Manrique Oriental era el barrio rojo de Medellín. En 1949 los habitantes de este sector nombraron su parque como «Plaza Roja Jorge Eliécer Gaitán», la cual fue durante décadas escenario de manifestaciones y reuniones políticas del Partido Liberal. Antes, cada 9 de abril la estatua del caudillo era decorada con coronas de flores; hoy el monumento y el nombre del parque son solo un vestigio del pasado.

Por Juan Camilo Castañeda

La vida de Lucía Rave Zapata, a sus 87 años, transcurre detrás del mostrador de su almacén de variedades. Un lugar en el que, desde hace 60 años, observa la cotidianidad y los cambios que sufre el parque central del barrio Manrique Oriental de Medellín, cuyo nombre rinde homenaje a la memoria del líder liberal asesinado hace 70 años en Bogotá, Jorge Eliecer Gaitán.

El Parque Gaitán es uno de los pocos del país que no tiene una iglesia en alguno de sus costados. Las actividades en el mismo carecen de ese ritmo religioso que marcan las horas de la misa. En semana es tranquilo, se mueve en los horarios en los que estudiantes entran y salen de los colegios Pablo VI y Manuela Beltrán. Nunca está vacío, siempre hay, por lo menos, una pareja de hombres jugando ajedrez a los pies del monumento de Jorge Eliecer Gaitán.

Doña Lucía llegó a esta ladera Medellín cuando tenía siete años, en 1937, porque su familia fue obligada a abandonar la finca donde vivían en Fredonia, Antioquia, debido a problemas de su padre con los vecinos por los linderos de la propiedad. A su llegada, encontraron una ciudad que se expandía por las montañas del norte. En aquella época el terreno donde está hoy Manrique Oriental hacía parte de la hacienda La Favorita, del señor Tomás Muños, y cuando murió sus herederos decidieron lotear la propiedad.

La familia urbanizadora dejó un pedazo de tierra vacío en la mitad de La Favorita, pensando en la posibilidad de que allí se consolidara la plaza del barrio. El espacio, llamado simplemente como “El plan”, era un tierrero expuesto al sol en el que jugaban los niños. En la esquina noroccidental de “El plan” fue donde don Samuel Rave compró un lote, ahí construyó una casa para vivir con su esposa y sus 16 hijos, y un local comercial en el que puso una tienda y donde hoy está el almacén de la hija mayor, doña Lucía.

Doña Lucía dice que la muerte de Jorge Eliecer Gaitán fue un acontecimiento excepcional para todos los colombianos, sin importar si votaban azul o rojo. “Todos recordamos lo que hacíamos en el momento nos enteramos que lo mataron, sin duda”. Sobre el mediodía del 9 de abril de 1948 su mamá, doña Isabel Zapata, atravesó corriendo “el plan”, venía de la única casa donde había luz en Manrique Oriental. “Nos dijo que por la radio anunciaron la muerte un señor muy importante, cerró la tienda y nos encerramos en la casa”, recuerda.

En medio del relato doña Lucía hace un paréntesis: “A los ricos no los debió afectar tanto la muerte de Gaitán”. Asegura que a su padre, y por lo tanto a su familia, le gustaban las ideas del político porque hablaba de un mejor futuro para los pobres. “Él era una buena opción para nosotros. Por acá, el barrio pobre y muy liberal, toda la gente se revolcaba pensando en que mataron el que nos iba a salvar, pensábamos que ya no había esperanza”.

Junta Liberal de Manrique Oriental en la década del 70. Ramón Rivera en el centro, con camisa y boina roja. Foto: cortesía familia Rivera.

Junta Liberal de Manrique Oriental en la década del 70. Ramón Rivera en el centro, con camisa y boina roja. Foto: cortesía familia Rivera.

Memoria roja
“La gente cree que este lugar se llama simplemente Parque Gaitán y no es así. Su nombre, según la matrícula pública del año 1978 es Plaza Roja Jorge Eliecer Gaitán”, dice Jesús Rivera, un líder comunitario del barrio que conoce la historia del sector porque su padre, Ramón Rivera, fue uno de los fundadores.

En los primeros años de la década de los cuarenta, vecinos de Manrique Oriental, entre ellos Ramón Rivera, Abel Hoyos, Pepe Serna, Carlos Oporto, Luis Pineda, Aníbal Carvajal, Aníbal Vélez, Ramón Hoyos, Fernando Gómez, fundaron el centro cívico del barrio. Esta organización se dedicó a construir las casas de las familias que arribaban al sector y a gestionar la construcción de escuelas, de la iglesia y la dotación de servicios y espacios públicos. “Todos ellos eran miembros del Partido Liberal. Este era el barrio rojo por excelencia y, por eso, cuando matan a Gaitán decidieron nombrar el parque en su memoria y al año siguiente pusieron un busto de cemento”, cuenta Jesús.

Las disputas de los liberales y los conservadores en la década de los cincuenta, conocida como La Violencia, también se vivió Manrique Oriental. Según recuerda Jesús y doña Lucía, al barrio llagaban conservadores de Bello, San Vicente e Itagüí con la intención de atentar contra los líderes liberales del barrio, pero los vecinos los confrontaban con piedras y palos. “A mi papá le tocó en varias ocasiones coger una escopeta y prenderse a tiros con los godos. A lo último le tocó exiliarse en un pueblo”, explica Jesús.

En una noche de 1952 un estallido se robó el sueño de los vecinos del Parque Gaitán. El busto del caudillo liberal fue dinamitado por uno de esos grupos conservadores que irrumpía en el barrio. En 1953 ubicaron otra figura que en la década del 70 fue destruido por un árbol que le cayó encima. “A los vecinos no les gustaba para nada, dijeron que fue un gol de los conservadores porque se parecía a Laureano Gómez”, comenta Jesús. En total, han sido cuatro las estatuas que han puesto en el Parque Gaitán. El último monumento es una escultura del artista Octavio Montoya Estrada que se instaló en 2004 y que se destaca por su postura con el puño arriba y un grito que muestra su voluntad de lucha.

Hasta hace una década, según cuentan varios habitantes del sector, cada 9 de abril la estatua era decorada, al menos, con una corona de flores. “Cada año desde 1949 se hacía algo. Cuando venían los políticos, aquí les decíamos que no trajeran solo flores, también queríamos obras, pero al final venían solo por los votos, entonces, hasta mejor que se acabó eso”, dice Jesús quien hizo parte del Partido Liberal.

Liberales de Manrique Oriental celebran en el Parque Gaitán la elección de Virgilio Barco como presidente de la república. Foto: cortesía familia Rivera.

Liberales de Manrique Oriental celebran en el Parque Gaitán la elección de Virgilio Barco como presidente de la república. Foto: cortesía familia Rivera.

La política hoy
En estos días, previos a las elecciones presidenciales, hasta las conversaciones más cotidianas suelen terminar en política. Jesús explica que de su padre heredó la vocación por el liderazgo y el compromiso con las banderas rojas del Partido Liberal, que hasta la campaña de Horacio Serpa a la presidencia, en 1998, movilizó al barrio para votar por los candidatos rojos. “El único que no me gustaba era Galán porque era muy izquierdoso”, recuerda. Jesús nació en 1955, creció con los relatos de su padre sobre y los vecinos sobre Gaitán. Para él es un ícono, un hombre que se destacó por ser uno de los mejores oradores de la política del país, de temperamento fuerte y “que estaba comprometido con las causas populares”, dice. En Manrique Oriental hay vecinos que lo cuestionan porque se volvió uribista y él argumenta que “en sus principios Uribe fue liberal” y que no lo sigue tanto por sus ideas sino “por su capacidad para gobernar”.

— ¿Usted quién cree que va a ganar? Le pregunta doña Lucía.
— Iván duque.
—Dios lo oiga.

Doña Lucía explica que los liberales de verdad ya se murieron, que hoy en el barrio no importa si la gente tiene un trapo azul o rojo, sino que es la gente quiere saber si es de izquierda o de derecha, “lo bueno es que a diferencia de otros tiempos, por acá la gente se porta bien, ya nadie pelea a golpes por eso”, concluye.

Jesús Rivera fue uno de los líderes que gestionó la transformación del Parque Gaitán. Foto: Juan Camilo Castañeda.

Jesús Rivera fue uno de los líderes que gestionó la transformación del Parque Gaitán. Foto: Juan Camilo Castañeda.