En un conversatorio virtual organizado por Hacemos Memoria, varias expertas hablaron expresaron su preocupación por la falta de garantías estatales que defiendan la integridad física y emocional de aquellas mujeres que quedaron confinadas con sus agresores.

 

Por: Pompilio Peña Montoya

La pandemia afectó todos los ámbitos de la vida social, no solo el económico como algunos creen. El aislamiento preventivo, la pérdida de empleos, la incertidumbre por el futuro y las relaciones conflictivas convirtieron a algunos hogares en espacios peligrosos para las mujeres. En el 2019, según datos suministrados por el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, se registraron 4.640 casos de feminicidio en 24 países de la región. Para este organismo, entre otras cosas, las restricciones de movilidad limitaron el acceso de las mujeres a redes de apoyo y servicios de atención.

De hecho, un informe del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo evidenció que hubo un aumento entre el 20 y el 50 por ciento en las llamadas a las líneas de ayuda y denuncia por violencia de género. Los países con los volúmenes más altos de denuncias son Colombia, Brasil, México, Guatemala, Nicaragua, Argentina, Paraguay, Bolivia y Ecuador.

Estos temas fueron profundizados en el conversatorio virtual Voces de la pandemia: violencias basadas en género, organizado por Hacemos Memoria, en el que participaron la periodista feminista Miriam Bobadilla, licenciada en Ciencias de la Comunicación y especialista en Géneros y Sexualidades de la Universidad de Buenos Aires; la feminista Marta Restrepo López, activista de la Red Feminista Antimilitarista en Medellín (Colombia); y Gladys Ariza, médica salubrista de la Universidad Nacional, docente de la Universidad de Antioquia e investigadora en temas de Género y Salud. La charla, realizada el 4 de diciembre de 2020, fue moderada por la periodista Sandra Valoyes, magister en Comunicaciones y docente de la Facultad de Comunicaciones y Filología de la Universidad de Antioquia, e integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Colombia.

Durante la conversación, Gladys Ariza fue tajante al afirmar que los gobiernos no previeron las dimensiones que podría tomar la pandemia, por lo que las medidas que se tomaron para proteger a las mujeres confinadas con sus agresores fueron insuficientes. Según Ariza, las violencias basadas en género se han incrementado y eso se evidenció en el aumento de solicitudes de atención en líneas telefónicas y medios virtuales.

Gladys Ariza recalcó que puede existir un subregistro causado por las barreras que se formaron a causa de las medidas adoptadas por los gobiernos: “Esto se debió en parte a que, al principio, hubo un desconcierto, así que los sistemas judiciales se volcaron a la virtualidad a pesar de que existe una brecha digital enorme si hacemos la interseccionalidad con género y clase social. Por ejemplo, si iba una mujer a poner una denuncia le decían que se devolviera a su casa y lo hiciera por correo electrónico o entrando a una página web, y como muchas no conocían esto, hasta ahí llegaba el asunto; otras simplemente no salieron de sus casas por temor al contagio. Así pues, aumentaron también las violencias sexuales en relaciones de pareja”.

Frete a la pregunta de cómo fue el cubrimiento de parte de los medios de comunicación de esta problemática en Argentina, Miriam Bobadilla resaltó que el abordaje fue insuficiente. Además, se evidenció que una gran mayoría de mujeres mayores de 30 años no estaban muy familiarizadas con procedimientos digitales para poner denuncias. Los medios enfocaron sus lentes en cubrir homicidios de mujeres, pero no en realizar notas sobre prevención y generación de ambientes sanos.

“La pandemia vino a cambiar los parámetros en torno a la información, pero también dio cuenta de las brechas que existían respecto a las diferencias comunicacionales. Quiero dar un dato de mi país. Según la Casa del Encuentro, en 252 días de aislamiento (hoy estamos en la etapa de distanciamiento social preventivo obligatorio), se registraron 178 feminicidios, cuatro transfeminicidios y 11 feminicidios vinculados”, manifestó Miriam Bobadilla, quien  añadió: “lo medios de comunicación de mi país cubrieron poco y nada esta situación. Además, a la hora de buscar especialistas en epidemiología, por ejemplo, parece que en argentina solo hay barones. Parece que no hay epidemiólogas o especialistas en salud para ser entrevistadas. Otro de los egos y de las brechas que también hay que trabajar”.

Marta Restrepo López, activista de la Red Feminista Antimilitarista, explicó que su organización hace un permanente seguimiento de prensa con el fin de realizar estudios sobre la violencia de género. Con base en la información recopilada en ese seguimiento, entregó un dato preocupante: durante este año y hasta octubre (305 días), en Colombia se registraron 508 feminicidios. Una cifra verdaderamente diciente si se compara con los 571 casos ocurridos durante todo el 2019, anotó.

Según explicó Marta Restrepo, en Colombia “los medios de comunicación no registraron en el principio de la pandemia los asesinatos de mujeres. Todo estuvo centrado en la prevención de la pandemia y en las muertes que esta causó. Por otra parte, las líneas de atención no estaban preparadas. Sin embargo, hoy podemos decir que el aumento de este tipo de consultas por violencia de género es de más del 100 por ciento. Esto con la gravedad de que en el país es reciente la línea nacional de ayudas, y las líneas locales solo están en las grandes capitales; los municipios pequeños y las zonas rurales no tienen la posibilidad de denunciar o pedir ayuda”.

Marta Restrepo agregó que Colombia no cuenta con una política clara para salvaguardar no solo la integridad física de las mujeres, sino también su seguridad alimentaria, su salud, siendo este un tema preocupante en la medida en que existe un gran número de mujeres cabeza de hogar con niños a su cargo.