Un museo virtual de la memoria creado a partir de objetos personales que tenían algunas mujeres buscadoras de la Corporación Madres de la Candelaria, es la iniciativa que desarrollaron investigadores de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia para mantener vivo el recuerdo de personas desaparecidas.

Por Emmanuel Zapata Bedoya

Foto tomada del museo virtual La casa, un espacio de recuerdos

La casa, un espacio de recuerdos es un proyecto digital que busca, gracias a los archivos personales de dieciséis mujeres de la Corporación Madres de la Candelaria, de Medellín, preservar y compartir las memorias de familiares de desaparecidos para entender su activismo político y divulgar su trabajo enfocado en la búsqueda de personas en el marco del conflicto armado.

Esta fue una iniciativa del grupo de investigación Información, Conocimiento y Sociedad, de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia; y contó con el apoyo del Museo Casa de la Memoria, el Comité para el Desarrollo de la Investigación (CODI), y el CICINF de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la UdeA.

“Entre 2015 y 2016 iniciamos talleres con algunas mujeres que hacen parte del grupo Madres de la Candelaria, donde por medio de objetos simbólicos reactivábamos la memoria y recordábamos a esas personas que estaban desaparecidas. Hicimos entrevistas, conversamos con ellas y La casa, un espacio de recuerdos fue el resultado que obtuvimos”, explicó Luis Carlos Toro Tamayo, docente líder del proyecto.

La casa, un espacio de recuerdos se lanzó en medio de la pandemia, en 2020. “Nosotros, al ver la necesidad que se estaba generando en distintos espacios, como los museos, conversamos con el Museo Casa de la Memoria y allí montamos por primera vez este proyecto. La casa fue muy visitada y a las personas les pareció un proyecto, además de innovador, importante para los procesos de memoria alternativos y diferentes”, expresó Toro Tamayo.

La casa, compuesta por dos habitaciones, una sala, un comedor, un baño, una cocina y un patio, tiene en su interior los objetos utilizados en los talleres y que ahora conservan “la memoria de personas desaparecidas o asesinadas, siendo recordadas por sus familiares como un gesto de la dignidad y del respeto a sus memorias”, explicó el profesor.

Imagen del comedor de la sala de La casa.

Allí, además de encontrar el recuerdo vivo de los familiares desaparecidos de algunas Madres de la Candelaria, hay testimonios de estas mujeres que relatan de qué forma conservaron los objetos, por qué son importantes y qué significado tienen.

La filóloga de la Universidad de Antioquia, Camila Londoño Román, el ingeniero en diseño de entretenimiento digital de la misma universidad, Santiago Baena Toro y la doctora de la Universidad Paris-Sorbonne y de la Universidad de Chile en Estudios Latinoamericanos, Ana María López Carmona, liderados por el profesor Toro Tamayo, quien es doctor en Langues et Littératures Romanes, magíster en Lingüística e historiador de la Universidad de Antioquia, lograron por medio de procesos de filtración, organización archivística y softwares especializados, concretar el recorrido interactivo que permite visualizar el interior de la casa y buscar en las diferentes habitaciones objetos que contienen información cargada de recuerdos.

Para la construcción de la casa los investigadores sistematizaron 296 fotografías. En total, lograron identificar 1371 objetos, de los cuales seleccionaron 22 que se incluyeron en el recorrido.

Además, como se lee en el artículo Memorias en tiempos difíciles, se usaron “mapas geográficos de la región antioqueña, fichas bibliográficas, esferos de diferentes colores, un pañuelo, un portarretrato, un frasco de vidrio con tapa de madera de corcho, una caja de cartón y una fotografía de ellas mismas realizada con una cámara instantánea (…) con el fin de suscitar reflexiones en torno al cuidado de los archivos personales y el poder de estos en la construcción de las memorias”.

Los “archivos personales”, como se le conoce desde la archivística, son esos objetos que las Madres de la Candelaria conservaron y utilizaron para no olvidar a sus desaparecidos: documentos públicos o privados, prendas de vestir, cartas, certificados, registros electrónicos, dientes, cabello, tarjetas, fotografías, entre otros, que se vuelven relevantes para los familiares de las víctimas, ya que “conservan el recuerdo de sus seres queridos, a la vez que significa la presencia de esas personas que ya no están”, explicó Toro Tamayo.

Con esto se pretende de forma alternativa implementar métodos para la construcción de memorias: “Es que todos tenemos derecho a recordar, a no olvidar a las personas que no están en nuestro espacio, pero sí en nuestras mentes, en momentos pasados”, agregó Toro Tamayo.

Otros aliados que se sumaron a la propuesta fueron el Museo de Arte Moderno de Medellín, el Grupo de Investigación en Comunicación Urbana, GICU, de la Universidad Pontificia Bolivariana; la Université de Lorraine,  además de la articulación con el Centre de Recherches Ibériques et Ibéro-américaines (CRIIA) de l’Université Paris Nanterre, en Francia; y la alianza colaborativa con Laboratório de Ensino, Pesquisa e Produção em Antropologia da Imagem e do Som Instituto de Ciências Humanas, de la Universidade Federal de Pelotas (LEPPAIS), de Brasil.

Después de su lanzamiento y al revisar los resultados obtenidos, el grupo de investigación pensó en la posibilidad de generar mayor interacción y conseguir aportes de diferentes públicos. Por eso crearon un formulario de participación para que las personas interesadas puedan contribuir con imágenes de objetos personales que permitieran alimentar la reflexión sobre su valor significativo e informativo para evocar un recuerdo. “Esta estrategia también permite ampliar el repertorio de objetos, pero sobre todo generar una reflexión sobre los documentos materiales que conservamos y sus significados en nuestra vida y en la sociedad”, se lee el artículo Memorias en tiempos difíciles.

Con estas contribuciones, que a julio de 2023 aún son recibidas, se crearon galerías fotográficas virtuales que se han expuesto en el Museo Casa de la Memoria en Medellín y en el museo Memorial da Resistência de São Paulo, en Brasil. “Aún continuamos alimentando estas galerías fotográficas porque consideramos que esta forma de memoria motiva a esas víctimas a nunca olvidar a sus familiares asesinados o desaparecidos. Entendemos que muchas veces las búsquedas son complejas, largas e incluso pocas veces se obtienen respuestas sobre el lugar donde puedan estar esas personas, pero el recordarlas por medio de un objeto en un espacio determinado las devuelve a su familia, a su hogar”, finalizó Toro Tamayo.