Juan Alberto Gómez es un reportero del Oriente antioqueño que ha dedicado su vida a darles voz a las víctimas para reivindicarlas y dignificarlas. Este año emprendió un proyecto innovador donde la memoria, el territorio y el medio ambiente son los protagonistas.

Por: Pompilio Peña Montoya
Fotos: archivo particular

“Los vi venir. Entonces me acomodé a unos 40 metros, junto al río, donde creía tener una buena panorámica de ellos. Con el corazón a mil me acomodé y cuando llegó la pata a la piedra, enfoqué. Luego llegó el pato. Luego el primer polluelo, el segundo y detrás el tercero. Las manos me comenzaron a temblar. Lo único que hice fue enfocar. Cerré los ojos y disparé. Estaba tan nervioso y emocionado que pensé que debía preocuparme por mantener alta la cámara. Pensé: ‘después miro cómo quedó’”.

Esta historia se la contó Jorge Mario Molina al periodista Juan Alberto Gómez una tarde, en Doradal. Su voz emocionada delataba que en su interior se revolvió un gozo esperado por años, luego de caminar cientos de kilómetros a lo largo de los bosques y los ríos del Oriente antioqueño. Fotógrafo de especies, su obsesión se centró en el pato de torrentes, esa ave extraña y misteriosa que pocos han visto en su vida. Jorge Mario Molina continuó su relato diciendo: “Es que este pato es uno de los más extremos y hermosos del mundo. Atacado por centrales, embalses, deforestación, ganadería y minería, el pato de torrentes es resistencia pura, es lucha por la vida lo que están haciendo estos animales porque tienen todos los elementos en su contra, no solo los naturales, sino también los provocados por el hombre. Por ello es tan significativa la imagen de esta familia, porque habla de cosas positivas, y que hay que seguir adelante”.

Caminando entre árboles

Este pajarero y fotógrafo es el protagonista de uno de los cientos de podcast creados por Juan Alberto Gómez, un cronista que comprende como pocos los avatares el Oriente antioqueño y el Magdalena Medio. Es oriundo de San Luis, tiene 45 años y perdió en el conflicto armado a familiares y amigos. Periodista de la Universidad de Antioquia, su vida como reportero ha trascurrido exclusivamente en este territorio del cual no quiere salir. Lo ama, lo siente y lo conoce como la palma de su mano. Durante más de 20 años de carrera periodística advirtió que su producción contiene tres elementos que lo han hecho un reportero comprometido: memoria, territorio y medio ambiente.

Por ello su vida ahora está dedicada a entretejer estos componentes con el único fin de reconstruir y hacer visibles aquellas voces que en ocasiones pasan desapercibidas por habitar en lejanos territorios. Recién graduado, a finales de los 90, fue testigo de la llegada del paramilitarismo a la región, asediada ya por las guerrillas de las Farc y el ELN, quienes arribaron atraídos por la construcción de los embalses.

Juan Alberto comenzó trabajando de la mano de la comunidad y fue testigo del doloroso y obligado peregrinar del desplazamiento: según el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, entre 1997 y el 2004, 125.071 personas abandonaron sus hogares en los 23 municipios que componen del Oriente antioqueño.

“Entonces tuve la suerte de trabajar en el Observatorio de Paz, haciendo seguimiento, monitoreo y análisis de la región en ejes como el conflicto. Allí estuve entre el 2006 y el 2008”, comenta Juan Alberto, quien también, por aquel tiempo, fue docente y tuvo el privilegio de dirigir un programa sobre literatura en la emisora de la UdeA.

En esa carrera de aventuras conoció a parteras, pescadores ancestrales, cantores arrieros, historiadores orales, aventureros sin descanso, brujos espiritistas, cocineras que le arrancan a la naturaleza sabores que los citadinos ni imaginan, poetas y escritores que también empuñan azadones, comerciantes a lomo de mula, curanderos que extraen de las plantas esencias que alivian desde gangrenas hasta hemorragias, reincorporados y desmovilizados que ahora le apuestan a la paz, madres con el corazón destrozado por la pérdida de sus seres queridos pero con la esperanza y la convicción de aportar por un mejor futuro: ellas son lideresas que ayudan a cualquiera sin importar su pasado.

De ello nacieron tres libros de crónicas que son una radiografía del Oriente antioqueño. Uno dedicado al periodismo testimonial, cuyas historias recogen algunos de los episodios más duros acontecidos en los corregimientos. Juan Alberto comprendió que con la desmovilización del paramilitarismo y con los ecos de un posible diálogo de paz entre el Estado con las Farc (que se concretaría en el 2016), era necesario dar la palabra a las víctimas y a su dolor para la construcción de memorias.

Paralelo a este trabajo se adentró en el agudo pasado de Calderas, una zona donde limitan los municipios de San Carlos, Granada y San Luis, y escribió sobre cómo es vivir con el asedio sin tregua de los grupos armados.  “Luego tuve la oportunidad de investigar sobre la masacre de Topacio, en San Rafael, ocurrida en 1988, en la cuenca del río Nare en medio de la conflictividad alrededor de la construcción de los embalses y las muertes sistemáticas de miembros de la Unión Patriótica. Este libro estuvo auspiciado por el Centro Nacional de Memoria Histórica”, comenta Juan Alberto.

Voces y caminos

De este modo, poco después le confiarían una serie de dramatizados radiales con el fin de hacer pedagogía en base al informe entregado por el CNMH sobre la violencia en San Carlos. Este trabajo se hizo con intervención de la Corporación Región y constituyó un efectivo recurso para que los habitantes de este municipio comprendieran cómo y por qué el conflicto armado desplazó a cerca de las tres cuartas partes de su población a finales de los 90 y principios del 2000.

“Luego de trabajar por cerca de tres años con el CNMH con informes desarrollados en el Magdalena Medio, quise dar un paso a la independencia periodística, así que saqué a flote una propuesta. Hice un listado de cerca de 250 personas, entre amistades y personas que conocen mi trabajo, y les propuse la transmisión de contenidos originales, en este caso, por el momento, piezas de audio, a través de una subscripción o membresía”, comenta Juan Alberto. Así nació Voces y Caminos, un proyecto enmarcado en memoria, territorio y medio ambiente que invita a quienes hacen parte de él, a visitar parajes y conocer personajes asombrosos y llenos de historias en cada uno de los 29 municipios que componen el Magdalena Medio y el Oriente antioqueño.

Los podcasts, acompañados de imágenes y breves crónicas, también son una propuesta estética de sonidos naturales y de instrumentos de percusión, cuerdas y vientos andinos. “La iniciativa ha sido acogida y esperamos que con el paso del tiempo más gente se una y no solo quiera escuchar estas históricas sino también venir a conocer los paisajes que conozco desde niño”, concluye Juan Alberto.