Una investigación recuperó la experiencia de esta iniciativa ciudadana de paz que, en los años noventa, ayudó a reducir los impactos del conflicto armado en esa población del Oriente antioqueño y logró en el territorio el primer acuerdo humanitario unilateral del ELN.
Por: Pompilio Peña Montoya
En 1996 en el municipio de San Luis, Oriente antioqueño, surgió un movimiento cívico denominado Consejo de Conciliación y Desarrollo Social de San Luis, cuyo propósito fue defender la vida y el territorio, ante las acciones violentas de las guerrillas de las Farc y el ELN, y de las Autodefensas del Magdalena Medio. Las experiencias de esta experiencia local de paz quedaron consignadas en el informe Un pueblo que se juntó para salvar vidas en la guerra, el cual fue entregado a la Comisión de la Verdad en agosto del 2020, y que constituye en la actualidad el ejercicio de memoria histórica más importante de esta población.
Nelson Duque hizo parte desde sus inicios del Consejo de Conciliación, cuya conformación inició cuando la empresa Cementos Río Claro envió a vacaciones no remuneradas a cerca de 300 empleados, luego de que el ELN derribara 16 torres de energía de esta entidad. “Esto generó un caos social y económico tremendo que motivó a trabajadores, administración local, campesinos y líderes sociales a reunirnos y organizarnos; así decidimos que debíamos, arriesgando nuestras vidas, ir a hablar con los actores del conflicto para que respetaran a la población y nuestro derecho al trabajo”, afirmó Duque, quien agregó que el objetivo inicial del Consejo fue disuadir al ELN de que no detuviera el desarrollo económico del municipio afectando la empresa que más empleos generaba en la región.
Un par de meses después de que los miembros del Consejo de Conciliación dialogaran con el ELN, la empresa de cementos reanudó actividades y fue cuando, “ya organizados, nos dimos cuenta de que podíamos ir más allá y mediar en temas como los homicidios, los secuestros, las amenazas, las extorciones, los desplazamientos y la siembra de minas”, relató Nelsón Duque.
Durante la segunda mitad de los años noventa el Consejo de Conciliación organizó una agenda de conversaciones con los actores armados, el gobierno y la población civil, iniciativa en la que participaron también organismos internacionales y miembros de la iglesia. Así, poco a poco, el Consejo de Conciliación se convirtió en una fuerza reconocida y neutral que dialogó con guerrillas y paramilitares exigiendo respeto hacia la población civil, no solo en San Luis sino también en otros municipios del oriente antioqueño.
Sin embargo, cuenta Nelson Duque, una toma al municipio de San Luis por parte de las Farc en diciembre de 1999, la cual dejó nueve muertos y cinco secuestrados, desencadenó en los años posteriores una arremetida paramilitar que agudizó el conflicto, lo que debilitó el poder mediador del Consejo de Conciliación. A esto también se sumó que, por cuenta del desplazamiento forzado a causa de la violencia generada por el conflicto armado, San Luis pasó de tener 18 mil habitantes a solo 6 mil, situación que redujo notablemente la capacidad de convocatoria y movilización del Consejo de Conciliación. Vea también: Más de 1.640 minas antipersonal destruidas en el Oriente antioqueño
Fueron las experiencias más representativas de estos periodos las que quedaron consignadas en el informe entregado a la Comisión de la Verdad, el cual fue producto de una investigación realizada por el Grupo de Estudios en Desarrollo Local de la Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia y la Corporación Conciudadanía. El estudio tuvo como prioridad el rescate de las voces de los protagonistas del Consejo de Conciliación, entre quienes se desatacan Hernando Martínez, José Dorancel, Benjamín Cardona, Bertha Olivia García y otros líderes que integraron esta iniciativa de paz.
El valor del informe
Luz Dary Ruiz, investigadora del Colegio Mayor, quien participó en la elaboración del informe, rescató que la gran importancia de este movimiento cívico descansa en el hecho de que logró el primer acuerdo humanitario unilateral del ELN con civiles en el oriente antioqueño, lo que significó un germen de paz que comenzó a replicarse en otros territorios y municipios bajo diferentes maneras de organización, pero con los mismos principios.
“Esta fuerza ciudadana nos enseñó cómo las comunidades no solo sufren los efectos colaterales de la guerra, sino que pueden aplicar, como decía Pedro Chica, miembro del Consejo de Conciliación, un ‘Derecho Internacional Humanitario a la criolla’, lo que demuestra que tenían capacidad de agencia y de hacer respetar la vida”, comentó Luz Dary Ruiz, quien añadió que allí radica la importancia de haber reconstruido en parte la historia de San Luis y haber recogido las memorias de una serie de líderes y víctimas que aprecian sus contribuciones no solo como una forma de resistencia, sino como un insumo para comprender el conflicto y las formas de resistencia ciudadana, más aún cuando el país vive un proceso de posacuerdo que busca la verdad, la justicia social y la reconciliación.
Por su parte, la investigadora Estefanía Madrid Restrepo, quien también participó en la realización del informe, destacó del Consejo de Conciliación “su capacidad de agenciar, la fuerza viva campesina en medio de una guerra tan álgida en ese momento y su amor por la tierra y las prácticas del campo y el medioambiente. Ellos sabían que no iba a acabar con el conflicto, y además muchas víctimas manifestaron que incluso sentían que el ejército no los estaba protegiendo”.
Luego de la presentación y entrega del informe a la Comisión de la Verdad, se tienen previstas varias actividades (hasta ahora retrasadas por la pandemia) tanto en San Luis como en otros municipios del oriente antioqueño que también vivieron los efectos del conflicto armado. “Ya tenemos la versión digital del libro y estamos esperando la versión impresa. Una vez esté en nuestras manos, queremos ir al municipio a hacer la entrega formal del informe, en un evento simbólico, ojalá en el parque, y a conversar más en detalle con la comunidad, la mesa de víctimas, el Consejo de Conciliación y la administración local sobre el contenido del mismo. También a planear estrategias de difusión”, manifestó Luz Dary Ruiz.
Como parte de las estrategias de difusión, el informe está acompañado por un video y una serie de podcast, productos que, según Luz Dary Ruiz, buscan motivar en la comunidad el deseo de continuar reconstruyendo las memorias, sea a través de la escritura, el arte o iniciativas comunitarias.
Esa reconstrucción de memorias cobra gran importancia en un municipio como San Luis donde “la comunidad está muy dividida, y aún hay muchas personas que se niegan a estos procesos”, aseveró Nelson Duque, quien anotó que esta población no cuenta con procesos exclusivamente dedicados a recordar a las víctimas, como sí ocurre en Granada, que cuenta con el Salón del Nunca Más, y en San Carlos, que tiene varios lugares para recordar a las personas que sufrieron el conflicto.
En ese sentido, Luz Dary Ruiz señaló que será muy importante hacer pedagogía con el contenido del informe, por lo que el reto ahora es buscar la manera de incorporarlo a las Cátedras del Paz que se dan en educación básica media, a los proyectos de formación ciudadana y a iniciativas de memoria.
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