Una investigación asegura que la extinta guerrilla de las Farc reclutó a por lo menos 18 mil menores de edad con prácticas que iban desde la amenaza hasta el enamoramiento. Los niños llevaron a cabo labores de batalla, espionaje o fueron sometidos a violencia sexual.

 

Por: Pompilio Peña Montoya

Foto: Yhobán Hernández

En los últimos veinte años solo hubo diez sentencias en la justicia ordinaria que castigaron el reclutamiento de menores de edad en Colombia. Este fue uno de los datos recopilados en el estudio Infancia Reclutada, un acercamiento a la práctica del reclutamiento y utilización de niñas, niños y adolescentes por parte de las ex – Farc en medio del conflicto armado. El estudio identificó seis modos por los cuales los menores edad terminaban en las filas de la otrora guerrilla: las amenazas, el ofrecimiento de dinero, una cuota de guerra, una cuota generacional familiar, el enamoramiento de los niños, niñas o adolescentes y el proselitismo escolar.

El informe, realizado por el Instituto de Ciencia Política – Hernán Echavarría Olózaga (ICP), fue entregado a la Comisión de la Verdad y a la Jurisdicción Especial para la Paz con el fin de contribuir al relato que la Comisión está elaborando, pero también con la intención de aportar a la verdad, la justicia y la no repetición de este crimen que tienen un alto nivel de impunidad y que es practicado por todos los actores armados ilegales, explicó Alejandro Eder, director de este estudio.

Para el desarrollo del informe, el ICP hizo una revisión de documentos internos de la extinta guerrilla, de informes especiales y de otros estudios. Además, un equipo de trabajo estuvo viajando por diferentes regiones del país con el fin de entrevistar a hombres y mujeres que, siendo menores de edad, hicieron parte del grupo insurgente. Estas personas revelaron prácticas de guerra como poner de “carne de cañón a menores en momentos de combates con el Ejército u otro grupo, ya fuese para proteger a guerrilleros más avezados o para persuadir a los contrincantes a través de gritos”, afirmó Eder. El investigador añadió que esta práctica estuvo en contra de tratados internacionales y atentó contra el bienestar físico, mental y emocional de los infantes reclutados.

En total se realizaron 600 entrevistas a personas que fueron reclutadas y a sus familiares. En estas, 454 excombatientes, entre hombres y mujeres, relataron haber sido reclutados por las Farc siendo aún menores de edad; el 67,4 por ciento siendo menores de 15 años.

El informe también reveló que, de las personas que fueron reclutadas siendo menores de 15 años de edad, el 49,01 por ciento fueron hombres y el 50,99 por ciento mujeres. Además, permitió establecer que en este grupo poblacional la edad promedio de reclutamiento fue de 13,5 años. Y encontró casos de niños que fueron reclutados a los 7 años de edad.

Según el estudio, este último dato no solo es una violación al Derecho Internacional Humanitario, incluso está en contra de las mismas normas impuestas por las Farc, que en 1996 estableció que la edad mínima para alguien hacer parte de la guerrilla era de 15 años. Este hecho no solo lo corroboraron en el informe entidades como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), sino también algunos miembros de alto rango de las Farc.

“Calculamos que, por lo menos, hubo 18 mil menores reclutados solo en el caso de las Farc. Si le sumamos las Autodefensas Unidas de Colombia, el Ejecito de Liberación Nacional y los grupos ilegales que hoy existen, podríamos estar hablando fácilmente de entre 40 mil y 45 mil víctimas de reclutamiento en Colombia”, manifestó Alejandro Eder, quien agregó que este flagelo se desarrolló principalmente en zonas donde la presencia gubernamental era mínima o nula.

Por su parte, María Clara Escobar, directora del ICP, dijo que el estudio arrojó una serie de “prácticas sistemáticas de políticas de reclutamiento” de parte de las Farc en las que se detectó incluso violencia sexual y la instrumentalización de los menores en actividades de inteligencia militar, terrorismo y labores domésticas, en “una clara violación de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario”, afirmó la abogada.

 

Seis prácticas de reclutamiento

Según Alejandro Eder, las prácticas de reclutamiento dependían de las características sociales de la zona, pero todas tenían por objeto el crecimiento de la organización para el control territorial y para alcanzar sus fines económicos y políticos.

La primera modalidad de reclutamiento fue la amenaza. Esta fue una de las prácticas más usadas en sus zonas de influencia según indicó el informe. Para garantizar su permanencia en las filas, los menores eran intimidados, entre otras cosas, con represalias contra su familia.

La segunda modalidad fue con el ofrecimiento de dinero, aprovechando la carencia de recursos económicos de familias principalmente campesinas. La promesa casi siempre era el acceso a un pago mensual, pero esto resultaba falso. Sobre esta modalidad, el informe recogió el siguiente testimonio de un joven de 16 años reclutado en Buenaventura por el frente 30 del Bloque Occidental en el año 2000: “Pues yo estudiaba en la, en la vereda de San José que era un colegio, habíamos hartos compañeros y ellos también comenzaban a hablar con ellos y ellos le decían instrucciones, lo mismo que me decían a mí, que ellos pagaban bien, plata, que podían salir cuando ellos querían y era pura mentira, cuando nosotros ya llegamos allá al grupo ya no lo dejaban salir a uno”.

La tercera modalidad de reclutamiento fue identificada como cuota de guerra o cuota familiar. Esta consistía en que un núcleo familiar dentro de una comunidad debía entregar a la guerrilla y bajo amenaza, a uno de sus hijos. Dicha práctica fue desarrollada en territorios con alta injerencia de las Farc.

La cuarta forma de reclutamiento fue denominada cuota generacional familiar, una tradición que consistía en que, en lo posible, un guerrillero debía dejar un legado en su núcleo familiar con el fin de que en el futuro otro miembro de la familia ingresara a las filas. Acerca de esta modalidad, el informe recoge el siguiente testimonio de una mujer que en el 2003, con solo 11 años, fue reclutada por el frente 40 del Bloque Oriental de las Farc: “Cuando en el 2010 murió mi papá, mi mamá para estar más pendiente de mí, más cerca a mí, me trasladó para La Julia, para que me cuidara un señor allá y siguiera estudiando (…) en ese sector donde mantenía era guerrilla y operaba el frente 40, de donde era mi papá (…) entonces los comandantes de ahí, dijeron que lo más lógico, lo más idóneo, para no dejar a una hija de un guerrillero, de un comandante ahí a la deriva (…) era ingresarme y por eso me ingresaron a los 11 años (…)”

La quinta modalidad para reclutar a menores fue a través del enamoramiento, que básicamente consistió en acercase a los niños, a las niñas y a los adolescentes a través de los atributos físicos de sus integrantes y convencerlos de hacer parte de las Farc mediante la seducción. Esta práctica fue llevada a cabo, por ejemplo, en Arauquita por el Bloque Oriental en zona rural.

La última estrategia de reclutamiento identificada fue a través del proselitismo escolar, que se llevó a cabo tanto en zonas rurales como urbanas, en territorios de interés para la organización según señala el informe. La estrategia se desarrolló por medio de acciones de adoctrinamiento, algunas veces, con la entrega de cartillas. En zonas rurales, guerrilleros hicieron las veces de profesores al ocupar puestos vacantes en algunas escuelas, espacio que aprovechaban para «el adoctrinamiento de los niños mediante discursos de ideología Marxista Leninista, la lucha armada y valiéndose de la ausencia del Estado en sus territorios para instigar la rebelión», afirmó el estudio.

Descargue el informe aquí.