La red de emisoras comunitarias de esta región del país, ubicada en Norte de Santander en límites con Venezuela, transmite todos los sábados en la mañana este podcast, inaugurado con una historia sobre mujeres indígenas que luchan por las memorias de su cultura.

 

Por: Pompilio Peña Montoya

A cuatro horas de camino por carretera y luego por el río Catatumbo, desde el municipio de Tibú, en Norte de Santander, se encuentra el resguardo Catalaura de la comunidad indígena de Karikachaboquira. En el centro del poblado, asentado a pocos metros del río, hay dos canchas de fútbol donde en las tardes se desarrollan partidos jugados por mujeres que, poco antes de que el balón se haga invisible por la falta de sol, entran en sus casas para preparar la cena en fogones de leña. Estas mujeres, movidas por un profundo compromiso con su pasado, se organizaron con el fin de contrarrestar la paulatina desaparición de sus costumbres, entre el agitado orden de la selva. La historia de esta organización llamada Barí Bioyi Inskira está contada en el podcast Estación Esperanza, promovido por la Diócesis de Tibú en conjunto con Participaz.

En este podcast, en el que se puede escuchar a las indígenas hablando en una mezcla de barí y español, se logra entender cómo la iniciativa de este grupo de mujeres trata de mantener y fortalecer la cultura, prácticas y creencias de su comunidad mediante la transmisión de saberes, el equilibrio entre las costumbres propias y las occidentales, y la recuperación de la memoria de las abuelas, cuyos relatos dan cuenta de un territorio en el que no sufría la fiebre por la coca, ni la presencia de grupos armados rondando por la selva, ni los monocultivos de palma arrasando la vegetación, ni la minería contaminando los afluentes, ni las petroleras perforando la madre tierra.

El podcast Estación Esperanza fue pensado como una extensión radial del primer periódico que ha tenido el Catatumbo, el Pacificultor, en el que se plasman historias de vida que transcurren en esta zona del país. La periodista Ángela Martín Laiton es una de las personas que está detrás de este proyecto cuya primera entrega fue titulada Barí Bioyi Inskira, mujeres por la pervivencia de su pueblo. “El Pacificultor cuenta con 5 mil ejemplares y ha tenido una bella acogida entre la población, pero como sabemos que el periódico no llega a todos los rincones, entre otras cosas porque solo en Tibú hay 35 mil personas, nos surgió la idea desde la Diócesis de crear un podcast por cada número del Pacificultor”, comentó Ángela Martín.

Las emisoras por las que se emite el podcast están ubicadas en los poblados de Tibú, Sardinata, El Tarra, Pacheli y El Zulia, con una señal que abarca el medio y el bajo Catatumbo. La idea a corto plazo es que los episodios de este programa de radio, cuya duración promedio es de 15 minutos, comiencen a circular también a través de aplicaciones de mensajería instantánea para que la gente pueda escucharlo en cualquier momento del día. Lea también: Rescatar las voces y memorias del Catatumbo, el reto de El Pacificultor

Luz Mary López, agente de la Pastoral Social de la Diócesis de Tibú, manifestó que, al igual que el Pacificultor, el podcast tiene como propósito tocar las fibras más sensibles de una población que, según ella, cada vez ha interiorizado con mayor fuerza la violencia que se experimenta en el territorio. Con historias de resiliencia, de empeño comunitario y de rescate de memorias y valores como la empatía, la honestidad, el respeto, la colaboración, el trabajo en equipo, la legalidad, entre otros.“El Catatumbo es un escenario complejo y abandonado por el Gobierno, la educación es escasa, las oportunidades de empleo mínimas, existe mucho machismo y pocas personas cuentan con los servicios básicos como agua potable y alcantarillado; y esta mezcla propició una cultura indolente e inclinada hacia la ilegalidad. Por eso conducimos las temáticas del podcast hacia la esperanza”, comentó Luz Mary, quien resaltó que lo motivante es que, en medio de tantas dificultades y violencia, existen historias que vale la pena que sean conocidas.

Este primer producto radial sobre la asociación de mujeres indígena del resguardo Catalaura fue un esfuerzo por dibujar los deseos nobles de una comunidad fuertemente amenazada por el conflicto armado, en una región gobernada por grupos ilegales que tienen el control de las rutas del narcotráfico y el contrabando.

El Centro Nacional de Memoria Histórica, en un informe especial sobre el Catatumbo llamado Memorias de Vida y de Dolor, afirmó que “desde finales de los años 70 las guerrillas del ELN, el EPL y, más adelante, las FARC, han hecho presencia en el territorio. Sus habitantes recuerdan cómo estas guerrillas han llevado a cabo acciones como tomas a poblados, extorsiones y secuestros y han regulado la vida diaria”. Por otra parte, tres estructuras paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) llegaron al territorio en 1999 con el Bloque Catatumbo, el Frente Héctor Julio Peinado y el Frente Resistencia Motilona del Bloque Norte. Con actos de crueldad y sevicia, los paramilitares «masacraron la región, transformaron los usos de la tierra y dejaron profundas cicatrices en sus habitantes. El Bloque Catatumbo se desmovilizó en 2004 y los dos frentes restantes en 2006”, detalló el informe del Centro.

El pasado 28 de julio salió el segundo episodio del Podcast en el cual se cuenta la historia de a Adrián Morantes, un campesino que decidió emprender el sueño de desarrollar una apicultura orgánica en el Catatumbo, a la vez que envía un mensaje de concientización sobre la importancia de las abejas en los ecosistemas y cómo es posible de beneficiarse de su trabajo de distribuir el polen en el surgimiento de las flores y la supervivencia de otras especies.

A continuación el último episodio de Estación Esperanza: