El domingo 8 de octubre, cuando la comunidad indígena del resguardo Kokonuko protestaba en la vía de acceso al centro recreacional Aguatibia en Puracé, Cauca, la comunicadora María Efigenia Vásquez, vinculada al Equipo de Comunicaciones del Consejo Regional Indígena del Cauca, fue asesinada en enfrentamientos con el Esmad. Desde el año 2011, hay disputas por este predio y aún no hay solución para el problema que enfrenta a la comunidad indígena y a un empresario del turismo regional.

Por Esteban Tavera
Fotografía: equipo de comunicaciones del CRIC

Desde el año 2011, la comunidad indígena del resguardo Kokonuko, en el municipio de Puracé, departamento del Cauca, reclama al Estado la propiedad de la tierra donde está construido el Centro de Turismo y Termales Aguatibia, que hoy pertenece al empresario Diego Angulo. Durante el fin de semana, los comuneros se tomaron la vía de acceso al predio, a 30 kilómetros de Popayán, como forma de protesta por los incumplimientos del Ministerio del Interior, ente que se comprometió en el 2013 a devolverles la tierra a los indígenas.

El bloqueo provocado por los indígenas llevó a que el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) interviniera. La confrontación cobró la vida de María Efigenia Vásquez, periodista de la emisora Renacer Kokonuko y del Equipo de Comunicaciones del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), y dejó heridos a Jhon Yarce y Andrés Calambas, ambos comuneros.

Edgar Marino, periodista de la emisora Renacer Kokonuko, en donde trabajaba María Efigenia, la conoció en el 2003, cuando ella se interesó por la radio: “Era muy entregada a su trabajo, tanto a las comunicaciones como a las luchas de la comunidad. Ese día ella estaba allá en Aguatibia acompañando la minga para la recuperación de la madre tierra y también estaba haciendo un cubrimiento periodístico cuando fue atacada por el Esmad”.

María Efigenia Vásquez tenía 31 años, era madre de tres niños y, como manifiestan sus compañeros del equipo de comunicaciones del CRIC, era una mujer comprometida con la defensa de su territorio. En una entrevista que había concedido a sus colegas habló sobre su pasión, la comunicación: “Hacer comunicación es vivir y revivir la lucha y la resistencia de los pueblos originarios para la defensa de la vida, porque la comunicación no se hace sentados detrás de un escritorio, un computador o un micrófono; hay que salir a investigar, conocer el ambiente en que vivimos, nuestro proceso organizativo y de esa manera somos comunicadores indígenas, de otra manera solo seremos programadores de música”.

¿De dónde viene la lucha por Aguatibia?
Martín Vidal, miembro del equipo de comunicaciones del CRIC, asegura que “el resguardo de Kokonuko se le reconoció a la comunidad indígena desde el siglo XVII, pero después de la independencia de España muchos terratenientes criollos se fueron apoderando de algunas tierras dentro de la comunidad indígena. Para la década de 1970, con el proceso de liberación de la madre tierra, algunos terrenos retornaron a la comunidad, pero quedaron predios pequeños que no se recuperaron por la presión de los gobiernos”.

Uno de esos predios es Aguatibia, una propiedad que está sobre las faldas del volcán Puracé, muy atractiva para el turismo por sus aguas termales. Mientras las Farc estuvieron presentes en el Cauca, estas tierras fueron consideradas zona roja. En el 2011, con los acercamientos entre el Gobierno y esta guerrilla para iniciar un proceso de paz, el conflicto armado menguó, y los indígenas vieron la oportunidad de reclamar unas tierras ancestrales que consideran sagradas.

Viviana Ipía, vicegobernadora del resguardo Kokonuko, explica que desde hace seis años le están exigiendo al Gobierno que incluya en el presupuesto nacional recursos para comprar las tierras que les pertenecen a los indígenas, y que hoy son propiedad, en este caso, del empresario Diego Angulo.

En el año 2013, luego de una serie de intensas protestas en la misma vía de acceso en la que María Efigenia fue asesinada, el Ministerio del Interior se comprometió a gestionar los recursos, pero la promesa no se cumplió. La comunidad, inconforme, siguió bloqueando la vía y el dueño del predio demandó a los indígenas por los perjuicios ocasionados a su negocio turístico.

Con motivo de esa demanda, en abril del 2015, el Consejo de Estado promulgó una sentencia en la que les ordena a la Alcaldía de Puracé y a la Policía Nacional impedir las tomas promovidas por la comunidad de Kokonuko. Además, exhortó al Ministerio del Interior a que cumpliera con sus promesas para disolver el conflicto.

Hasta el momento, de lo establecido en la sentencia, lo único que se ha cumplido es la orden que le dieron a la Policía de disolver las manifestaciones, y fueron esos enfrentamientos los que cobraron la vida de María Efigenia. Según Martín Vidal, “la comunidad argumenta que los primeros en invadir fueron los actuales propietarios del predio, quienes ocuparon las tierras ancestrales. A pesar de esto, la comunidad nunca ha invadido el terreno, solo ha controlado el acceso a la propiedad, porque al centro recreacional se ingresa por territorios que sí son de la comunidad”.

En vista de que no se destinaban los recursos para la compra de Aguatibia, la comunidad decidió tomarse nuevamente la vía durante cuatro meses. La presión hizo que los ministros del Interior, Rodrigo Rivera, y de Agricultura, Aurelio Irragori, visitaran el reguardo. Según la vicegobernadora del resguardo Kokonuko, durante el encuentro con las autoridades indígenas, los funcionaros dijeron que era casi imposible que el Estado comprara el predio, pues su dueño exigía la suma de 50 mil millones de pesos.

“Acordamos con ellos la creación de un proyecto productivo para conseguir esos recursos. Se supone que el pasado 23 de septiembre le mostrarían a la comunidad los resultados del proyecto, pero nos salieron con un proceso de preservación de la cultura y con un espacio de televisión, algo que no tiene nada que ver con nuestro objetivo de recuperar la madre tierra”, agrega la vicegobernadora Viviana Ipía.

Por esa razón, el fin de semana del 7 de octubre, la comunidad llegó el predio para mostrar su inconformidad, porque ni el proyecto productivo los satisface ni el presupuesto aprobado para este año les permitirá recuperar su propiedad.

De acuerdo con los miembros del Consejo Regional Indígena del Cauca consultados, los indígenas no descansarán hasta cumplir uno de los objetivos que tienen como organización: liberar los territorios que heredaron de sus ancestros. El martes 10 de octubre, Vidal relató a Hacemos Memoria que en las últimas 48 horas, los enfrentamientos con el Esmad han dejado como saldo a tres comuneros heridos y a cinco más detenidos.

Para muchos de ellos, como Edgar Marino, mentor y compañero de María Efigenia Vásquez, la muerte de esta mujer apasionada por la radio y entregada a las luchas de su comunidad, no es un motivo para desfallecer en su la lucha por la madre tierra: “Nosotros prometimos dar la vida por nuestra tierra y así lo hizo la compañera Efigenia. Hay que recordar que en donde muere un indio, nacerán mil más”, concluye Marino.