90 mil 88 personas continúan desaparecidas en el país según cifras de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas. Ocho mil 945 de estas personas podrían ser combatientes que desaparecieron en el contexto del conflicto armado.

 

Por Hacemos Memoria

La Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas ha categorizado  cuatro circunstancias de desaparición en medio del conflicto armado. Una de ellas es la desaparición por muerte en hostilidades, la cual representa un desafío importante para esta entidad porque no existen registros que permitan consolidar la información de cuántas personas murieron en este contexto, ni siquiera en los casos de quienes pertenecían a la fuerza pública. 

Hablamos con Luz Marina Monzón, directora de la Unidad de Búsqueda desde que fue creada en 2017 como parte del Acuerdo de Paz firmado entre el Estado colombiano y las Farc, con el propósito de saber si esta entidad busca a las personas desaparecidas en hostilidades, cuáles han sido sus dificultades en estos procesos de búsqueda  y  qué avances tenía en el caso de los guerrilleros que murieron en el combate de Alejandría el 31 de julio de 2001. Ver: Liberto. Un nombre desaparecido en combate

 

La Unidad de Búsqueda tiene un registro de 90 mil 88 personas dadas por desaparecidas ¿Es posible saber cuántas de esas personas estaban vinculadas a grupos armados? 

No tenemos esa información consolidada. Lo que te puedo decir es que en el marco del  conflicto armado hemos categorizado hasta este momento cuatro circunstancias de desaparición: desaparición forzada, desaparición por secuestro, desaparición por reclutamiento y desaparición por muerte en hostilidades, o por participación en hostilidades.

En esta última categoría de desaparición no hay ruta de acceso a información, ni siquiera con la fuerza pública con quienes ha sido difícil que nos den información de sus desaparecidos, porque aunque la persona haya desaparecido, en sus registros la declaraban como muerte presunta para resolver el tema administrativo, este término se puede referir a que la persona en realidad desapareció, pero, aunque en algunos casos apareció el cuerpo,  eso no quedó registrado en ninguna parte. Ahí ya nos toca trabajar con los familiares. La información es sumamente insuficiente, muy precaria y puede ser equivoca porque encuentras el registro de muerte, pero si te vas al fondo no hay muerte. 

Y si esto es con la fuerza pública, póngase usted a pensar con los miembros de los grupos armados irregulares con quienes es mucho más difícil, porque las familias todavía tienen temor debido al contexto de conflicto armado en el que estamos. Entonces, de esa cifra de 90 mil 088 personas dadas por desaparecidas hay ocho mil 945 casos que no existían en ningún registro del país, o sea, por primera vez el Estado accede a estos reportes de desaparición. Por lo que es muy probable que sea de esas personas, de esas familias que nunca pudieron ir a ningún lado porque iban a terminar investigadas o estigmatizadas.

¿Qué tan difícil ha sido para la Unidad de Búsqueda establecer estas categorías de personas desaparecidas? 

Ha sido muy difícil porque cada institución bajo la lógica de sus competencias categoriza los hechos de una manera u otra; cada institución tiene un glosario, una definición de circunstancias. Por ejemplo, la Fiscalía lo asume en función del Código Penal y en función de su valoración de los hechos, entonces lee unos hechos y considera que corresponden a este u otro delito; el Centro Nacional de Memoria Histórica categoriza de acuerdo con las violaciones de Derechos Humanos y no necesariamente corresponden con el Código Penal; el Instituto Nacional de Medicina Legal tiene unas variables adicionales. Todo esto hace que la información no pueda coincidir, porque es posible que de acuerdo con la edad, el Centro Nacional de Memoria Histórica tenga un hecho caracterizado como un reclutamiento, pero la Fiscalía lo tenga como combatiente muerto en hostilidades. Ahí no hay manera de que la información coincida.

Otra circunstancia que hace difícil la categorización es que la persona puede haber sido reportada por la familia como secuestrada u otro tipo de victimización, pero resulta que después del secuestro nunca más se volvió a tener contacto con los captores, entonces ese secuestro trasciende a una desaparición porque nunca más se volvió a saber de la suerte y paradero de la persona. Esos análisis de información hay que hacerlos, por eso es que la investigación en esto que estamos haciendo es una investigación que es muy demandante en términos de comprender esas trascendencias de hecho. 

Según las investigaciones adelantadas por la Unidad de Búsqueda, ¿en qué situaciones o contextos particulares desaparecieron las personas que estaban vinculadas a los actores armados?

Es importante señalar que la información que hemos documentado, ha sido principalmente con los firmantes del Acuerdo de Paz. Con ellos y con el Comité Internacional de la Cruz Roja, creamos una mesa tripartita y hemos recogido información que da cuenta de que los combatientes desaparecieron principalmente en enfrentamientos armados y en lo que ellos determinan: muertes en fila, es decir, las muertes que se daban dentro del mismo grupo armado como sanción por incumplir alguna de las reglas establecidas.

Si bien esta es una investigación en proceso de consolidación y no tenemos unas conclusiones sólidas de cuáles son las circunstancias, estas son las hipótesis más relevantes que en este momento tenemos. 

¿La Unidad de Búsqueda busca a las personas desaparecidas en combate? 

La Unidad se caracteriza por dos elementos: la extrajudicialidad y lo humanitario. Y lo humanitario tiene que ver justamente con que los desaparecidos en el conflicto armado tienen que ser buscados. Las familias tienen derecho a saber qué pasó con ellos, sin que tenga nada que ver el rol que hayan desempeñado. Si eran o no combatientes es algo que no tiene que ser un obstáculo para que haya la obligación de saber qué pasó con esas personas. 

¿Qué información tiene la Unidad de Búsqueda sobre las personas desaparecidas en Antioquia y particularmente en el Oriente antioqueño?

En el Oriente antioqueño nosotros trabajamos con un plan regional de búsqueda que parte de un universo de tres mil 149 personas desaparecidas entre 1980 y 2016. Esta información proviene de las familias, de las organizaciones, de la Jurisdicción Especial para la Paz, del Centro Nacional de Memoria Histórica, del Instituto de Medicina Legal, de la Fiscalía y de la Unidad Nacional de Víctimas. De esta cifra, sabemos que dos mil 685 son hombres, 441 mujeres, y del resto no tenemos información que nos permita al menos determinar su sexo. Sabemos también que la mayoría eran campesinos, que sus edades oscilan entre los 11 y los 40 años y que los sitios donde se reporta que pueden encontrarse estas personas están ubicados principalmente en zonas rurales. 

De esas tres mil 149 personas, al menos tres mil 89 son ubicables dentro de la hipótesis de desaparición forzada, 399 bajo la hipótesis de secuestro y 129 bajo la hipótesis de reclutamiento; de 49 personas no tenemos información. Justamente el plan regional es para poder avanzar en ello.

Para terminar, actualmente en este plan regional tenemos referidos 75 lugares donde pueden haber cuerpos de personas dadas por desaparecidas, 25 podrían estar en cementerios y 50 en lugares por fuera de cementerios, o sea, en las zonas rurales.