Desarmados es un proyecto desarrollado por tres egresados de la Maestría en Comunicación Transmedia de la Universidad Eafit. A través de videocartas, esta plataforma digital busca humanizar a los protagonistas de la guerra en Colombia; además, pretende ser una herramienta pedagógica que aporte a la construcción de paz y a la reconciliación en el país.
Por Juan Camilo Castañeda
Fotografías: cortesía proyecto Desarmados
Diana, una niña que a los 13 años fue reclutada por la guerrilla de las Farc, cuenta en una videocarta cómo la sedujeron con la promesa de aprender enfermería; describe combates y un bombardeo en el que asesinaron a 22 de sus compañeros, asegura que extrañar a su familia fue la razón que la llevó a dejar las armas y espera “que los niños no cometan los mismos errores, que miren la luna desde sus casas, con sus padres, estudiando y no desde el conflicto armado”.
La videocarta de esta joven se encuentra alojada en la plataforma digital Desarmados, un proyecto transmedia que busca hacer un aporte a la construcción de paz y a la reconciliación y que pretende convertirse en una herramienta pedagógica para implementar la cátedra de paz –asignatura obligatoria en todos los colegios del país para fomentar la apropiación de conocimientos sobre la paz–, a través de relatos íntimos de personas que vivieron el conflicto.
Uno de los objetivos de este proyecto es propiciar un diálogo nacional en el que las personas interesadas compartan sus cartas en cualquier formato (texto, fotografía o video) y respondan las que ya han sido publicadas. En Desarmados han interactuado desmovilizados, víctimas, académicos y artistas.
Por ejemplo, la carta de Diana la respondió César López, músico y activista que creó en el 2003 la escopetarra. Le pidió perdón porque considera que las personas de su generación pudieron actuar para que los niños no tuvieran que vivir situaciones como las que ella vivió. “Cuando hablas del bombardeo, hablas de lo absurdo de esta guerra, y de cómo en cinco minutos se consume el presupuesto con el que se podrían abrir tres hospitales”, le dijo en su videocarta.
Desarmados fue creado por los periodistas Juan Sebastián Zulaga y Paola Escobar, y por el teólogo y sacerdote salesiano Fabio Díaz Vergara. La idea surgió en los salones de la Universidad Eafit, donde debían formular un proyecto de grado para culminar la Maestría en Comunicación Transmedia. “Para graduarnos solo nos exigían un proyecto escrito bien hecho que no tenía que ejecutarse. Sin embargo, mientras trabajábamos con los asesores, nos dijeron que el fin no era la nota, que debíamos apuntarle a algo más grande”, comenta Juan Sebastián.
Las experiencias personales llevaron a estos tres profesionales a diseñar una iniciativa que le aporte a la paz en Colombia. Juan Sebastián Zuluaga creció en Granada, Oriente de Antioquia, municipio en el que los paramilitares asesinaron a uno de sus compañeros de colegio, del que fue desplazado y donde fue testigo de la toma guerrillera del 6 de diciembre de 2000. Paola Escobar, por su parte, creció en Florencia, Caquetá; allí, cuando era una niña, fue testigo del secuestro de tres familiares, de amigos y compañeros del colegio; además, en ese departamento se llevó a cabo el proceso de paz fallido entre el gobierno de Andrés Pastrana y las Farc. Y a Fabio Díaz, en Mompox, Bolívar, le tocó vivir el asesinato de seres queridos, secuestros y extorsiones.
Y fue la maestría el espacio en el que se juntaron para, según dice Paola, “buscar una manera de plasmar esas historias del conflicto armado sin llegar a ser subjetivos, sin señalar ni perjudicar a nadie; para tratar de que la sociedad se desarmara de sus prejuicios, de todas sus preconcepciones sobre las personas que han vivido el conflicto armado, sean víctimas o victimarios”.
Por esta razón, el proyecto Desarmados encontró en las videocartas una manera de mostrar el rostro de quienes han sufrido la guerra, de humanizar a quienes han sido vistos como monstruos por su participación en el conflicto; además, en esta iniciativa no se usan las etiquetas de víctimas y victimarios; los escritores de las cartas son los protagonistas. “Si seguimos categorizando a las personas –comenta Sebastián– nunca vamos a verlas como semejantes, siempre las vamos a ver como bárbaros capaces de cometer crímenes o como pobrecitos que no pueden salir de sus tristezas”.
Para consolidar el proyecto más allá de la tesis de maestría, necesitaban recursos. En 2016, presentaron la iniciativa, con el aval de la Universidad Eafit, a la convocatoria Crea Digital, alianza del Ministerio de Cultura y del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, en la categoría producción de contenidos para una cultura de paz. Fueron los ganadores y recibieron 108 millones de pesos para la puesta en marcha de Desarmados.
A mediados de marzo de 2017 presentaron los resultados del proyecto. En la plataforma digital, alojaron doce videos animados que explican distintos sucesos relacionados con el conflicto armado en Colombia, nueve videocartas de protagonistas de la violencia y dos guías pedagógicas para la difusión de los contenidos en los grados de bachillerato.
A tres meses de la presentación, el objetivo de que los estudiantes de noveno, décimo y once de diez colegios públicos y privados, grupo objetivo del proyecto, compartieran sus cartas y relatos en Desarmados, no se ha logrado, pues ha habido poca participación: “Parece que los docentes que capacitamos no han aprovechado la plataforma, estamos tratando de mejorar el acercamiento a los colegios para incentivar esa interacción”, explica Fabio Díaz.
Las expectativas del equipo de trabajo siguen enfocadas en hacer más llamativa la propuesta de Desarmados para que “estudiantes, miembros de organizaciones sociales y ciudadanos en general atiendan este llamado que estamos haciendo para reconocer al otro, a esas personas que han hecho parte del conflicto y que, además, aporten en la construcción de una cultura de paz”, comenta Fabio.
Por esa razón, los realizadores de Desarmados están buscando recursos que les permitan presentar la plataforma digital en instituciones educativas y en otras regiones del país para construir nuevos relatos que incentiven la interacción y motiven la reconciliación.
“Se trata de generar una gran conversación, pero no de conflicto, de guerra y exclusión, sino una conversación de paz. Es una propuesta periodística enfocada en educar, en transformar imaginarios. Queremos que los colombianos se desarmen y entre todos construyan un país en paz”.
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