Este documental busca reconocer el valor histórico del cine político producido en la época del Frente Nacional en Colombia. Su realizador, Jacobo del Castillo, dice que ese pasado evidencia problemas del presente como los pactos entre élites y el uso de la represión.

 

Por: Pompilio Peña Montoya

En portada: rodaje de ¿Qué es la democracia?. En la foto se aprecia al cineasta Carlos Álvarez Imágenes: cortesía de Jacobo del Castillo

Jacobo del Castillo lleva diez años trabajando en cine documental y El film justifica los medios es su primer largometraje como director. En esta cinta explora los avatares de tres aventureros que se dedicaron a hacer documental político durante los años 60 y 70 en Colombia. Ellos son Marta Rodríguez, Carlos Sánchez y Carlos Álvarez, que a lo largo del documental hablan del abordaje fílmico de la realidad social del país, en una época caracterizada por el nacimiento de guerrillas y por la represión que representaba el Frente Nacional.

Antes de su estreno en las salas de cine, previsto para marzo del 2022, este documental será proyectado en Medellín este viernes 26 de noviembre a las 7:00 p.m. en el Colombo Americano, y este sábado 27 de noviembre a las 7:45 p.m. en el Parque de los Deseos. En ambos encuentros habrá conversatorio con sus realizadores.

Para conocer más sobre esta obra audiovisual, Hacemos Memoria habló con Jacobo del Castillo, quien es historiador de la Universidad de los Andes, donde comenzó a interesarse por la producción audiovisual y los procesos sociales documentados en este formato, y magister en Cine Documental de la Universidad Nacional Autónoma de México. En la actualidad vive en el país azteca y labora como editor de películas.

¿Cómo nació este documental y qué halló durante el proceso de investigación y producción?

La idea surgió como un proyecto de investigación, un poco en esta idea de la historia y las memorias del cine latinoamericano. Primero, identificamos un momento importante de la cinematografía en el continente que son los años 60 y 70, cuando ocurrió eso que es llamado los nuevos cines latinoamericanos. Durante la investigación empezamos a descubrir cinematografías políticas y estéticas muy potentes en Cuba, Brasil, Argentina, Uruguay y Chile. Entonces la pregunta que surgió fue: ¿qué pasó en Colombia durante esos años?

Jacobo del Castillo, realizador del documental El film justifica los medios.

Comenzamos a escarbar, a ver imágenes y a descubrir películas que siempre habían estado allí, pero que no son de acceso fácil para la gente por fuera de la comunidad del cine. Descubrimos imágenes de la muerte de Camilo Torres, de las comunidades indígenas en el Cauca liberando parcelas y la tierra en las montañas tomadas por terratenientes. Otras imágenes interesantes que hallamos fueron sobre la fundación del barrio Policarpa, en Bogotá, cintas interesantes porque en ellas se aprecia cómo pobladores de escasos recursos, quizá desplazados, levantaban sus casas y las trasladaban de un lugar a otro; encontramos imágenes del movimiento estudiantil, muy fuerte también por la época, de los sindicatos y, en general, de una gran cantidad de movimientos sociales.

Luego nos preguntamos ¿Qué papel juega en la historia de Colombia ese cine? Y nos dimos cuenta que, efectivamente, los cineastas de la época que nos propusimos investigar, a excepción de dos o tres, eran marginales y son poco visibles dentro de la cultura cinematográfica actual. La gente del común no conoce a estos realizadores y sus películas.

Entre otras cosas, encontramos material fílmico hermoso y potente, frágil y urgente, que necesitaba y necesita actualizarse para las nuevas generaciones. Sobre todo, vimos esas imágenes de hace 50 años a la luz de lo que pasa hoy en Colombia y hallamos una vigencia enorme y una oportunidad de rescatar este material de memoria para ponerlo ante las nuevas audiencias. ‘Esto debemos sacarlo para los nuevos públicos’, pensamos, y así fuimos construyendo El film justifica los medios.

El cuerpo documental de la investigación estuvo conformado por treinta películas, casi todas a blanco y negro. Sin embargo, las que decidimos utilizar, sobre todo por la posibilidad de acceso, fueron fragmentos de 16, no todas colombianas.

La memoria también es una exploración dentro de archivos públicos y privados: ¿A qué archivos accedieron en la búsqueda del material para el documental?

Las puertas de acceso a ese material fueron los tres personajes principales del documental: Carlos Álvarez, cineasta y crítico de cine que murió en el 2019; Marta Rodríguez, pionera del cine social, etnográfico y político; y Carlos Sánchez, fotógrafo y gran camarógrafo. Visitamos sus archivos y nos pusimos a buscar con ellos. A partir de allí comenzamos a dibujar todo un mapa de posibilidades y encontramos películas y realizadores con los que no contábamos, lo que enriqueció la investigación y la mirada que en un principio teníamos.

Luego fuimos a los archivos donde públicamente se guardan estos materiales. Hablamos también con familiares de realizadores ya fallecidos. Después tocamos las puertas de instituciones y entidades: Patrimonio Fílmico, Señal Memoria y hemerotecas para hacer trabajo de rastreo de prensa.

Carlos Álvarez y Carlos Sánchez en el documental El film justifica los medios.

De ahí tocó ir a Cuba, al Instituto Cubano de Artes Cinematográficas, entidad que sirvió de receptora de mucho del cine político militante de Latinoamérica en la década de los 70 y 80. En Cuba, un documentalista famoso llamado Santiago Álvarez, en el 67, por ejemplo, agarró varias imágenes del bombardeo a la guerrilla en Riochiquito, también agarró cosas del barrio Policarpa, de Bogotá, y creó un cortometraje que circuló por los teatros para que los cubanos conocieran lo que pasaba en Colombia. Accedimos a ese material y lo utilizamos. También fuimos a la filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El periodo que escoges para tu documental son los años 60 hasta mediados de los 70 ¿qué caracterizó a los documentalistas de esa época?

Escogimos para nuestra película este periodo que comprende gran parte de los últimos años del Frente Nacional, periodo de transformaciones que definirían los 40 años posteriores de historia del país; como el hecho de que a mediados de los años 60 surgieron tres o cuatro de las guerrillas que marcaron los años venideros, al mismo tiempo se fortaleció la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos con el fin de recuperar tierras, mientras en el Cauca los indígenas comenzaron a organizarse para luego conformar el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric). Son años convulsos políticamente y muy ricos en términos de organización social en las ciudades y en el campo. En esta perspectiva, es mucho lo que este cine tiene para decirnos hoy.

Del mismo modo, la transición del Frente Nacional fue muy interesante de ver con este cine a la luz de lo que ocurre hoy, porque se siguen evidenciando esos pactos entre élites con el fin de no dejar pasar ninguna otra expresión política hacia el poder, utilizando la represión como mecanismo persuasivo. Fue muy interesante entender, desde este cine, cómo se daban las lógicas para fisurar las expresiones contraculturales que intentaron romper narrativas y discursos oficiales.

¿Cómo se difundían las películas documentales en esa época?

Sobre cómo se dio la distribución de los documentales, yo creo que daría para otra película porque es un tema interesante para los años 60 y 70. Lo que sé por las entrevistas que logramos hacer es que, si bien fue un cine marginal o poco visto en los teatros, a veces perseguido y censurado, fue un cine que tuvo mucha difusión. En parte, porque, contrario al formato de 35 milímetros que requería un proyector y un sistema robusto dentro de un teatro, la cinta de 16 milímetros de la época fue más portátil. Esto posibilitó que los documentales circularan bien, sobre todo en ámbitos universitarios, por la Universidad Nacional, por la Universidad Libre, por la Universidad de Antioquia, por instituciones de Cali, Ibagué, Pereira y Manizales. Este grupo de cineastas conformó un circuito grande de distribución de copias que incluso eran apreciadas por sindicatos y Juntas de Acción Comunal barriales en donde también se desarrollaban cineforos.

Imágenes de campesinos recuperadas de un corto audiovisual realizado por Marta Rodríguez y Jorge Silva.

 

¿Qué tipo de persecución por parte del gobierno vivieron estos documentalistas?

El caso más visible fue el del cineasta Carlos Álvarez que pasó en la cárcel casi dos años. Él cuenta que por hacer películas subversivas. Manuel Vargas, quien hacía animación análoga, también fue perseguido, así como su compañera. Y Gabriela Samper quien estuvo presa.

Hacer este tipo de cine era complicado. Carlitos Sánchez también, siendo fotógrafo, tuvo que exiliarse un par de años a Ecuador por la persecución. Había mucho riesgo, por ejemplo, de allanamientos a estudios u oficinas a donde se llevaba material fílmico. Es el caso de una película de Carlos Sánchez que se llamó La Proclama, que fue robada. Por eso, para ellos era importante que las películas circularan por todo el país.

Marta Rodríguez, realizadora colombiana, en conversación con Jacobo del Castillo durante la producción de El film justifica los medios.

Marta Rodríguez cuenta que, durante el proceso de producción del documental Chircales junto a Jorge Silva, filmado en lo que hoy es la localidad Rafael Uribe Uribe, en Bogotá, a ellos los miraban con desconfianza y fueron vigilados y seguidos hasta sus viviendas. Es decir que, alrededor de la producción de estas películas, siempre se desarrollaron cosas complejas. Cosas parecidas vivió Marta luego de filmar Planas, testimonio de un etnocidio, en donde denunció ese fenómeno que estaba ocurriendo en el sur del país.