Este periódico se abre paso en una de las regiones más violentas del país, en la frontera con Venezuela. Los protagonistas de sus páginas son líderes y campesinos que llevan a cabo los sueños de construir convivencia y paz en la región.

 

Por: Pompilio Peña Montoya

La periodista Ángela Martín Laiton admite que al Catatumbo hay que recorrerlo con cuidado, pero sin miedo. Mientras en las zonas más profundas de la selva se vive la dinámica del narcotráfico, en los caseríos y pueblos, bajo 32 grados de calor, lo cotidiano transcurre entre la cordialidad y la sencillez de su gente campesina. Remontando montañas por carreteras de barro, Ángela halló historias atravesadas por experiencias dolorosas pero llenas de fortaleza y de esa esencia que es imposible no relacionar con la esperanza: un jovencito creador de una red juvenil para prevenir el reclutamiento; un hombre que decidió cuidar humedales en una de las zonas más violentas del país, y el relato de la primera cacica del pueblo Barí, son algunas de las historias que la periodista decidió publicar en el primer número del único periódico que ha existido en el Catatumbo: El Pacificultor.

También es cierto que a muchos no les gusta la idea de ser entrevistados y permitir que su imagen salga en un medio. Su compañera de travesía Luz Mery López, conductora y fotógrafa, le advirtió a Ángela, bogotana recién llegada, que la sombra de la guerra hizo crecer en el interior de los pobladores del Catatumbo una actitud de reserva difícil de doblegar. Sin embargo, aquellas historias extraordinarias fueron surgiendo poco a poco, con ese aliento que permite a los soñadores destacarse en medio de la adversidad. A Ángela sus ojos de reportera le enseñaron a apreciar esas cosas bellas que otros, a fuerza de costumbre, no captan ni aprecian. Así nacieron las historias que componen El Pacificultor, cuyos primeros 5 mil ejemplares comenzaron a circular el pasado 11 de noviembre, tras un acto inaugural en la Diócesis de Tibú, uno de los once municipios que conforman la subregión petrolera del Catatumbo.


El Pacificultor recibe el apoyo del proyecto Participaz Fase III a través de la ejecución de iniciativas regionales de paz y de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos. En la imagen el equipo de trabajo del periódico navegando el río Catatumbo. Foto: Facebook Pacificultor.

La idea de crear este periódico fue de monseñor Omar Alberto Sánchez, quien durante cerca de diez años trabajó con las comunidades de Norte de Santander,  siendo obispo de Tibú. Monseñor Sánchez, que en la actualidad es Arzobispo de Popayán, fue quien se puso en contacto con Ángela Martín y Luz Mery para en agosto de 2020 comenzar el proyecto de publicar un periódico sobre el Catatumbo. Ver: Erradicar la desesperanza

Durante el lanzamiento de El Pacificultor, Monseñor Sánchez manifestó que lo pretende con este medio de comunicación es darles voz a aquellas personas que han estado afectadas por cuenta del conflicto armado, la pobreza y las pocas oportunidades de progreso. Y añadió: “En este marco nació El Pacificultor, un medio de comunicación enfocado en servir a tantas voces fecundas, pero golpeadas por la indiferencia y hasta el desprecio. Justamente porque merecen todo nuestro respeto y consideración, estos actores invisibles deben ser reconocidos como referentes en un territorio que parece resignado a unos protagonistas que no merecemos y que nos roban el sentido básico de humanidad y futuro”.

Una de las personas invitadas a la inauguración de El Pacificultor  fue la periodista Patricia Nieto, directora del proyecto Hacemos Memoria de la Universidad de Antioquia, quien dijo: “Para una periodista como yo es maravilloso saber que nace un periódico en un país que apaga a sus medios y que censura a quienes quieren contar lo que pasa, así que lo celebro. Imagino el esfuerzo que esto significa y el reto que tienen por delante porque después de hacer una edición tan bella como la que ya pude ver, viene una exigencia grande que es poder mantener esa belleza y textura, y no me refiero al papel sino al lenguaje que es como una caricia para todas las personas de la región”.

Rubén, campesino cacaotero del corregimiento Pacelli, Catatumbo, exhibiendo la primera edición de El Pacificultor. Foto: Facebook Pacificultor.

De forma virtual también hizo presencia el presidente de la Comisión de la Verdad, el padre jesuita Francisco de Roux, quien expresó que El Pacificultor, en este primer ejemplar, captó de manera especial lo que se habla “en los pequeños caminos de los campesinos… lo que se siente en la montaña” con gran generosidad, en clave de reconciliación.

Además, De Roux agregó: “Me parece de mucho coraje y generosidad poner en marcha este periódico para, como dijimos en un principio, poner una voz, una que nace desde los corazones de ustedes, desde la profundad de sus familias y sus comunidades, de sus parroquias, que le pueda llegar a una región, donde los poderosos y los que están movidos por intereses de la guerra, de la manipulación de la coca, han impuesto un lenguaje de guerra, y ahora ustedes salen con una palabra nueva”.

Para Ángela Martín, justamente lo que proyectan las historias de El Pacificultor es un sentimiento de esperanza que se hace necesario en estos tiempos de incertidumbre, donde a la presencia de grupos subversivos se unió el enemigo invisible de la pandemia. En su trabajo, ella dice que ha aprendido a conocer una realidad que los habitantes de las grandes ciudades solo entienden a través de la televisión y, por ello, ahora, más que nunca, tiene la intención de hacer un periodismo alejado de los poderosos y cercano a las voces que merecen respeto y reconocimiento, porque con sus acciones e iniciativas aportan a la construcción de paz.

El próximo número de El Pacificultor está previsto para ser publicado en la primera semana de marzo del 2021.