En Medellín se realizó el Encuentro Nacional de Personas con Discapacidad, como parte del Comité Nacional de Participación, de cara a la Mesa de Diálogos entre el Gobierno nacional y el ELN. De este espacio surge una propuesta de enfoque ecosocial en el que esta comunidad, habitante de toda Colombia, espera ser tenida en cuenta, más allá de las palabras.

Por Margarita Isaza Velásquez
Foto: cortesía Mosodic

Música de flautas tradicionales, un mástil del que penden cintas de colores, el salón de un hotel dispuesto para el Encuentro Nacional de Personas con Discapacidad “Nuestro legado es la vida”. Los participantes hacen una ronda, bailan, dan pasos cortos, avanzan en las sillas de ruedas, algunos ven, otros escuchan, todos sonríen. Las cintas se van enredando en el mástil y conforman así un tejido de colores, un símbolo de participación y unión, de comunidades, etnias, saberes y sentires, que es guiado por Asela Díaz y Ligia Botina, guardianas del agua y del páramo, indígenas con discapacidad que viven en el departamento de Putumayo y viajaron hasta Medellín a finales de octubre para contribuir con su palabra y sus ideas a la participación ciudadana.

El video de la dinámica lo conserva Diva Sandoval, integrante del Comité Nacional de Participación y del Movimiento Social de Discapacidad Colombia —Mosodic—, quien está orgullosa de ese encuentro al que del 23 al 25 de octubre se sumaron más de 150 personas con discapacidad, procedentes de todo el territorio colombiano, la mayoría sin afiliación organizativa, con el intenso deseo de alzar su voz y las señas para que sean tenidas en cuenta en la transformación social, política, cultural y económica del país, que ahora mismo tiene que ver con un proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional, ELN.

Sandoval, cuya discapacidad visual no le impide tener una mirada que abarca lo que ella llama “la Colombia profunda”, resalta que para la población con discapacidad es importante participar de diálogos como los que el Gobierno ha establecido con el grupo guerrillero, porque “somos la segunda población más afectada por el conflicto armado en términos de desplazamiento forzado y de personas que adquirieron una discapacidad como consecuencia del conflicto”. Lo que surja de estos diálogos tendrá potencial de afectar decisiones constitucionales y legislativas que involucren a toda la sociedad, tal como sucedió con el Acuerdo de Paz con las FARC.

Más allá de su cercanía con los hechos de victimización de la guerra, agrega la representante de Mosodic: “Necesitamos que la sociedad colombiana también entienda que la población con discapacidad somos sujetos sociales y políticos y de derechos; somos seres humanos pensantes, actuantes, que también contribuimos al PIB. Creemos que esta es una oportunidad para hacer unas propuestas que se puedan llevar a la mesa de diálogo y que nuestras demandas, como sujetos de derechos, sean tenidas en cuenta”.

Este camino de búsqueda de derechos comenzó hace muchos años para personas como Diva Sandoval, quien es trabajadora social, lideresa, y para plataformas como Mosodic, fundada en el 2015, cuando aún se negociaba el acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC. Allí dijeron “presente” porque querían aportar sus necesidades, apuestas y soluciones, pero de ello pocos resultados tangibles han visto. Para otras personas que asistieron al evento, este camino de derechos apenas comienza.

Alexander Yarza, vocero político internacional de Mosodic, aprendiente de lenguas ancestrales y experto en educación, explica que la metodología implicada en el evento, y mucho antes de su realización, fue intencionada para que fuera vivencial, en una suerte de alfabetización política en discapacidad y derechos, no solo para los asistentes, quienes bien han experimentado opresiones y discriminaciones, sino para toda la sociedad y especialmente para quienes forman parte de instancias decisivas como la misma mesa de negociación. “Esto se remonta a la Agenda Nacional de Paz que creó Mosodic en 2017, en el contexto de los acuerdos de paz con las FARC. Allí hablamos de una campaña permanente de alfabetización política que, entre otros elementos, va más allá de obtener información para los mecanismos formales de participación social, comunitaria y política en el país. En su centro hay elementos de autodeterminación y de concienciación propios del Movimiento, y queríamos que personas que están en la mesa de negociación con el ELN conocieran también de estas necesidades de accesibilidad y de todo lo que implica un enfoque ecosocial”. Al Encuentro asistieron por ejemplo Mauricio Iguarán, gestor de paz del ELN, y Andrés Felipe Ríos, firmante de paz.

En palabras simples, comenta Yarza: “Lo que estamos invitando es a combatir procesos de violencia, de dominación, de deshumanización, de desvinculación”.

Orlando Cano, habitante del Suroeste antioqueño y otro de los organizadores del Encuentro Nacional de Discapacidad, explica que el enfoque ecosocial “busca trascender los modelos anteriores que ha tenido la discapacidad: el modelo médico rehabilitador y últimamente el modelo social, que se dirigen sobre todo a la población que vive en centros urbanos, pero que niega los entornos rurales o alejados de las ciudades”.  Estos modelos ubican a las personas con discapacidad, como el mismo Cano, quien es ciego, como personas receptoras de ayuda, protección y cuidado, pero no como sujetos políticos, sociales y de derechos, con autodeterminación y conciencia, miembros activos de la sociedad, como mencionan Sandoval y Yarza.

“Nosotros, con el enfoque ecosocial, buscamos expandir el espectro de inclusión para la población con discapacidad; y pues allí contemplamos muchas cosas: desde lo económico, lo productivo, el cuidado de la naturaleza, la conexión con la misma, y obviamente con cómo prepararnos para este mundo y para este momento de policrisis”, agrega Cano, de 33 años, quien es también estudiante de Ciencias Políticas y líder medioambiental en su región. La lucha del movimiento social de discapacidad —no solo de Mosodic, sino de todas las personas que comparten esta identidad— está dada, pues, entre los conceptos y las realidades que quieren intervenir, porque esperan que sus demandas y voces sean atendidas no solo en el papel sino también en los planos de decisión y ejecución de políticas públicas y esferas de derechos.

El Encuentro Nacional de Discapacidad se forma a partir del Comité Nacional de Participación —CNP—, una instancia creada por el Acuerdo N.° 9 firmado entre el ELN y el Gobierno nacional. Cano recuerda que a diferencia del Acuerdo de Paz logrado entre el Gobierno y las FARC, en este del ELN cada punto que se va acordando y se va firmando, tiene el mandato de ser materializado en esa misma medida. Entonces, cuando la mesa con el ELN determinó que en futuras decisiones de la mesa debía haber representantes de toda la sociedad, se crea el CNP y este debe convocar a diversos grupos sociales, los cuales deben acompañar y realizar tres productos específicos: un modelo de participación, un plan nacional de participación y unas recomendaciones. Por el momento, según lo expresan Cano y Sandoval, el Encuentro se enfocó en la fase de diseño.

Es desde la base, entonces, como Mosodic tiene claras sus expectativas y proposiciones. Lo expresa así Orlando Cano: “Es importante que se empiece a traer a la discusión pública el enfoque ecosocial para la población con discapacidad; y si eso en un mediano plazo se puede convertir en una política pública, y en una política de Estado, pues sería magnífico. Queremos que se empiecen a pensar los programas teniendo en cuenta a las personas con discapacidad que están en la Colombia profunda, con garantías reales de participación. Y que se reconozca que el conflicto armado es un factor determinante para la generación de discapacidades en la población, porque la guerra es una forma de deshumanización, y las prácticas que allí se hacen pues profundizan aún más esa deshumanización”.

Por eso hubo ejercicios como el de las cintas de colores, con música y sonrisas, también abrazos inusitados entre quienes han accionado armas y quienes han sentido sus impactos como propios… Sentir de nuevo la humanidad y poder armonizarse, escuchar al otro, reconocer la verdad en cada persona, saludarse por primera vez frente a frente, tocarse los rostros, acercarse a la experiencia de discapacidad de quienes habitan en los diversos territorios de Colombia, todo ello constituyó para Diva Sandoval, Alexander Yarza y Orlando Cano la mayor ganancia del Encuentro Nacional.

La travesía por los derechos aún es larga. Una cosa, lo saben bien, es reunirse y formar una propuesta; otra, bien distinta, es que sea respetada y tenida en cuenta en cada eslabón de la participación ciudadana. Por eso, su lucha no baja los brazos. “En Colombia las transformaciones no van a ser de la noche a la mañana, pero sí podemos empezar a abrir el camino, tratando de que en esos acuerdos que se van firmando con el ELN, se vayan firmando también las propuestas hechas por la sociedad civil; de que al menos nos escuchen, porque hasta ahora no lo han hecho”, concluye Diva Sandoval.