Con su lema: “El grano que nos une”, la asociación Asocafeurmet del municipio de Uribe, en el Meta, lleva una década apostándole a la cultura de la legalidad al cambiar los cultivos de uso ilícito por la producción de café colombiano.  

 

Por: Jenny A. Moncada

Fotos: archivo de la Asociación de Cafeteros de Uribe – Meta 

 

La semilla

Entre la cordillera de los Andes y la inmensa llanura de la Orinoquía se ubica una región natural única en el mundo: el municipio de Uribe en el departamento Meta, el cual está rodeado de las selvas vírgenes de cuatro parques nacionales naturales, Sumapaz, La Macarena, Tinigua y Picachos. Esta población es el hogar de más de 130 familias que hacen parte de la Asociación de Cafeteros de Uribe – Meta (Asocafeurmet), quienes antes sembraban coca y hoy siembran café con la convicción de que en cada grano forjan la paz que siempre han deseado.

El municipio de Uribe ha sido escenario estratégico del conflicto armado, pues conecta los departamentos de Huila, Cundinamarca y el Meta, lo que lo convierte en un lugar estratégico en el que convergen actores armados, cultivos de uso ilícito y actividades ilegales de grupos criminales.

En este territorio, en el año 1964, se fundó la que fue la guerrilla más antigua y grande de Latinoamérica: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). También en esta población, en el año 1982, se dio inicio a una fallida negociación de paz entre el gobierno colombiano y los grupos insurgentes, más conocida como los diálogos de La Uribe, que culminó con el bombardeo a Casa Verde, el principal puesto de mando de dicha guerrilla. Décadas después, en 1998, Uribe hizo parte de la zona de distensión en la que el gobierno de Andrés Pastrana designó 42 mil hectáreas para iniciar diálogos de paz con las Farc en un proceso de negociación que fracasó y que avocó al territorio a una intensa confrontación bélica en los años posteriores, principalmente durante la implementación de la política de Seguridad Democrática del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, entre los años 2002 y 2010.

Es precisamente en el 2010 cuando nace la Asociación de Cafeteros de Uribe Meta – Asocafeurmet, luego de que “cien familias, al observar las acciones implementadas por el gobierno, la poca rentabilidad que dejaba la siembra de la coca, los problemas legales y todas sus implicaciones, pensaron en otra alternativa, se organizaron e iniciaron con el cultivo del café. Apostaron por algo legal que no generará problemas para ellos y para sus familias”, relató Arlinsson Neusa, ingeniero agrónomo de la asociación.

La mayoría de familias caficultoras que integran Asocafeurmet habitan en la parte alta del municipio, ya que el clima y la altitud favorecen los cultivos. La asociación cuenta con un alto porcentaje de indígenas de las comunidades Nasa y Páez, quienes basan gran parte de su economía en este cultivo.

Para Neusa, “lo bonito del cultivo del café es que se desarrolla en un ambiente familiar, hijos, padres, abuelos, cada uno cumple un rol, nosotros en este momento contamos con alrededor de un 5% de productores jóvenes, en la franja de los 20 años, hijos de caficultores que decidieron iniciar sus propios cultivos, lo que permite tener un relevo generacional prometedor en cuanto a la sostenibilidad en el tiempo”.

 

El cultivo

“Muchos campesinos quisimos hacer patria por acá de una forma legal y eso lo hemos logrado a través del café” indicó Iván Casanova uno de los más antiguos productores de la asociación, quien además preserva el legado que inició su padre, en los años 70, con la siembra del grano.

Para este campesino el arduo trabajo que han realizado les ha permitido generar un cambio en el territorio “esta asociación se ha construido a pulso, con la gente que tiene ganas de trabajar y que ha querido mostrar algo positivo de este municipio, no todo es conflicto ni cultivos de uso ilícito, se ha evolucionado” relató Casanova.

Estas familias caficultoras iniciaron y se han mantenido a través de la gestión de proyectos financiados por el Estado y por la cooperación internacional. Con su primer proyecto adquirieron despulpadoras, filtros, tanques de fermentación, secaderos, entre otra maquinaria. Años después compraron un lote en donde hoy funciona su centro de acopio y laboratorio de cata de café.

De acuerdo con Neusa: “Asocafeurmet tiene unos ingresos a través de proyectos con los cuales se genera el sostenimiento del personal de planta, estos son gestionados por la misma asociación. Actualmente tenemos un proyecto firmado con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), quienes están realizando asistencia y acompañamiento a los productores. Por otro lado tenemos ingresos propios a través de la compra y venta de café pergamino y café transformado”.

Iván Casanova, al igual que otros caficultores, ha aprovechado al máximo las diversas capacitaciones a través de estos procesos, lo que le ha permitido obtener cultivos de alta calidad: “Es muy importante tener conocimientos sobre el proceso de siembra, cata y demás factores, todo lo que pueda aprender es importante”, manifestó.

En la actualidad, Asocafeurmet es un ejemplo de gestión comunitaria en Uribe porque genera empleos directos, tiene un equipo técnico contratado que asiste a los productores, genera ingresos al municipio con la compra y venta de café, y está beneficiando alrededor de 140 productores quienes tienen un lugar fijo en dónde comercializar su producto.

“Durante siete años los cafeteros se desplazaban hasta Mesetas (Meta) a vender su café allá, pero ahora, con la asociación comprando directamente, el productor viene seguro de que se le va a comprar su café y con esa plata va a comprar en las tiendas de nuestro municipio la remesa con la que se devuelve a su vereda, y eso fortalece el comercio local directa e indirectamente”, explicó Neusa.

El grano que nos une es el lema de la asociación y, para Casanova, este cultivo les ha permitido a los campesinos unirse para construir paz, bienestar y estabilidad económica y social en la región: “Gracias al Acuerdo de Paz ha habido una mirada diferente, bastante apoyo porque el gobierno se ha dado cuenta de que la gente que está por aquí está es trabajando, son personas buenas que han venido de otros lados por cuestiones de desplazamiento, por la violencia o porque las tierras de aquí son fértiles. Los campesinos no estuvimos metidos en el conflicto, nos ha tocado vivirlo porque hemos estado sometidos por las condiciones de la región”.

 

La cosecha

Gracias a la cantidad de grano que comercializa Asocafeurmet, la comunidad de Uribe ha logrado hacer presión al gobierno municipal y departamental para la priorización de la inversión en vías terciaras de este territorio. También, en alianza con la Federación Nacional de Cafeteros, se consiguió la inclusión del pueblo dentro de los municipios catalogados como cafeteros, aumentando la inversión en infraestructura y en recursos para apoyar a los productores.

La legalidad, la capacitación del personal, el acompañamiento constante en campo, las buenas prácticas agrícolas y la estandarización en los procesos han hecho del cultivo de este producto un café tipo exportación con excelente perfil de taza, “desde hace unos años hemos tenido avances significativos a tal punto que hemos logrado vender los cafés especiales de nosotros en Europa”, puntualizó Neusa.

Mediante la sustitución de los cultivos de uso ilícito, los caficultores de Uribe muestran al mundo que a través de proyectos productivos los campesinos apuestan por la construcción de una Colombia en paz y día a día trabajan en el reconocimiento del municipio como destino con vocación turística.

Para Arlissón Neusa el sueño de estos cientos de campesinos consiste en “mostrar que Uribe no es solo territorio de conflicto. Por medio de nuestro café buscamos contar historias, mostrar que es una región de gente humilde, de gente trabajadora que le apuesta al proceso de paz y al tema de emprender y generar riqueza para nuestro país. Nos esmeramos porque nuestro café sea un café con historia, un café que invite a la persona que lo consume a visitar nuestro territorio”.