Sandra Arenas, autora de “Luciérnagas de la memoria. Altares espontáneos y narrativas de luto en Medellín”, y Javier Lifschitz, experto en memoria política, estuvieron de visita en Sonsón. El diálogo de saberes que se propició, permitió que las mujeres de la Asociación Municipal de Víctimas por la Paz y la Esperanza reconocieran otros de procesos de memoria como el de Argentina y Medellín, mientras que los investigadores se acercaron al trabajo organizativo liderado por ellas en este municipio del Oriente antioqueño.

Por Elizabeth Otálvaro

En Colombia está por comenzar una segunda apuesta por una justicia de transición. En medio de ello, la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición reciben un aporte crucial por parte de los ejercicios de construcción de memoria histórica. Al menos así lo concibe Javier Lifschitz, investigador de la Universidad de Rio de Janeiro en Brasil, quien al visitar el Salón de la Memoria de Sonsón y conocer el trabajo de las Tejedoras de la Memoria augura que la narrativa propuesta desde la costura podría convertirse en elemento fundamental de los procesos de justicia que se avecinan.

Esta afirmación la hace después de recorrer en compañía de Sandra Arenas, doctora en Memoria Social e investigadora de la Universidad de Antioquia, el espacio que las mujeres de la Asociación de Víctimas han adornado con los tejidos construidos a partir del 2009, aquellos que no solo cuentan sus hechos victimizantes sino que rememoran los actos de resistencia que las han convocado, incluso, como lo recuerda Gloria Serna –una de sus integrantes– “desde aproximadamente el 2001, antes de que las leyes hablaran de memoria”.

Así, en un diálogo de saberes entre la academia y quienes perdieron a sus familiares en el conflicto vivido en la zona páramo de Antioquia, la memoria y sus usos se pusieron en discusión. En una de las asesorías que adelanta el proyecto Hacemos Memoria en este municipio del Oriente antioqueño, Lifschitz, proveniente de Argentina y estudioso de las luchas de las Madres de la Plaza de Mayo, dejó para la reflexión una frase del historiador Yosef Yerushalmi que desató el debate por la pertinencia del trabajo de memoria de cara al posacuerdo: “Si me es dado elegir, me pondré del lado del ‘exceso’ de historia, tanto más poderoso es mi terror al olvido que el temor de tener que recordar demasiado”.

¿Cuál será la disposición más genuina de los colombianos tras el desarme de las Farc?, ¿olvidar o recordar? Esto está por verse. Hasta ahora, las víctimas en Sonsón han elegido hacer memoria y es eso lo que Sandra Arenas y Javier Lifschitz pudieron constatar. A continuación podrá conocer las percepciones que los investigadores tuvieron tras su visita.