La obra de la fotógrafa francesa Christine Delory-Momberger aporta a la memoria colectiva sobre procesos de movilidad humana, que se han originado en Europa por razones económicas y de conflictos bélicos.

Por: Juan Camilo Castañeda

Conversamos con ella, quien además es profesora de Ciencias de la Educación en la Université Paris 13 Paris Sorbonne Cité, para conocer sus reflexiones sobre las narrativas de memoria y las motivaciones de su trabajo.

En Colombia, nos encontramos en un momento en el confluyen muchas memorias. Podría decirse que hay disputas por imponer grandes relatos sobre lo que ocurrió en el conflicto armado. Su trabajo se centra más en lo biográfico, en la historia de vida, ¿Qué importancia puede tener para una sociedad como la colombiana reconocer y narrar esos relatos individuales, que en últimas construyen una memoria colectiva?

Voy a iniciar hablando de la importancia que tiene la memoria en la construcción de la identidad. El que no cura su memoria es como si tuviera una identidad amputada. Pero nunca es fácil curar esa memoria porque a veces es doloroso. Y ese es exactamente el dilema.

Alguien que oculta su memoria es una persona a quien siempre le hará falta una parte de su historicidad. Existen a veces impedimentos que se le hacen a la memoria. Esos impedimentos han sucedido en Colombia, en España, en Europa y en muchas otras partes; entonces, esos impedimentos son el origen de unos giros en la historia y al presentarse estos giros en la historia no hay un recuerdo de esa memoria. A los regímenes totalitarios no les gusta la memoria, ellos construyen una sola memoria para toda la gente, pero no es su memoria.

Esa es la gran importancia de poder sanar y de cuidad la memoria. La memoria es algo orgánico, algo viviente, a veces es muy difícil poderla comprender y es fluctuante. De ahí la importancia para que se hagan relatos, biografías, narrativas, pero el conjunto de estas se puede convertir en un relato colectivo, en un relato diverso y plural. Por eso hay que luchar por el derecho a la memoria.

Un reto de la sociedad es cómo narrar las memorias. Quiero centrarme en la fotografía y las narrativas visuales, que es su campo. En esa necesidad de contar los relatos biográficos ¿Qué papel e importancia adquiere la fotografía y los archivos visuales?

Narrar la memoria es contar experiencias, porque el recuerdo es algo muy complejo. Por eso yo hablo de reminiscencias, porque a veces los recuerdos que se crean factuales, muy puntuales, están cubiertos de capas emocionales, del olvido, de las representaciones, es algo que se mueve entre esas capas de significación. Entonces, las reminiscencias nos llegan con muchísima emoción.

Y eso hay que contarlo concretamente, pero sin hacer un relato completo, que haya como un depósito para poder hacer la reminiscencia. Ahora, sobre la imagen en la fotografía, tenemos los álbumes fotográficos, los que ahora creamos en los teléfonos, en internet y eso es importante porque nuestros recuerdos y reminiscencias se están guardando en esos repositorios.

Nuestra memoria se constituye en imágenes mentales, las imágenes concretas son un soporte, pero es un soporte que tampoco es fijo, pues permite tomar otros recuerdos, otras reminiscencias. Entonces, por ejemplo, cuando no se tienen fotografías, recurrimos al arte o a la creación y ese es mi trabajo.

Hablemos de Exilios / reminiscencias, en la que plantea una reflexión sobre las migraciones y las fronteras. Uno como espectador se crea otras imágenes y significados de lo que el artista quiere representar. Por ejemplo, ahora leo un libro que se llama Últimos testigos, muchos de estos relatos hablan de la migración de niños en la Unión Soviética durante la Primera Guerra Mundial, su obra me conectó esa lectura y me hizo crear imágenes de estas historias…

Muy interesante, porque es la importancia del que mira. Como fotógrafa yo estoy diciendo: miren el mundo cómo me afecta; y con el que mira es cómo yo afecto ese mundo. Eso es interesante porque entonces el arte sale de su esfera y se convierte en una herramienta de trabajo, de socialización, de conexión, de traducción teórica, de nexo, de vínculo.

¿Qué reflexión quiere transmitir con esa obra?

Es mi historia, es la historia de mi familia, es algo que yo no conocía, entonces comienzo a buscar y hago pesquisas. Es la historia de la migración pobre, que está inducida por razones económicas, pero también por declaraciones de guerra, entonces a partir de todas cosas, ya no es solamente mi historia y la de mi familia, sino que se convierte en una historia colectiva.

Entonces, entra a un contexto político de dominación, de economía liberal para que las clases pobres se vuelvan más pobres y las clases ricas se vuelvan más ricas y eso también es lo que se ve en la historia de América Latina.

Lo que es interesante para mi, para trabajar algo, es que hay que inscribirse como sujeto en esa cuestión, es decir, a partir de una implicación personal y haciendo ese trabajo se van a encontrar los grandes problemas generales de Europa, del mundo, de un mundo que no marcha bien. Es así como yo considero mi rol de artista, no tomo fotos banalmente.

El trabajo que yo hago con mis fotos es de detective, es una pesquisa.

¿Qué estrategias implementa para que esas memorias interactúen y circulen?

Nuestra memoria es la memoria de los demás. Cuando tu viste mi trabajo y lo entendiste, entonces, también viste mi memoria, porque es una historia del siglo XX y XXI y cada uno construye sus memorias y construye para estar contra la dominación, la opresión de quienes no quieren que haya memoria. Y cuando tu me escuchaste, me entendiste, entonces, pensante en ti, en mi y en otras cosas y eso permite que sea algo heterogéneo. Compartir la memoria, construir sitios web, para mi eso es resistencia, por eso es muy complicado trabajar solo y es muy importante hacer los talleres y trabajar en grupo y lograr lo que es la heterogeneidad.

Parte de la exposición «Exilios / reminiscencias», de la fotógrafa francesa Christine Delory-Momberger. Foto: Juan Camilo Castañeda.