Luego de llegar a Mutatá, desplazados por la violencia en la vereda Santa Lucía de Ituango, los excombatientes de las Farc aun no cuentan con las condiciones básicas para vivir y avanzar en su proyecto de reincorporación. Ni siquiera tienen suministro de agua potable.

 

Por Daniela Jiménez González

Foto: cortesía partido Farc

Más de dos meses ajustan en Urabá, viviendo en improvisadas casas de madera y plástico, 62 reincorporados y 45 familias del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Román Ruiz del partido Farc, que el pasado 15 de julio se desplazaron de la vereda Santa Lucía, a casi dos horas del casco urbano de Ituango, Norte de Antioquia, para reubicarse en la vereda La Fortuna de Mutatá, a veinte minutos de distancia de la vereda San José de Leones donde se establecieron los exintegrantes del frente 58, también en proceso de reincorporación.

Durante los tres años que permanecieron en Santa Lucía, la situación de seguridad no les dio tregua. En este ETCR, en el que 240 los exintegrantes de los frentes 18 y 36 de las Farc dejaron las armas en 2017, 12 excombatientes fueron asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz, en medio de la confrontación armada entre las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y un grupo de disidentes, como publicó Hacemos Memoria en su informe del 7 de abril de 2020.

Ante la falta de garantías de seguridad, a mediados de julio de este año los excombatientes de Santa Lucía se desplazaron en caravana hasta el municipio de Mutatá en el Urabá antioqueño.  A pesar del ánimo de resurgimiento, la lista de pendientes suma y sigue. Jimena, una de las reincorporadas, contó que a dos meses del traslado todavía no hay viviendas transitorias, ni agua potable, tampoco han fumigado contra los zancudos y aún no hay baterías sanitarias. Además, no han iniciado los trabajos de adecuación en la vía de acceso que comunicará este espacio territorial con la carretera principal. “Se hizo una reunión donde dijeron que había plazo de dos meses para entregar la vía. Y hasta el son de hoy, nada. No han traído la maquinaria. Dijeron que a mediados de diciembre nos daban las casas transitorias, pero no han abierto ni siquiera la vía”, dijo.

Élmer Arrieta, excomandante del frente 18 de las Farc y quien ha seguido de cerca el proceso de reubicación de este ETCR, contó que cuando llegó a Mutatá el traslado le recordó a la ansiedad propia de los nuevos comienzos. El clima ha sido difícil: la primera semana, mencionó, los niños vivían apurados por el bochorno, a casi 28°, sin camisa y sin zapatos, en búsqueda de la sombra. En Santa Lucía estaban habituados al frío, a temperaturas que en la noche podían descender hasta los 17°.

Para Arrieta, este desplazamiento fue como sufrir un desarraigo. Más del 90% de los excombatientes que fueron reubicados nacieron en Ituango.  “De todas maneras, la gente está trabajando bastante duro, uno los ve con ese ánimo, con la ilusión de que aquí en Urabá sí se podrá vivir en calma, que en este espacio sí se van a desarrollar los proyectos productivos”, agregó el excomandante del frente 18, quien perdió a uno de sus hijos: Manuel Antonio González Vuelvas, asesinado en Ituango a fines de 2019.

Frente a la situación que hoy viven los reincorporados que se desplazaron a Mutatá, afirmó Jesús Mario Arenas, líder del partido Farc en Antioquia, quien durante el conflicto fue conocido como ‘Marcos Urbano’, expresó: “el pedido que hacemos al Estado es tratar de agilizar las condiciones mínimas vitales. Se necesitan viviendas rápido, los cambuches son de plástico, hay mucha humedad, es complicado porque tenemos niños y mujeres embarazadas”.

Arenas agregó que a parte de la urgencia de acondicionar las baterías sanitarias, de hacer pozos y un alcantarillado de emergencia, también es prioritaria la construcción de áreas comunes para reuniones. La semana pasada un profesor de Sabarandó fue a ofrecer unas clases, pero no había un lugar para estudiar. Tampoco internet.

En general, concluyó Arenas: “Faltan muchas cosas porque se está empezando de cero, pero a la gente le preocupa que el gobierno, con su lentitud, se demore mucho. A nivel de seguridad no hay problemas por ahora”.

La vía de acceso, a un kilómetro con 200 metros de la carretera, es una de las mayores urgencias. En la primera semana tuvieron que entrar al hombro las neveras, estufas y camas, cargadas en convite o a lomo de mula. Según el presidente del espacio territorial, Juan de Dios Quintero, conocido en el conflicto como ‘Panico’, hoy las personas se tardan media hora en llegar a las improvisadas viviendas por esta vía. O una hora si llevan cargas.  

La pavimentación de este tramo es crucial para el inicio de los proyectos productivos porque, como explicó Quintero, el plan es establecer en Mutatá un proyecto de ganadería, pero sin la vía no habrá cómo entrar los materiales necesarios para adecuar el espacio.

 

“No me atrevo a dar fechas”: Archila

Consultado por Hacemos Memoria, Emilio José Archila, consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación, explicó que ya se hizo una solicitud excepcional para la intervención de la vía de acceso en asocio con Corpourabá. La Gobernación de Antioquia, indicó, ya consiguió $70 millones para este proceso, además de la maquinaria y el equipo técnico. Y el Batallón de Ingenieros de la Brigada 17 del Ejército estará iniciando los estudios correspondientes. Después de eso, dijo, se comenzará con la construcción de las viviendas transitorias, para lo cual se está seleccionando un operador: “Como estos son recursos públicos, tenemos que hacer el levantamiento topográfico y la caracterización de los predios. Ya se está adelantando el proceso de compra por parte de la Agencia Nacional de Tierras”. Si todo sale bien, el proyecto de ganadería, precisó el funcionario público, estaría iniciando el primero de octubre.

A pesar de todo, Archila no se atreve a dar fechas concretas, ni cronogramas de finalización de obras: “Todos queremos que esto vaya más rápido, pero vale la pena mirar ambos lados del vaso. No quisiera comprometerme con una fecha para terminar, porque ahí hay unas variables que no dependen de nosotros. Una de esas es que, para poder hacer las compras, necesitamos ir al territorio y no ha sido posible por la pandemia”.

Rafael Blanco, gerente de Paz de la Gobernación de Antioquia, contó que la semana pasada hubo una reunión en el ETCR entre el Estado y la población. Dijo que allí se les manifestó a las personas en qué etapa iban estas obras, se compartieron los diseños de las viviendas y se aclaró a los reincorporados en cuánto tiempo se podrá empezar alguna intervención de infraestructura. El gerente de paz le explicó a Hacemos Memoria que tomaría cerca de dos meses comenzar la intervención de la vía y alrededor de cuatro iniciar el tema de las viviendas temporales.

“Ellos (los excombatientes) manifestaban que nosotros como Gobernación y gobierno nos habíamos comprometido a tener en un mes el acceso y las viviendas temporales. En ningún momento cuando se dio el traslado nos comprometimos con ese plazo. Nos ha tocado ir ejecutando y planeando sobre la marcha. Nosotros somos servidores públicos, tenemos que cumplir lo legal y normativo”, concluyó Blanco.

 

Los que se quedaron

Según Arenas, en lo que era el antiguo espacio territorial de Santa Lucía se quedaron siete excombatientes y sus familias, mientras otros 50 permanecen en distintas veredas de Ituango. Para estos reincorporados, anotó, el acompañamiento del partido Farc no ha cesado aun cuando el Estado comenzó a desmontar el espacio, al día siguiente del traslado.

Sobre la situación de quienes se quedaron en Ituango, Quintero explicó que estas personas “siguen con sus dificultades, pero están muy apegadas a su territorio, donde nacieron y está su familia. En este momento [de reincorporación], que es nuestra oportunidad para el reencuentro con nuestras familias, obviamente es muy berraco que la gente arranque y deje a sus seres queridos”.

Por su parte, el consejero Archila, al ser consultado acerca de la situación de los excombatientes que decidieron quedarse en Santa Lucía, dijo: “nosotros tenemos la certeza de que apoyamos a todos los excombatientes independientemente de dónde estén”.

Mientras en Santa Lucía  sigue en marcha el proyecto de internet por fibra óptica, Arrieta contó que en Mutatá sueñan con un centro de acopio como parte de un plan productivo de piscicultura. También buscarán adelantar huertas sustentables, algo acerca de lo que están optimistas porque sienten que habrá buenas oportunidades: “Es que en Urabá lo que tú siembres, eso da la tierra: yuca, plátano, maíz, sandía, múltiples productos. Eso nos anima”.