En el colegio 20 de Julio y en la biblioteca municipal, los niños y jóvenes aprenden sobre la importancia de recordar a quienes murieron por causa de la violencia. Con ejercicios de memoria histórica los estudiantes elaboran sus propios relatos.

 

Por: Pompilio Peña Montoya

Imágenes: cortesía biblioteca y colegio 20 de Julio

Sandra Colón es una docente de El Bagre que guarda una libreta con los nombres de 50 jóvenes que han sido asesinados en esa población el Bajo Cauca antioqueño. En sus hojas hay un nombre que la entristece más que los demás, pero que, al tiempo, la llena de valor. Es el de Jhon Faber, un exalumno que fue asesinado tras haber pasado a la Universidad de Antioquia con una beca de estudio por graduarse con el mejor Icfes del municipio en el 2018.

A menudo la profesora le cuenta de Jhon Faber a sus alumnos del grado décimo y once de la institución educativa 20 de Julio, donde lleva a cabo un proceso de memoria que ha ganado acogida entre estudiantes y padres de familia.

Entre las actividades de memoria que desarrolla la docente a lo largo del año, hay jornadas de lectura de relatos y análisis de documentales del conflicto armado. Con estos ejercicios, Sandra busca que los estudiantes conozcan algunos de los hechos victimizantes del conflicto para luego comparar sus efectos y trasladarlos a la realidad social de El Bagre.

Con este tipo de actividades, que llevan más de cuatro años, Sandra ha logrado motivar a los estudiantes a escribir acerca de sí mismos, a conocer sus raíces familiares y a reconstruir la historia de sus barrios o veredas. Pero hay una actividad que para Sandra es más significativa y conmovedora que las demás, se llama Noche de Sanación.

“La muerte de Jhon Faber fue muy dura. El día de la velación sus amigos lo lloraron y por días el ambiente en el colegio fue triste. Entonces les pregunté a mis alumnos cómo podíamos recordar a Jhon, y propusieron que escribiendo su historia. Cada uno en sus cuadernos comenzó a redactar lo que recordaba, y luego le pedimos a la mamá que nos contara más sobre él. Así nació Noche de sanación”, comenta la docente, quien lleva 28 años dedicada a la educación.

El día de esa primera Noche de Sanación los jóvenes se prepararon para amanecer en las instalaciones del colegio. En esa ocasión tuvieron la oportunidad de escuchar la historia de Jhon Faber de boca de la persona que mejor lo conoció: su madre. Este ejercicio, lo reconoce Sandra, despertó muchos sentimientos y reacciones, por lo que se llevó a cabo con el acompañamiento de profesionales en psicología. Desde entonces, Noche de Sanación se convirtió en un encuentro que propicia la creación de un libro de memorias llamado: La violencia me mató, pero la escritura me mantiene vivo. Éste, recupera los relatos de jóvenes que estudiaron en el colegio y que sufrieron los impactos de la violencia.

Junto con lo anterior, en varias ocasiones el proyecto de la profesora Sandra se ha unido a las actividades de memoria que realiza la biblioteca municipal de El Bagre, gracias a la sala el Rincón de la memoria, iniciativa del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) que también benefició las bibliotecas de Nechí, Tarazá y Zaragoza.

 

El rincón de la biblioteca

La Biblioteca Pública Juan José González Vandevente queda a la entrada del barrio Bocas de Minero. Es un lugar amplio con salas y colecciones en las ramas básicas del saber. Su bibliotecaria es Durly Palacio, una chocoana que encontró en los libros un refugio en el cual compartir con niños y jóvenes que a diario llegan de los barrios más pobres. Jugar, reír, leer, ver videos y conversar, son algunas actividades que dirige la bibliotecaria entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde.

Gracias a la donación de materiales por parte del CNMH, el Rincón de la memoria ha propiciado encuentros de reflexión. Solo el año pasado, durante diez meses, la biblioteca realizó actividades como danzas, obras de teatro, lecturas y conversatorios sobre violencia y hechos victimizantes como la desaparición forzada y el asesinato. También abordó temas relacionados con la libertad de prensa y divulgó información sobre los derechos de la población afrodescendiente. De igual manera, realizó caminatas y velatones con madres víctimas que compartieron ceremonias de sanación y reconciliación.

Todas estas actividades tienen como punto de partida el material del Rincón de la memoria que, además de libros y películas, incluye un estante con las publicaciones del CNMH, un televisor, dos pufs, un exhibidor y memorias USB del programa Bibliotecas con Memoria. Con estos implementos y con los ejercicios de memoria, reflexiona Durly: “Queremos arrebatarles los niños y los jóvenes a los violentos. Queremos un territorio de paz”.

“El tema que más tratamos con los niños es: ¿Qué es la paz y cómo la podemos hacer en nuestros barrios? Esto es importante porque la mayoría de nuestros alumnos viven en invasiones con graves problemas de convivencia, discriminación y violencia”, afirmó la bibliotecaria.

Históricamente, el municipio de El Bagre ha sufrido los embates de la guerra. De hecho, en la actualidad la población civil está en medio de la confrontación entre la guerrilla del ELN y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia que se disputan el territorio, la economía de la coca y la minería ilegal.

Ante este escenario, tanto la profesora Sandra como la bibliotecaria Durly persisten en desarrollar sus procesos y en unir sus esfuerzos para contribuir a la construcción de memoria con los niños y jóvenes desde el territorio.