Al finalizar la primera fase de su intervención en el cementerio de Rionegro, la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, UBPD, recuperó 19 cuerpos de personas no identificadas, que hacen parte de las más de 3000 desaparecidas en el Oriente de Antioquia. Estos cuerpos recuperados serán dispuestos para extracción de muestras de ADN con el Instituto Nacional de Medicina Legal, en el propósito de verificar su posible identidad y poder reencontrarlos con sus seres queridos.   

Texto y fotos: Margarita Isaza Velásquez 

Entre el 4 y el 14 de marzo, ocho técnicos y expertos de la UBPD, junto a dos sepultureros y dos forenses españoles, realizaron la intervención en el sitio de mayor interés forense del Oriente de Antioquia, donde se documentaron 153 inhumaciones de personas sin identidad, que posiblemente fallecieron en el contexto del conflicto armado colombiano.  

El cementerio Panteón de la Colina de Rionegro fue en la primera década del siglo XXI uno de los principales receptores de personas fallecidas en hostilidades entre actores armados en la región: muchas de las inhumaciones de personas no identificadas corresponden a traslados de unidades militares de la IV Brigada del Ejército desde zonas rurales donde se enfrentaron con grupos de las FARC y el ELN, especialmente entre 2002 y 2005, cuando se realizaron famosas operaciones militares de contraguerrilla como Meteoro, Espartaco y Marcial.  

Estos años que coinciden con la mayor cantidad de inhumaciones de personas no identificadas en el cementerio de Rionegro también son objeto de investigaciones en el subcaso Antioquia del Caso 03 de la JEP, que se refiere a las denominadas “ejecuciones extrajudiciales”, o asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate por agentes estatales, una de las posibles causas de fallecimiento de las personas hoy no identificadas, fueran o no combatientes de un grupo armado.  

Vale recordar que la UBPD realiza su trabajo de forma humanitaria y extrajudicial, enfocada en hallar la identidad de los colombianos que fueron dados por desaparecidos en el contexto del conflicto armado; en tanto la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, como órgano de justicia transicional, sí tiene un propósito judicial: el de responsabilizar a quienes cometieron crímenes dentro de la guerra y procurar la mayor verdad posible para las víctimas y los sobrevivientes.  

De los 19 cuerpos recuperados en la primera fase de intervención en el cementerio de Rionegro por parte de la UBPD, hay 5 que tienen una identidad orientada; esto sigtnifica que existe una hipótesis con respecto a los nombres de esas personas. En tales casos, el trabajo de Medicina Legal consistirá en cotejar la identidad orientada con el banco de perfiles genéticos de las familias buscadoras.  

Más allá de la labor con cada bóveda del cementerio, la intervención, parte del Plan Regional de Búsqueda del Oriente antioqueño, recibió 72 solicitudes de búsqueda, de personas que no habían iniciado los trámites para hallar a sus seres queridos, y tomó 17 muestras de ADN a los familiares de desaparecidos para incluirlas en el banco de perfiles genéticos de Medicina Legal.  

En lo que queda del 2024, la UBPD espera recuperar los otros 134 cuerpos no identificados que yacen en el panteón de Rionegro, donde también se encuentran los restos de José María Córdova, el héroe de la batalla de Ayacucho (Perú), ocurrida hace doscientos años.  

La UBPD recibió 72 solicitudes de búsqueda, de personas que no habían iniciado los trámites para hallar a sus seres queridos, y tomó 17 muestras de ADN.

Una búsqueda con historia 

Cuando la UBPD inicia una intervención en un cementerio como el de Rionegro, los primeros llamados a conocer las acciones son las familias buscadoras, quienes llevan décadas recorriendo oficinas de distintas entidades, como la Fiscalía, los hospitales y las parroquias, e insistiendo a allegados y desconocidos para tener nuevas pistas que los lleven a saber del paradero de sus seres queridos.  

En el Panteón de la Colina, el trabajo de la UBPD comenzó el 4 de marzo, cuando en El Carmen de Viboral las organizaciones sociales estaban acompañando a las víctimas en la audiencia de observaciones del Caso 03 de la JEP, una diligencia de cuatro días que congregaba también a familiares de asesinados y desaparecidos en el Oriente de Antioquia, para reclamar por la verdad del conflicto; una verdad que en muchas de sus vivencias empieza con saber dónde están los que un día fueron llevados por la fuerza o los que terminaron sepultados a escondidas o en silencio, con el ocultamiento de su identidad.  

Por eso, el acto de apertura simbólica que suelen hacer las víctimas antes de las intervenciones de la UBPD fue realizado cuando esta ya había iniciado, el 8 de marzo, con la presencia del Comité de Impulso a la Búsqueda de Desaparecidos del Oriente, el Movimiento Nacional de Crímenes de Estado, las Mujeres Caminando por la Verdad, la Mesa de Participación de Víctimas de Rionegro y varias organizaciones más.  

Esa mañana, las mujeres buscadoras de desaparecidos Gloria Quintero, de Granada, y Luz Elena Galeano, de Medellín, encabezaron la reflexión de los asistentes: en siluetas de colores dispuestas con cariño sobre el césped propusieron que todos escribieran y renovaran su compromiso con la búsqueda de las personas que le faltan a la sociedad. En el camposanto había flores, tejidos de memoria, fotos con los nombres de los desaparecidos, velas encendidas y momentos para el silencio. También se escuchaba en cada pausa el insistente reclamo de “¡Hasta encontrarlos!”.  

Pero no era un ambiente triste, a pesar del lugar o las circunstancias, sino más bien de esperanza, esa que mencionaron algunas de las víctimas cuando dijeron que su anhelo era que allí estuvieran sus familiares y los de todos los presentes. En el acto participaron también los funcionarios de la UBPD, quienes más tarde trabajarían con las bóvedas y los cuerpos de los no identificados.  

Los familiares, los funcionarios de la UBPD, los miembros de organizaciones sociales y los periodistas presentes en el acto simbólico escribieron en siluetas de papel sus compromisos con la búsqueda de desaparecidos en Colombia.

Dairo Correa Gutiérrez, técnico experto de la UBPD, explicó las particularidades y procedimientos de la intervención, y el trabajo que vienen realizando en el Plan Regional de Búsqueda del Oriente antioqueño. Lo primero que aclaró es que este trabajo tomó como base la investigación Memoria desenterrada. Un camino para identificar personas desaparecidas en el conflicto armado en el Oriente antioqueño, que fue realizada en el 2008 por el Segundo Laboratorio de Paz y Reconciliación del Oriente Antioqueño, como un esfuerzo de las organizaciones por diagnosticar y sistematizar la situación de los cadáveres sin identificar, las personas desaparecidas y las exhumaciones de fosas comunes en la región entre 1981 y 2008. Y, más que un esfuerzo, como una exigencia a la labor del Estado. 

A partir de ese estudio y de un buen acervo de trabajos académicos, periodísticos, estadísticos, que siguieron produciéndose con foco en el Oriente y en los hechos de la guerra, la UBPD realizó una investigación con enfoque humanitario para poder intervenir en los cementerios de mayor potencial forense y articularse con las entidades del Estado, como la Fiscalía y Medicina Legal, que han tenido el deber de buscar a los desaparecidos.  

“Tuvimos en cuenta también las investigaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica, y las sentencias de Justicia y Paz que recogen décadas de información; como la de Elda Neyis Mosquera, Karina, sobre el accionar del frente 47 de las FARC, o como las del Bloque Metro”, relata Correa. 

Comenzaron entonces por los dos cementerios con mayor potencial forense en el Oriente: Cocorná, cuya primera intervención fue en noviembre del 2023, y Rionegro; además de realizar acciones de recuperación de unos pocos cuerpos en otros cementerios y puntos específicos, como en San Rafael y en Granada.  

“Nos acercamos a los familiares: ellos nos reportan unas circunstancias de desaparición, un posible actor, y uno va mirando dato por dato y ya va viendo un panorama más completo”, dice el experto técnico, quien por estos días ha estado hablando largamente con los familiares para poder “transformar sus recuerdos en información que permita orientar las búsquedas”, agrega. 

La intervención en el cementerio consiste en recuperar los cuerpos sin identificación, para realizar la toma de muestras genéticas y comparar la información del presente con la documentación de cada bóveda.

Frente al trabajo en el cementerio expresa: “Los compañeros forenses, cuando hacen la apertura de las bóvedas, están conectando el pasado con el presente: están observando las características del hoy en el cuerpo versus todos los datos que se han recopilado en la investigación, incluyendo lo que dicen los familiares, que es fundamental”.  

Tras el acto del 8 de marzo, varias personas se acercaron a los funcionarios de la UBPD para contarles lo último que supieron de su hijo, de su mamá o de su hermano.  

María Lina Quintero, madre de Alejandro Valencia Quintero, llegó desde el municipio de San Francisco para saber si el muchacho de veinte años, del que ella supo por última vez en el 2003, estaba acaso enterrado en el cementerio de Rionegro, porque tuvo noticias de que como integrante del ELN había muerto durante un combate en una vereda lejana y que se lo habían llevado en helicóptero hacia un lugar desconocido. En ese 2003, 88 personas fueron inhumadas como no identificadas en el Panteón de la Colina.   

A Elmer Manrique y a su esposa Rocío Pavas, que hoy viven en Rionegro, los contactaron de una organización de víctimas para que fueran también al cementerio y hablaran con los de la UBPD, porque quizás su hijo mayor, con el mismo nombre del papá, estaba en el camposanto de Rionegro. Elmer Pavas fue reclutado en el 2002, a los 14 años de edad, por las FARC en un corregimiento de Sonsón, y a las pocas semanas su familia tuvo que desplazarse a La Unión por orden de las AUC. Nunca más supieron del niño y, desde la desaparición, lo dieron por muerto. Rocío enfermó de tristeza, como les sucedió también a María Lina y a tantas madres que no saben del paradero de sus hijos. En estos días de marzo, los padres de Elmer presentaron su solicitud de búsqueda, la primera en 22 años, y dieron su muestra de ADN.  

Tras la fase inicial de intervención en el cementerio de Rionegro, la UBPD hace un llamado a quienes tengan personas desaparecidas en sus familias para que se contacten con los funcionarios y diligencien la solicitud de búsqueda. Los cuerpos no identificados que yacen en el Panteón de la Colina proceden de 24 municipios de Antioquia (20 de estos en el Oriente); y fueron trasladados allí por la Fuerza Pública en los años más convulsos del conflicto armado. 

“Lo que hacemos en este proceso es sembrar la semilla: esperamos que, a largo plazo, una vez ordenada la información y con los bancos de datos al día, pueda ocurrir el momento de la entrega digna de un familiar a sus seres queridos”, concluyó Dairo Correa, experto técnico de la UBPD.  

El cementerio de Rionegro es uno de los más organizados en su documentación y uno de los más intervenidos en diferentes procesos judiciales. La labor de la UBPD en este momento consiste en ordenar y actualizar la información para poder orientar las identidades de los cuerpos y hacer entregas dignas a las familias.

Un llamado a la sociedad  

“La Unidad de Búsqueda comparte los nombres de los municipios y sus veredas, en aras de que organizaciones sociales, habitantes y medios de comunicación también se sumen a la búsqueda y permitan que los habitantes de las zonas urbanas y rurales de esta región puedan recibir información que aporte a la identificación de las personas desaparecidas y al encuentro de las familias buscadoras”, dice la UBPD en un comunicado de prensa del 19 de marzo de 2024.  

Los municipios y veredas de donde proceden los cuerpos no identificados que se hallan en el cementerio de Rionegro son: 

  1. Rionegro: cabecera, cabeceras de Llanogrande, El Capiro, El Higuerón, El Rosal, Galicia, Guayabito, La Laja, La Mosca, Los Alticos, Santa Bárbara, Tablacito, Yarumal. 
  2. San Francisco: cabecera, Boquerón, Comejenes, El Brasil, El Jardín-Buenos Aires, El Pajuil, El Porvenir, La Florida, La Honda, La Nutria Caunzales, San Isidro.  
  3. Sonsón: El Popal, La Palestina, Santa Marta, Montañita, Surrumbal. 
  4. Granada: El Chuscal, El Morro, La María, La Selva, Las Faldas. 
  5. San Carlos: Calderas, El Vergel, La Mirandita, San Blas, Santa Inés. 
  6. San Luis: El Silencio, La Estrella, La Garrucha. 
  7. El Santuario: El Morro, El Palmarcito, San Matías, La Trinidad. 
  8. Cocorná: El Viadal, La Cima, La Granja, Los Mangos. 
  9. El Carmen de Viboral: Boquerón, El Brasil, Quirama. 
  10. Abejorral: Combia, Guayaquil. 
  11. Guatapé: La Sonadora. 
  12. Concepción: Santa Ana. 
  13. Dabeiba: El Botón. 
  14. La Ceja: El Tambo, Higuerón. 
  15. Frontino: La Julia. 
  16. Guarne: El Palmar. 
  17. La Unión: San Miguel. 
  18. Anorí: Providencia. 
  19. Medellín: Santa Elena. 
  20. Argelia: sin dato. 
  21. San Vicente: sin dato. 
  22. Marinilla: sin dato. 
  23. Puerto Triunfo: sin dato. 
  24. San Rafael: sin dato.