La investigación será liderada por el proyecto Hacemos Memoria de la Universidad de Antioquia y el Instituto de Cultura de El Carmen de Viboral, que documentarán hechos de violencia y acciones de resistencia en este municipio del Oriente antioqueño.

 

Por: Paulina Mesa Loaiza

Foto de portada: Fernando Gallo, Wikipedia

Investigación documental, formación en narrativas de memoria, activación pedagógica de memorias y producción periodística de relatos, son los principales componentes del proyecto Línea de tiempo sobre hechos de violencia y acciones de resistencia en el municipio de El Carmen de Viboral 1970 – 2020, que comenzará a desarrollarse a partir del próximo año en esta población del Oriente antioqueño.

La propuesta de investigación fue elaborada por Hacemos Memoria de la Universidad de Antioquia y el Instituto de Cultura de El Carmen de Viboral, y será cofinanciado por el Comité para el Desarrollo de la Investigación de la Universidad de Antioquia (CODI).

Como su nombre lo indica, el proyecto busca identificar, recuperar y transmitir hechos de violencia y acciones de resistencia en El Carmen de Viboral a través de una línea de tiempo que permita recolectar trabajos y reconstruir cronológicamente lo que sucedió en esta población en los últimos 50 años. La propuesta surgió por petición del Instituto de Cultura de El Carmen de Viboral que tras conocer las líneas de tiempo Granada: una historia de dolor y resistencia y 50 años de violencia y resistencia en la Universidad de Antioquia, lideradas por Hacemos Memoria, le solicitó a este proyecto de la UdeA plantear un proceso de este tipo para su municipio.

En esa vía, Yeison Castro, director del Instituto, destacó la importancia de desarrollar en el municipio un ejercicio de memoria que impacte a la comunidad en relación con la construcción de paz, porque “tenemos que seguir afianzando y afirmando el desarrollo simbólico de la comunidad y, en ese sentido, hay una apuesta por tratar de generar una reflexión sobre el intento de entender y problematizar nuestro pasado y nuestra memoria. Son muchas las preguntas que tenemos alrededor de todo este proceso porque ha existido mucho silencio y hermetismo por parte de la sociedad y la institucionalidad”.

El territorio carmelitano ha sido uno de los municipios del Oriente antioqueño afectados por el conflicto armado, pues debido a su ubicación estratégica diferentes actores armados se han disputado el territorio, victimizando a la población con hechos violentos como la masacre en la vereda La Esperanza, ocurrida entre el 21 de junio y el 27 de diciembre de 1996. “Nosotros hemos padecido todos los efectos y consecuencias de la guerra, por eso para nosotros es indispensable empezar a activar estos dispositivos de memoria que nos permitan contribuir al esclarecimiento de los hechos y al entendimiento de la transformación del territorio a partir de eso”, añadió Yeison Castro. Ver: Tras 25 años de impunidad, el caso de La Esperanza podría ir a la JEP

Justamente, uno de los principales componentes del proyecto es la formación y generación de espacios de diálogo que aporten a la construcción de memoria colectiva, por lo que “vamos a tener talleres con personas que fueron víctimas, líderes de juntas de acción comunal, actores municipales diversos que han gestado acciones muy fuertes de resistencia. En estos espacios de conversación queremos consensuar qué vamos a contar, de qué manera y qué tipo de acciones de resistencia son las que queremos dar a conocer. Necesitamos apropiación por parte de la gente con el fin de generar identidad”, comentó Daniel Botero, investigador principal del proyecto e integrante de Hacemos Memoria, proyecto adscrito al grupo de investigación Estudios de Periodismo de la Facultad de Comunicaciones y Filología de la UdeA.

 

El diálogo en medio del silencio 

El actual plan de desarrollo municipal de El Carmen de Viboral reconoce que en el territorio hay escasos espacios para la reconstrucción de la memoria histórica y la consolidación de la paz. Además, señala que los procesos de investigación no han sido sólidos en el tiempo, lo que no ha permitido una apropiación suficiente para la exigencia de lugares de memoria, garantías de no repetición y búsqueda de verdad.

Por eso, Daniel Botero afirmó que “es importante elaborar una línea de tiempo porque, a pesar de que hay trabajos muy importantes de recuperación de memoria, este municipio no ha sido un territorio tan narrado como el resto de municipios del Oriente antioqueño. Además, aunque hay personas que han participado en procesos de memoria, es probable que exista silencio porque la comunidad no encuentra espacios de confianza para contar y hacer un proceso de duelo”.

Traer el pasado al presente, afianzar la historia y habilitar procesos de memoria en el territorio es fundamental para Yeison Castro pues, según él, este es un ejercicio político que busca esclarecer un silencio incómodo que ha justificado los imaginarios construidos en El Carmen. Por eso, con este proyecto “queremos devolverles la dignidad a las víctimas y creemos que estos ejercicios de memoria nos permiten esas posibilidades. Como territorio hemos vivido con grandes vacíos, olvidos, negaciones, reflexiones inacabadas; y lo que buscamos es generar pensamiento crítico y una política de reconocimiento de lo que somos, porque socialmente nos lo debemos”, agregó.

Integrantes del Instituto de Cultura de El Carmen de Viboral y del proyecto Hacemos Memoria de la Universidad de Antioquia. Foto: Hacemos Memoria.

Yhobán Hernández, periodista y editor de Hacemos Memoria, explicó que para alcanzar sus objetivos el proyecto avanzará por varios momentos: un rastreo de información para identificar trabajos, iniciativas y registros históricos que den cuenta de las violencias que vivió El Carmen de Viboral y de las acciones de resistencia que emprendieron sus habitantes; un proceso de formación con ejercicios de activación pedagógica de la memoria en los que se abrirán espacios de diálogo en torno al pasado de conflicto y a la construcción de paz; la identificación, selección e investigación de hechos del conflicto armado y de acciones de resistencia que marcaron la historia de El Carmen de Viboral; la elaboración de contenidos y relatos; y la construcción, la socialización y difusión de la línea de tiempo.

El periodista, quien será coinvestigador en el proyecto, resalto el valor que tienen las líneas de tiempo como proceso, porque “nos hemos dado cuenta que hacer líneas de tiempo nos permite generar espacios de discusión y, en ese sentido, abrir un ejercicio de memoria colectiva que activa un diálogo intergeneracional sobre el pasado de violencia de una sociedad y la forma en que las personas resistieron”.

Pero para que las líneas de tiempo puedan ser espacios de diálogo, advirtió Yhobán Hernández, “nosotros identificamos un requisito fundamental y es que la comunidad participe en la investigación, la narración, la publicación y la difusión, es decir, que el proceso se realice desde una metodología de periodismo participativo en la que las personas puedan aportar y decidir en todo el proceso”.

En ese sentido, advirtió Yhobán Hernández, la participación activa de jóvenes, adultos, víctimas, líderes, ciudadanos y comunicadores será fundamental en el proceso de El Carmen de Viboral para seleccionar los acontecimientos que quedarán inscritos en la línea de tiempo y que serán importantes para darle sentido a lo que ocurrió y a la manera cómo los carmelitanos se quieren proyectar a futuro.

En conclusión, dijo Yeisón Castro: “Los grandes actores de este proceso van a ser los carmelitanos. Vamos a darnos la oportunidad de hablar colectivamente, descifrar las huellas y las narrativas de lo que pasó alrededor de un proceso de violencia. Creemos que lo que hay que hacer es habilitar una voz que apague el silencio, un ejercicio de memoria que permita superar los sucesos, consolidar unos imaginarios más claros y unas posiciones frente al presente y el futuro”.