos los actores armados del conflicto (guerrillas, paramilitares y fuerza pública) ejercieron violencias de manera discriminatoria y estigmatizante sobre las orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas.

La tesis principal del informe señala que aquellas violencias fueron cometidas contra individuos “que transgreden las normas socioculturales sobre la sexualidad, el género y el deseo” de manera sistemática, por lo que se trataría de crímenes de persecución, lo que convertiría a las violencias ejercidas contra las personas LGBT en el marco del conflicto en crímenes de lesa humanidad.

Como lo explica Colombia Diversa, “el crimen de persecución tiene una larga trayectoria histórica que empieza en la Alemania Nazi. El Tribunal de Núremberg fue el primero en conocer y juzgar casos de persecución, por la violencia sistemática desplegada en contra de la población judía. Desde entonces, todos los tribunales penales internacionales han conocido casos relacionados con el crimen de persecución. Estos tribunales han estudiado casos de persecución por motivos políticos, raciales, étnicos, religiosos y culturales, pero nunca por la orientación sexual o identidad de género (real o percibida) de las víctimas”.