Alejandra Miller coordina el trabajo de la Comisión de la Verdad en lo referente a la violencia sexual en el marco del conflicto. Admite que es uno de los temas más difíciles de abordar, en especial por la negativa de los actores armados a reconocer su responsabilidad y porque, en ocasiones, ha sido normalizado por la sociedad.

Por: Carlos Olimpo Restrepo S.
Foto: Comisión de la Verdad

La violencia sexual como estrategia de guerra ha sido un punto en común de los conflictos en el mundo y en Colombia son alrededor de 20 mil las personas incluidas en el Registro Único de Víctimas por este tipo de agresiones, pero pocas veces se ha abordado este tema en profundidad para hallarle explicaciones.

La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición quiere que, tras el acuerdo entre el Gobierno Nacional y las Farc, este no sea un capítulo olvidado y por eso le ha dado prioridad a escuchar a las mujeres y a la población Lgbti que fueron sometidos a algún tipo de violencia sexual por parte de guerrilleros, paramilitares y agentes del Estado.

Por eso creó un grupo de género y el primer Encuentro por la Verdad —de los siete que hay programados—, llamado “Mi cuerpo dice la verdad”, priorizó los relatos de estas víctimas, para que en voz alta contaran parte de una historia que muchos niegan o quieren mantener silenciadas, en especial los perpetradores.

La comisionada Alejandra Miller es una de las encargadas de coordinar la recolección de esta información, aunque también debe dedicar sus esfuerzos al trabajo que realiza la Comisión de la Verdad en la macrorregión Surandina, que incluye departamentos como Cauca, Valle, Nariño y Putumayo.

¿Qué se busca con los Encuentros por la Verdad y en especial con el realizado el pasado 26 de junio de 2019 en Cartagena?

La comisión lo que planteó es que este primer Encuentro por la Verdad fuera un evento por el reconocimiento de la dignidad de las víctimas. Es una manera de reconocer, en primer lugar, las atrocidades que sufrieron las mujeres y las personas Lgbti víctimas de violencias sexuales en el conflicto armado, así como destacar su resistencia, su fortaleza. También resaltar lo hecho por las organizaciones que acompañaron a las víctimas, en medio de una enorme ausencia del Estado para adelantar esta tarea. De igual manera, hacer visible y mostrarle al país y al mundo qué fue lo que pasó con este crimen atroz de la violencia sexual.

Pero esto no es lo único: tenemos un grupo de género para asegurar precisamente que todas las acciones de la Comisión garanticen la participación de las mujeres y de las personas Lgbti, que se incluyan esas voces en todos los procesos y, por supuesto, en el informe final.

¿Para qué van a servir estos testimonios?

La idea es que podamos, a partir de la escucha de las víctimas y de los testimonios que vamos a recolectar durante este año y el próximo, identificar los patrones de comportamiento. Hay unos que las organizaciones sociales ya han identificado, pero la Comisión de la Verdad tiene la tarea de recoger la información directa y la información secundaria, para poder avanzar efectivamente en la identificación de los patrones de violencia sexual en medio del conflicto armado. Para eso debemos esperar a tener toda la información.

Esto es algo que ha pasado por todas las guerras y la de Colombia no fue una excepción. Las violencias sexuales se ejercieron de distintas maneras, en distintas variedades; no es solamente la violación a las víctimas, debemos tocar muchas cosas, como los abortos forzados, el enamoramiento forzado, la maternidad forzada. Por ejemplo, en la información recogida en Putumayo las mujeres nos cuentan cómo en los retenes militares las bajaban de los carros para buscar supuestamente droga y las manoseaban, las tocaban, eso es otra forma de violencia sexual. Las presas políticas nos cuentan cómo fueron víctimas de violencia sexual en el momento de sus detenciones. Entonces, como se ve, hay muchas formas de violencia sexual y nosotros vamos a tratar de identificar los patrones por grupos, por sectores, por territorios, que vivieron de esta forma el conflicto armado, porque es evidente que todos, absolutamente todos, los que participaron en la guerra violaron a las mujeres, ejercieron algún tipo de violencia sexual contra las mujeres: estamos hablando de las guerrillas, de los paramilitares, de la fuerza pública. Y en esta tarea no sólo tenemos el deber de hacerla visible, sino también de explicar por qué se dio la violencia sexual durante los más de 50 años de conflicto armado y cuáles fueron los patrones que usaron.

¿En esta búsqueda de la explicación, ya tienen avances?
La intencionalidad de las violencias sexuales era diferenciada. A partir de los testimonios hemos podido evidenciar como, cuando estaba dirigida a las mujeres, era más dirigida al control territorial, mediante la generación de error sobre la gente; y en el caso de la población Lgbti era más un asunto de ‘corrección’, de castigo por ser cuerpos que no estaban en la norma de la heterosexualidad. Muchos hombres gais eran castigados y muchas mujeres lesbianas también eran violadas, supuestamente para ‘corregir’ algo que, según los actores que hacían eso, era anormal.

Históricamente los grupos armados son renuentes a reconocer este crimen…

Estamos trabajando con los actores y con estos encuentros buscamos abrir esas puertas, para ver si iniciamos un trabajo en el que se haga reconocimiento y se asuman responsabilidades por parte de los perpetradores. Este es uno de los crímenes más negados por todos. Es más fácil para muchos, como se ha visto en otros procesos, confesar hasta mil y más homicidios, que confesar una violación, entre otras cosas, porque es un delito totalmente normalizado por la sociedad y los mismos actores armados. Hay un negacionismo profundo por parte de los perpetradores y nosotros lo que esperamos es que, a partir del encuentro con las víctimas de violencia sexual en Cartagena, no solo se escuche atentamente a las víctimas, que se puedan oír los impactos que esa violencia sexual genera en ellas, sino también, a partir de esto, generar un diálogo con los perpetradores, para que podamos avanzar hacia un reconocimiento de sus responsabilidades en la violencia sexual en el país.

Además de este aspecto del conflicto, usted también coordina el trabajo en región Surandina. ¿Cómo ha sido el trabajo con las comunidades en una zona donde la violencia no ha desaparecido?

En el trabajo en la zona suroccidental, lo mismo que en otras regiones del país donde todavía se vive el conflicto, nuestra misión es ver por qué se está repitiendo esa violencia. Si bien tenemos un mandato que va desde 1958 hasta 2016, en nuestro análisis explicativo no podemos ser indiferentes a lo que está pasando en el momento actual, así que estamos trabajando también para que podamos Identificar y dar una explicación a esa pregunta tan compleja que es ¿por qué esto es un ciclo que se repite y se repite? ¿Por qué se reedita este conflicto, a pesar de los procesos de paz, a pesar de la apertura democrática que se supone viene con los procesos de paz? Entonces, esto es parte también de lo que estamos trabajando.

Las condiciones son muy difíciles, porque hay miedo en la gente, por eso estamos haciendo un llamado a las personas para que tengan la confianza y vengan a la Comisión de la Verdad, que nosotros les damos la confidencialidad sobre sus palabras, sus testimonios, de tal manera que con las personas podamos construir ese informe que para nosotros como país, como sociedad, es tan fundamental, que es recoger sus historias en los territorios, para incluir la voz de las víctimas en ese documento.


Primer Encuentro por la Verdad realizado en Cartagena el 26 de junio de 2019. Foto: cortesía Comisión de la Verdad.

“En medio de tanto dolor, la actividad arrojó un balance positivo para todos. Todo el país pudo percibir la fortaleza de esas mujeres y personas Lgbti, después de haber sufrido los embates que les dejó la violencia sexual en sus cuerpos. A ellas, que entregaron una parte de sus vidas y su esperanza, les decimos que nosotros acunaremos sus testimonios. Hoy la comisión quiere decirles que los vemos, les creemos, les abrazamos. Aplaudo, que los responsables mantuvieron una posición de escucha hacia las víctimas, de manera respetuosa, esa era la intención”.

Palabras de Alejandra Miller tras el Encuentro por la Verdad realizado el pasado 26 de junio en Cartagena.