Junto a otras organizaciones de mujeres, las integrantes de El Meta con Mirada de Mujer construyen paz y democracia en los llanos orientales. Su labor va desde el acompañamiento a víctimas de violencia sexual, hasta la incidencia política y el apoyo a proyectos productivos.
Por: Jenny A. Moncada
Fotos: Facebook El Meta con Mirada de Mujer
Madres, jóvenes, campesinas, profesionales, estudiantes, afros, concejalas, desplazadas y víctimas del conflicto armado hacen parte de la asociación El Meta con Mirada de Mujer, cuyos orígenes se remontan al año 1985 en el municipio de Guamal, donde la educadora de preescolar, Nancy Gómez Ramos, identificó que en este territorio faltaban centros educativos para la primera infancia. Ante esta situación, decidió reunirse con otras mujeres para gestar el primer jardín infantil de esta población logrando que un grupo de 56 madres comunitarias estudiaran para ser “madres jardineras”. Fue a partir de esa lucha que se consolidó una asociación que ya cumple tres décadas trabajando por la equidad de género.
Entre sancochos, paseos de río y actividades artísticas de la cultura llanera, estas mujeres diversas y preocupadas por las problemáticas sociales que han afectado al Meta, a su comunidad, a sus familias y a sí mismas, empezaron a liderar procesos sociales de conciencia, aprendizaje y propuestas políticas para generar cambios estructurales en el territorio, obteniendo en el año 2002 la personería jurídica. “Nuestro trabajo se enfoca en tres necesidades que tienen las mujeres en el departamento: la formación para la participación política, la autonomía económica y las violencias de género”, afirmó Nancy Gómez, actual vicepresidenta de la asociación.
En medio de su trabajo, la asociación conoció a otros colectivos de mujeres con los cuales encontró identidad en aspectos como sus historias de vida, habitar una zona de conflicto armado y tener la esperanza de construir un futuro mejor. Así surgió la plataforma Red de Mujeres y Organizaciones del Meta que agrupa a más mujeres de la región: “Las lideresas pertenecen a la asociación y son quienes coordinan los procesos municipales. Territorios como Cubarral, El Castillo, El Dorado, Guamal, Granada, Puerto Rico, Lejanías, San Martín y Villavicencio, cuentan con un equipo que apoya la gestión político social en lo local. Este fue un proceso muy hermoso en el que las mujeres nos encontramos con nosotras mismas y con otras”, expresó Mercy Carrión, representante legal de la organización.
Como parte de este proceso de articulación, en diciembre del 2006 las integrantes de la asociación organizaron el primer encuentro de mujeres del Meta y desde entonces han liderado procesos colectivos de movilización y defensa de derechos articulando el movimiento social con enfoque de género en la zona del Ariari, relató Nancy Gómez, quien agregó que el trabajo de las mujeres ha sido fundamental para recuperar la confianza en sí mismas, teniendo en cuenta que habitan una zona en conflicto, y para aportar a la reconfiguración de la democracia y al desarrollo del departamento.
Entre las acciones que desarrolla la asociación El Meta con Mirada de Mujer, además de la educación, se destaca su liderazgo en la construcción de la Política Pública de Equidad de Género para las Mujeres del Meta, y en el acompañamiento al proceso de denuncia de las víctimas de violencia sexual en medio del conflicto armado.
Violencia de Género
Por más de 60 años, el Meta ha sido uno de los departamentos más icónicos del conflicto armado colombiano. En el último siglo se convirtió en escenario de tensiones, de disputas y de luchas por el control del territorio entre actores armados legales e ilegales, con altos índices de violencia, incluyendo la explotación sexual infantil y la violencia sexual que han afectado especialmente la integridad de las mujeres del llano. “Así ha sido históricamente en todos los lugares del mundo en donde ha habido guerra, es decir, si nosotros estamos hablando acá que tenemos una guerra de más de 50 años, pues más de 50 años tiene la violencia sexual”, afirmó Nancy Gómez, quien hoy es una de las activistas por los derechos humanos con más trayectoria en la región.
Según cifras del Registro Único de Víctimas de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas en Colombia (Uariv), en el Meta alrededor de 256 mil personas han sufrido diferentes hechos victimizantes, de los cuales más de mil casos corresponden a delitos de índole sexual, siendo las mujeres la población que representa el mayor número de víctimas, lo que ha dejado impactos y consecuencias humanitarias. Datos del informe La guerra inscrita en el cuerpo, publicado en el 2017 por el Centro Nacional de Memoria Histórica, y en cuyo proceso participaron las integrantes de Meta con Mirada de Mujer durante el trabajo de campo, indican que el 91,6 por ciento de las víctimas de violencia sexual en medio del conflicto armado en Colombia han sido niñas, adolescentes y mujeres adultas.
Teniendo en cuenta esta realidad, en el año 2014 la asociación participó en una convocatoria del Ministerio de Justicia, logrando acceder a una vocería nacional para hacer seguimiento a la Ley 1719 de 2014, que adoptó medidas para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia sexual, en especial la violencia sexual con ocasión del conflicto armado, buscando atender de manera prioritaria las necesidades de mujeres, niñas, niños y adolescentes víctimas.
A partir de ese momento, El Meta con Mirada de Mujer comenzó a ejercer un papel crucial en la preparación del terreno para que las mujeres del departamento dieran a conocer sus testimonios. En diciembre del 2014, este grupo de mujeres presentó al Ministerio una propuesta lúdico pedagógica para hacer la primera denuncia colectiva de mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado, la cual se estructuró en tres partes: historia de vida, documentación de caso y denuncia. En el desarrollo de esa propuesta, “realizamos jornadas de acompañamiento, de reivindicación con el cuerpo, de danzas y de escritos de colores. Además, mujeres con cicatrices físicas y emocionales causadas por el conflicto se prepararon para denunciar a sus victimarios, lucharon contra sus miedos y reconocieron esa fortaleza que les ha permitido llegar a donde están. A su vez, estas sesiones las invitaron a pensarse a futuro y a soñar”, recordó Ginna Villalba, quien hizo parte del proceso.
Entre tanto, Nancy Goméz comentó que la fase de denuncia se llevó a cabo de manera integral en Guamal: “Se dieron cita todas las mujeres con la parte jurídica de la Defensoría del Pueblo, Medicina Legal, Procuraduría, Fiscalía y Bienestar Familiar para que las instituciones recibieran las declaraciones y para que la víctima hiciera un solo relato. El primer grupo se hizo en el 2015 y el segundo en el 2016”.
Este tipo de ejercicios, agregó Nancy Gómez, son importantes si se tiene en cuenta que en Colombia hay una alta impunidad en los casos de delitos sexuales relacionados con el conflicto. Sin embargo, agregó, de las 129 denuncias recolectadas en el Meta durante este proceso, tan sólo en 29 casos las víctimas recibieron una indemnización económica, sin mencionar que el acompañamiento psico-social de la institucionalidad ha sido prácticamente nulo.
Por otra parte, Nancy Gómez aseguró que la violencia sexual en “el Meta ha sido silenciada a tal punto que el día que estábamos haciendo la jornada integral de denuncia, una funcionaria de la Defensoría del Pueblo dijo que eso era un montaje, y ante eso tuvimos una fuerte confrontación con esa institución para que reconocieran que era verdad”.
Frente al problema de la violencia sexual, Ginna Villalba dijo que mientras haya guerra y un sistema con patrones y estereotipos de género en el que los hombres consideran que tienen el poder sobre el cuerpo de las mujeres, este flagelo se seguirá manteniendo, por eso considera que para transformar esta realidad se requieren “educación, voluntad política, inversión de recursos económicos y humanos, leyes que se cumplan y mucho trabajo con las personas del territorio. Estas son estrategias que se deberían implementar para que se dé un cambio real en la vida de las mujeres”, afirmó.
En esa vía, la misión que tiene El Meta con Mirada de Mujer es procurar una vida digna para las mujeres, motivo por el cual, entre otros procesos, la asociación desarrolla estrategias pedagógicas para la eliminación de las violencias basadas en género, a través de talleres de salud sexual y reproductiva y de espacios de diálogo en los que las mujeres comparten sus experiencias. «Hacer parte de la asociación cambió mi manera de pensar, ver, sentir y actuar, las violencias hacia las mujeres han sido invisibles, pero con tanto trabajo que hemos hecho, hemos tenido la oportunidad de hablar entre nosotras, de sacar a la luz muchas cosas y de darnos cuenta de que todo lo que nos ha pasado no es un mito”, indicó Mercy Carrión.
Participación e Incidencia Política
Gracias a la incidencia política y social, y a la capacidad de resistencia, “entre los alcances más representativos de la organización de las mujeres, y como resultado de la intensa lucha, después de cuatro años de formulación y de negociación con el gobierno departamental, se consiguió la Política Pública de Equidad de Géneros para las Mujeres del Meta y la creación de la Secretaría de la Mujer y Equidad de Género en el Meta, estos logros permitieron el posicionamiento de la asociación como referente regional convirtiéndose en un actor válido para liderar procesos e interlocutar con la institucionalidad”, indicó Nancy Gómez.
De acuerdo al documento oficial, el proceso para la gestión de esta política “contó con la participación de más de 600 mujeres de los 29 municipios del departamento, a través de múltiples encuentros de mujeres en situación de desplazamiento, víctimas, mujeres afrodescendientes, indígenas, campesinas, lideresas, madres comunitarias y trabajadoras”; y se desarrolló a través de siete ejes programáticos: 1. Derecho a una vida libre de violencias. 2. Autonomía y empoderamiento económico. 3. Participación y representación política. 4. Salud integral para las mujeres. 5. Educación con equidad de género. 6. Construcción de paz y justicia de género. 7. Hábitat, vivienda, medio ambiente y acceso a la tierra.
Por otra parte, las acciones dirigidas a la formación en incidencia política y toma de decisiones han permitido que representantes de esta organización les hayan apostado a candidaturas de elección popular, “en la asociación para el año 2018, de las 27 mujeres activistas hubo dos concejalas electas, y hubo cinco candidatas al Concejo para los municipios de El Dorado, El Castillo, Guamal, Granada y Puerto Rico”, manifestó Ginna Villalba.
El trabajo en red y la educación han sido pilares fundamentales para el crecimiento de la organización y para un cambio estructural en esta zona del país. El proceso de capacitación se ha basado en la dinámica formación de formadoras, que hasta el día de hoy continúa siendo la ruta en que se fortalecen los aprendizajes en el grupo regional y se repliquen en el ámbito local. Por eso, Mercy Carrión dijo con orgullo: «Usted puede venir al llano, al municipio que usted escoja, y le podemos mostrar: vea, este es un trabajo de nosotras».
Autonomía Económica
«Todo proyecto que llega a la asociación incluye un eje que se enfoca en la economía de las mujeres, muchas mujeres viudas o divorciadas que estaban solas criando a sus hijos en fincas, se vieron beneficiadas por múltiples proyectos de emprendimiento económico, así pudimos entregar carros para vender chorizos, cholaos, ponederos para gallinas, marranos, entre muchas otras cosas que las mujeres nos pedían y que como asociación pudimos hacer la gestión mediante proyectos», indicó Mercy Carrión.
Nancy, Mercy y las demás integrantes de esta agrupación, trabajan en la consecución de recursos y la formación en liderazgo económico para la autonomía financiera, partiendo de las necesidades de las mujeres, contribuyendo así a mejorar la calidad de vida de las metenses y sus familias, labor que han adelantado a través de proyectos financiados por entidades gubernamentales y cooperantes internacionales. «A mujeres de Puerto Rico, Meta, se les logró apoyar con un proyecto de restaurante, en Villavicencio un restaurante vegetariano, en Lejanías se logró la ampliación de un asadero, en Granada se apoyó con la entrega de ganado de ceba y alevinos para criar cachama, todos son emprendimientos de mujeres que ya estaban trabajando y requerían apoyo para mejorar sus ingresos y sostener a sus familias», afirmó Carmen Gaitán, líder de la asociación en el municipio de San Martín.
Con estos y otros procesos, El Meta con Mirada de Mujer continúa desarrollando acciones por la equidad de género, la igualdad de condiciones entre hombres y mujeres y la construcción de políticas públicas participativas e incluyentes en la región del Ariari.