Según el fotógrafo Jesús Abad Colorado, la de Caín y Abel es la historia de Colombia, “un país en el que nos hemos matado entre hermanos desde hace siglos”, un país que él ha retratado durante más de 25 años y que hoy presenta en la que considera la exhibición más completa de su carrera: “Geografías de dolor y resistencia: soy testigo”, una muestra de 160 fotografías que estará abierta hasta el 26 de junio en la Sala de Arte de Suramericana.

Por: Natalia Maya
Fotos: cortesía Hugo Villegas

Era mayo de 1992. Catorce militares habían sido asesinados en una emboscada de las Farc entre Mutatá y Dabeiba, Antioquia. Con ese hecho atroz, Jesús Abad Colorado inició su práctica profesional como fotoperiodista en El Colombiano. Ese día capturó su primera fotografía de la guerra en el país, en la que no aparecen ni actores armados ni víctimas, sino la que para él es la mejor metáfora de la historia que se repite sin tregua en Colombia: la de Caín y Abel. A cuarenta metros del lugar de la tragedia estaba la Escuela Rural Alto Bonito, justo en la entrada al Cañón de La Llorona, Jesús Abad se acercó y al asomarse por la ventana se encontró con lo último que había quedado escrito en el tablero de uno de los salones de clase: la historia bíblica de estos dos hermanos.

“Ese fue mi primer registro de la guerra en Colombia. A partir de entonces siempre he visto en los cuerpos de los civiles asesinados y de los combatientes la repetición de la misma historia, un hermano que mata a otro hermano. Pero yo no sé aquí quién es Caín y quién es Abel, lo que trato es de trabajar para que no se olvide, para que la historia no se repita y para que algún día podamos tener un país mejor”, cuenta.

La exposición fue inaugurada el pasado 11 de abril en la Sala de Arte de Suramericana, en Medellín. Fotos: Hugo Villegas.

La exposición fue inaugurada el pasado 11 de abril en la Sala de Arte de Suramericana, en Medellín. Fotos: Hugo Villegas.

Esa primera fotografía es una de las 160 que integran su exhibición “Geografías de dolor y resistencia: soy testigo”, en la que se cruzan los diversos actores de la guerra en Colombia, con los rostros de quienes han padecido sus estragos en casi todos los rincones del país, rincones a los que Jesús Abad pudo llegar viajando en chivas, en camiones de carga o a lomo de mula, caminando por trochas o navegando ríos, porque como dice “las fotografías se hacen a pie y con la gente”.

En la exhibición están inmortalizados los combatientes que a veces son niños o niñas, que a veces usan capucha, que a veces son guerrilleros, paramilitares o agentes estatales, que a veces combaten en Juradó, Tierra Alta, Barrancabermeja o en la Comuna 13 de Medellín; los resistentes de la guardia negra y de la guardia indígena, mujeres y hombres que huyen –con sus perros, gatos, micos, cerdos y gallinas, con sus cristos y vírgenes– pero que también retornan, con miedo y en silencio u ondeando banderas blancas mientras caminan o navegan; y los desaparecidos, sus familiares que los buscan y las exhumaciones en las que los encuentran.

Y de cada persona que aparece en una fotografía, Jesús Abad recuerda su nombre “para devolverles un poco la dignidad”, así como las circunstancias y el lugar donde tomó la foto, incluso, en muchos casos, sabe qué pasó después, porque uno de sus principios es siempre regresar, “no solo ir por la noticia, sino volver a dialogar con la gente”.

También están retratadas la naturaleza y los espacios transformados por la guerra, los cráteres de los bombardeos sobre la tierra, los bosques que se incendian, los ríos que cobijan miles de cuerpos, las escuelas que se derrumban, las casas abandonadas y en ruinas, los puentes dinamitados, una mariposa ahogada en petróleo.

La mayoría de fotografías de la exhibición están en blanco y negro, los colores de la memoria y el duelo según Jesús Abad, “representan el congelamiento del tiempo para las víctimas de la guerra, el color puede agredir en situaciones de dolor y de violencia”.

La exhibición estará abierta en la Sala de Arte de Suramericana hasta el 26 de junio. Jesús Abad espera que asistan familias completas, que puedan reflexionar en torno a la responsabilidad que como colombianos les corresponde para que no se dispare una bala más.

Fotos: Hugo Villegas.

Fotos: Hugo Villegas.