El arte ha seguido de cerca la vida política y social de los pueblos y Colombia no es la excepción. Buscamos en la Colección de Artes Visuales del Museo Universitario algunos ejemplos de lo que los maestros han plasmado para reflexionar sobre hechos cruciales de la historia nacional.

 

Por: Carlos Olimpo Restrepo S. – Periodista Alma Mater

Reseñas: Mauricio Hincapié Acosta / Curador Colección de Artes Visuales MUUA

Fotografías: Alejandra Uribe, Dirección de Comunicaciones UdeA

En octubre de 1899 se realizó la Exposición Nacional de Bellas Artes y la crítica de aquel entonces se dividió, con posiciones radicalmente opuestas entre quienes apoyaban la obra de Epifanio Garay y los que respaldaban la de Ricardo Acevedo Bernal, artistas académicos quienes representaban dos bandos que, semanas después de la muestra, se enfrentarían en uno de los conflictos más sangrientos del país: la Guerra de los Mil Días.

Desde entonces se puede decir que el arte, y sobre todo la pintura, ha estado presente en momentos relevantes de la vida política nacional, con denuncias de hechos atroces como crítica a algunos gobiernos o, incluso, como apoyo a los estamentos oficiales.

Para el profesor Gustavo Adolfo Villegas Gómez, «el arte es político no solo porque a veces plantee la crítica o porque esté en el marco de protestas o porque en ocasiones también funcione como propaganda, sino porque trata de generar un sentido de lo común, una relación entre las comunidades y esa es la potencia más fuerte que tiene el arte en la política: que logra ponernos en diálogo y en debate con respecto a distintas percepciones del mundo».

El docente de Historia del Arte en la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia (UdeA) consideró que «esto tiene que ver con una vocación que es natural en todo el arte, político en un sentido amplio, en la política como forma de estar en la ciudad, de tratar lo público. El arte siempre tiene esa relación, una obra tiene la intención de generar unos valores comunitarios, diálogo y una identificación de la gente con esas sensibilidades».

La Colección de Artes Visuales del Museo Universitario de la UdeA (MUUA) posee un importante muestra de pinturas que dan una idea de la posición asumida por algunos artistas al plasmar en su obra algunos momentos icónicos de la vida nacional.

«Aquí el arte cobra mucha importancia porque no es que solo quiera transmitir un mensaje político o crítico, sino sensibilizarnos sobre una situación conflictiva, dolorosa y, de alguna manera, nos está proponiendo que pensemos en esas situaciones, que busquemos unas soluciones que superen el conflicto, que generen un diálogo de sensibilidades», aseguró Villegas.

Sin título
Alejandro Obregón

Serigrafía
35 x 49 cm
s. f.

Nacido en Barcelona (1920-1992), su gran obra se hizo en Colombia. Tiene esa mirada del extranjero, la cual permite seguir el desarrollo político, económico y social de un país que le sirve de motivación en este estilo tan particular que lo hizo grande.
Esta obra corresponde a un capítulo de él en el que testimoniaba la violencia. Se refiere a un tema que no ha perdido vigencia: esos seres anónimos, los NN, los muertos por actos de violencia. En este momento coyuntural del país, cuando se cuestiona la historia del dolor, los NN se vuelven protagónicos en la valoración de nuestra historia.
Y en el caso de Obregón se torna universal, sirve en cualquier parte del mundo. Esa aplicabilidad de un lenguaje universal, que no habla de algo en particular sino de la situación y el genérico de la situación, es lo que lo vuelve contundente; y para la colección del Museo es un lujo tener esta joya plástica.

***

Palacio
Ethel Gilmour

Óleo sobre lienzo
155 x 144 cm
1985
Estadounidense (1940-2008) radicada en el país. Se hizo más colombiana que muchos colombianos. La gran particularidad de esta artista es que su pintura, que no pertenece a ninguna escuela, siente el dolor del país.
Vemos un acontecimiento tan importante en la historia del país como la toma del Palacio de Justicia, en noviembre de 1985. Colombia, representada en la imagen de mujer, es atacada, violentada y semidestruida a partir de ese enfrentamiento entre la guerrilla y el Estado. En una forma muy poética plasma en esta obra lo que fue esa situación.
En este testimonio, casi de pintura primitivista e ingenuidad, denuncia de forma muy contundente un acontecimiento que no solo es político, sino que trasciende y parte la historia de Colombia. Es un hecho que transforma el pensamiento del país y que lo sitúa en la  escala de reflexión internacional.

***

Es un honor señor presidente estar reunidos hoy
Beatriz González

Mixta
156 x 151 cm
s. f.

Esta santandereana (1932) siempre se ha caracterizado en sus temas políticos de una manera muy interesante, plantea situaciones más que hechos. En esta pintura casi hace una relación con la iconografía religiosa, el señor presidente está en el centro del cuadro, como en un altar de Corpus, y plantea la situación: ¿Qué pasa alrededor de él? ¿Todo está sucediendo a sus espaldas? Él está mirando al país, pero todo sucede detrás.
De una manera irónica y contundente plantea una reflexión en torno a lo que ha sido la historia política del país y la representatividad del Estado. Es un arte contundente, sin volverse panfletario; plantea una situación que trasciende el tiempo, se aplicaría en cualquier momento de la historia del país.

***

Clamor
Aníbal Gil

Grabado/Aguafuerte
148 x 105 cm
1990

Aníbal Gil (1932) es un maestro plástico local caracterizado por el trabajo de grabado y quien contribuyó mucho al desarrollo de esa técnica. En esta obra, más que de una marcha, habla de una situación social que representa esa movilización del pueblo solicitando y reclamando por algo.
Es un artista que trabajó el grabado en papel que, por ser una impresión, permite que muchas personas tengan un original según el número de piezas que se saquen. El acercamiento del grabado en el concepto de un original de una obra democratiza el arte. Si hablamos de marchas y de democratización del arte es un gran logro, en un momento cuando no todos los artistas se atrevían a esa toma de posición y a que fuera revelada a gran cantidad de gente a partir de esas obras.
Aníbal Gil no solo trata el tema de las marchas, sino que trata otros temas políticos: la paz, las confrontaciones, es un artista muy comprometido en el desarrollo de la historia local y nacional, plasmada en el término del arte.

***

Ninguna gran idea merece un cadáver
Luz María Bojanini

Grabado/Linóleo
67 x 195 cm
2001

Es una artista joven llega en un momento más atrevido de la plástica. Conserva una técnica clásica como es el grabado en linóleo, que es estampación en cuero, y permite empezar a denunciar esas transformaciones sociales que están testimoniadas en las movilizaciones sociales. Es el presente de esa antigüedad de lo que fue pasar del papel al grafiti, pero ya en un sentido más oficial en el que el artista se compromete más con esas movilizaciones.


Este artículo fue publicado originalmente el 22 de septiembre del 2021, aquí.