A través de investigaciones periodísticas, Hacemos Memoria profundizó en las historias de 100 de los hechos registrados en la línea de tiempo 50 años de violencia y resistencia en la Universidad de Antioquia. Durante el proceso se consultaron 18 mil periódicos y 150 fuentes orales.

 

Por Esteban Tavera

Con las voces de estudiantes, egresados, trabajadores, profesores activos y jubilados que fueron víctimas, testigos o emprendedores de actos de resistencia, el proyecto Hacemos Memoria, la Escuela Interamericana de Bibliotecología y el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, ampliaron con historias periodísticas 60 hechos ocurridos en la Alma Máter en medio del conflicto armado. Con esta nueva ampliación ya son 100 las historias profundizadas en la línea de tiempo 50 años de violencia y resistencia en la Universidad de Antioquia, la cual registra 300 hechos ocurridos entre 1968 y 2018.

La línea de tiempo es producto del proyecto de investigación del mismo nombre, financiado por la DW-Akademie de Alemania y desarrollado por Hacemos Memoria, la Escuela Interamericana de Bibliotecología y el Instituto de Estudios Políticos desde 2018. Durante los dos años que lleva activa la investigación, han participado en el proceso investigativo 10 estudiantes de pregrado, dos de maestría, siete egresados y cinco profesores; han sido revisados más de 18 mil ejemplares del periódico El Colombiano; han sido elaboradas más de mil fichas bibliográficas; y han sido entrevistadas más de 150 personas. 

«Con este ejercicio logramos construir 100 hechos que fueron noticia y que hoy se suman a la historia escrita de nuestra Universidad. Esta es una contribución a la memoria como camino hacia la verdad y la justicia. En ese sentido, es un aporte para las instituciones que trabajan en el esclarecimiento de lo que ocurrió al interior de las universidades públicas», dijo Patricia Nieto, directora de Hacemos Memoria e investigadora principal del proyecto. 

«La papa explosiva», fue una acción de resistencia emprendida a mediados de 2013 por estudiantes y profesores del Instituto de Biología para rechazar los daños que causó un grupo de encapuchados en los laboratorios de esa dependencia. Fotos: archivo particular.

Sobre el aporte de esta segunda entrega de historias que profundizan los hechos hallados en la línea de tiempo, Yhoban Hernández, editor de Hacemos Memoria y coeditor de contenidos de la línea de tiempo, junto a Patricia Nieto y Juan David Ortiz, dijo: «En esta segunda fase quisimos enfocarnos en ampliar hechos que pueden ser menos reconocidos por la comunidad universitaria y la sociedad en general, y principalmente nos enfocamos en ahondar en las formas en que los universitarios resistieron a las violencias que sufrieron”. 

Algunos de los hechos de resistencia que se destacan en esta fase de la investigación son el llamado que hizo la profesora María Teresa Uribe ante una crisis que estaba viviendo la Universidad en 1985, también acciones de rechazo a crímenes como el secuestro y la desaparición de personas, y las acciones de solidaridad que realizaron estudiantes y profesores de la Universidad para para con las personas afectadas por la Operación Orión, realizada por el Ejército Nacional en la Comuna 13 de Medellín, desde octubre de 2002, agregó Yhobán Hernández.

Entre los periodos de violencia, Yhobán Hernández destacó lo que sucedió en la Universidad en “los años 1982 y 1983, posteriores al secuestro de Marta Nieves Ochoa, ocurrido el 12 de noviembre de 1981. A partir de este secuestro se pueden identificar violencias que desplegaron los organismos de seguridad del Estado, así como la organización Muerte a Secuestradores en el intento por liberarla. Allí aparecen desapariciones, torturas, retenciones, allanamientos a estudiantes y profesores, así como asesinatos, los cuales afectaron en buena medida a la Facultad de Economía».

Esta profundización en los hechos que marcaron el conflicto armado en la Universidad de Antioquia es un aporte para el trabajo que realiza la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, cuyo interés se ha puesto en las afectaciones que sufrieron todas las universidades públicas del país. Así lo expresó Max Yuri Gil Ramírez, coordinador de la territorial Antioquia-Eje Cafetero de la Comisión de la Verdad, quien durante la presentación de la primera fase de esta investigación dijo: «Para nosotros como Comisión de la Verdad hay tres elementos que queremos destacar. Lo primero, la contribución al conocimiento sobre lo que pasó, la reconstrucción de la historia y de las memorias de lo que ha pasado. En segundo lugar, este ejercicio se inserta en un momento en el que es muy importante alimentar los debates teóricos sobre los momentos de transición, sobre el negacionismo y el revisionismo. Y en tercer lugar, nos da insumos muy importantes para nuestras labor de interpretación de lo que ha pasado en la que lo que pasó en las universidades públicas en relación con el conflicto armado». 

Por su parte, la profesora Adriana González, investigadora del Instituto de Estudios políticos de la Universidad de Antioquia y coinvestigadora de la línea de tiempo, manifesto: «Si pensamos en el horizonte del sistema de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición, un ejercicio pedagógico como el que proponemos: de levantar la memoria sobre lo que ha pasado y lo que nos ha pasado como universitarios, deviene en una estrategia justamente propicia para la no repetición. Las lecciones aprendidas de un pasado que logre ser aprehendido en toda su complejidad tendría que contribuir a esas garantías de no repetición que tantas veces invocamos». 

William Betancur, quien fue líder estudiantil desde mediados de la década de 1960 y luego en la década de 1980 se desempeñó como presidente de la Asociación de Empleados No Docentes de la Universidad de Antioquia; es uno de los personajes que hizo parte de la reconstrucción de uno de los hechos de memoria. Para él, este ejercicio de memoria se ha convertido en una herramienta para evitar que se niegue la historia de violencia que sufrieron las universidades. «Con las controversias que están propiciando quienes quieren negar la historia de este país, este ejercicio me parece muy importante porque verdaderamente se reconstruye la memoria de lo que pasó y no de lo que quieren hacer parecer que pasó. En ese sentido me pareció que es una investigación objetiva y que contradice a quienes dicen que en este país no hubo conflicto y que nosotros éramos unos locos que solo queríamos molestar en las universidades. No, aquí se muestra que sí hubo conflicto, que en muchas ocasiones debimos escondernos y que en varias oportunidades incluso atentaron contra nuestras propias vidas», manifestó Betancur.

Juan David Ortiz, profesor de la Facultad de Comunicaciones y coeditor de las historias publicadas, enfatizó en que este esfuerzo periodístico en el que se narraron a profundidad 100 historias vinculadas al conflicto armado, sigue demostrando que este es un ejercicio inacabado y eso denota la complejidad de las lógicas violentas que vivió la Universidad de Antioquia. «Estamos en un momento en que el país exige verdades como nunca en relación con el conflicto armado y la Universidad, que ha sido un escenario victimizado pero también generador de violencias. En ese sentido, nos tenemos que mirar a los ojos y nos tenemos que decir que hemos sufrido y hemos padecido de violencia sistemáticas en las universidades públicas colombianas, pero también que hemos sido generadores de violencia. Eso en este momento en el que hay una posición institucional contraria a la implementación del proceso de paz, se hace aún más importante. Y en lo que tiene que ver en la Universidad, hemos notado que hay unas memorias muy silenciadas que es necesario hacer visibles y este proyecto, en esta segunda fase, permitió darle una mirada a esas víctimas y a esos hechos que no han sido tan ampliamente relatados», dijo Ortiz.

Uno de los hechos recuperados a través de este ejercicio periodístico de profundización fue el asesinato de Hugo Ángel Jaramillo, quien era administrador de la cafetería de la Facultad de Derecho y fue asesinado en 1999, el mismo año en que fueron asesinados el profesor Hernán Henao Delgado y el estudiante Gustavo Marulanda. «La memoria de ese hecho siempre estuvo plegada a la historia de Gustavo Marulanda y eso tiene que llamar la atención porque en la reportería pudimos constatar que en la familia de Hugo existe la sensación de que esa memoria ha sido de alguna manera una víctima de la memoria de Gustavo, porque solo se hablaba de su muerte cuando se tocaba el tema de Marulanda. Por eso tener la posibilidad de contar la historia de Hugo en un contenido independiente reivindica su memoria y ese es el objetivo que tenemos con esta línea de tiempo», dijo Juan David Ortiz.

Este tipo de empeños han sido emprendidos también por otras universidades públicas del país, lo que muestra la sistematicidad de las agresiones que se vivieron en los campus.  Así lo hizo la Universidad Nacional con el informe Memoria del conflicto armado en la Universidad Nacional, coordinado por el historiador Mauricio Archila y presentado el 27 de noviembre de 2020. Otro de esos esfuerzos fue la publicación, en julio de 2019, del libro Universidades Públicas bajo S.O.S.pecha, coordinado por el investigador Miguel Ángel Beltrán. Y el 24 de noviembre, la Universidad Pedagógica Nacional fue sede del foro «Afectaciones y resistencias del sector universitario de Bogotá«, organizado por la Comisión de la Verdad con miras a seguir esclareciendo lo que ocurrió en las universidades.

Otras instituciones, como es el caso de la Universidad Popular del Cesar, la Universidad de Córdoba, la Universidad del Atlántico y la Universidad del Magdalena, han emprendido procesos administrativos y de memoria para ser reconocidas por el Estado colombiano como sujetos de reparación colectiva. Ver: Las universidades públicas, otras víctimas del conflicto armado

Jornada También Somos el Blanco convocada el 1 de noviembre de 2002 en solidaridad con las personas afectadas por la Operación Orión en Medellín. Imagen: archivo personal de Gisela Posada.

Entre tanto,  el esfuerzo que emprendieron las tres unidades académicas de la Universidad de Antioquia aún no termina, dado que «a partir de la publicación de estas 60 nuevas historias de la línea de tiempo, se inició un proceso de socialización y difusión, que tuvo como acto de lanzamiento una conversación con el juez de la Corte Interamericana Eugenio Raúl Zaffaroni, y estamos iniciando el desarrollo de una tercera fase de la investigación que será financiada por la Universidad de Antioquia a través del CODI. Lo novedoso de esta fase ya no se centrará solo en la identificación de los hechos y en la investigación periodística, sino que tiene como foco principal la creación de una propuesta pedagógica de memoria que contribuya a comprender qué pasó en la Universidad en medio del conflicto y a pensar en estrategias que aporten a la construcción de paz», dijo Yhobán Hernández. 

Para leer las historias narradas a profundidad puede ver este enlace: http://hacemosmemoria.org/udea50/