Según la académica, comprender la diversidad es abrir un mundo de posibilidades en el que todos somos iguales y útiles en la construcción de una sociedad equitativa y justa.

 

Por Pompilio Peña Montoya

Fotografía: Proyecto Arte para Reconstruir de la Fundación Prolongar con el apoyo de USAID. Fotógrafos Santiago Vallejo/Federico Mejía

Para las personas con discapacidad víctimas del conflicto armado, la historia ha estado marcada por prácticas y discursos de revictimización, negación y silenciamiento. Así lo afirmó la docente e investigadora de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia, Ximena Cardona Ortiz, quien ha consagrado su vida a comprender cómo las personas con discapacidad han experimentado el conflicto y, en gran medida, la exclusión social.

Acerca de la manera como la academia puede aportar a la reivindicación de los derechos de las personas con discapacidad en medio del contexto del conflicto armado en Colombia, Hacemos Memoria conversó con Ximema Cardona, quien además pertenece al grupo de investigación Unipluriversidad y al Grupo de Trabajo de Clacso Estudios Críticos en Discapacidad.

 

¿Cómo se da el vínculo de Mosodic con la academia y, particularmente, con la Universidad de Antioquia?

Nuestro compromiso académico es político, ético y pedagógico. Para desandar la guerra y construir la paz nos hemos congregado alrededor de una verdad plural de reconciliación y no repetición. Sumamos nuestros conocimientos y fuerzas por la defensa de la vida, comprendiendo que los sujetos con discapacidad son políticos, sociales y comunitarios, viajando en las memorias, caminando la guerra y tejiendo la paz. Por ello el vínculo con Mosodic ha sido un camino que hemos transitado juntos y de diferentes maneras, recordando permanentemente esa invitación que ellos de forma reiterada extienden y que hace necesario entender la diferencia, el respeto por los otros y las otras, y la importancia de enunciarse y reafirmarse desde la pluralidad.

Digamos que recorrer estos procesos de reconocimiento con Mosodic y otras organizaciones y comunidades pertenecientes a otros territorios ha sido clave para entender la importancia de comprender, sintiendo y viviendo desde sus experiencias encarnadas, desde sus lugares de enunciación, la manera cómo las personas con discapacidad vivieron y habitaron el conflicto. Comprender el conflicto armado desde sus voces, sus señas, sus cuerpos, hace posible que exploremos la vida de otras formas, buscando también deshabitar el dolor, el rencor, el miedo. Por eso reafirmamos la verdad, la justicia, la reparación y el perdón como medios para construir la paz, sin dejar de cuestionar, nombrar e interpelar la historia que, para el caso de las personas con discapacidad víctimas del conflicto armado, ha estado marcada por prácticas y discursos de revictimización, negación y silenciamiento.

¿Cómo la academia ha aportado a la visibilización de la problemática que viven las personas con discapacidad en medio del conflicto?

Podríamos decir que las instituciones universitarias, sus integrantes y sus comunidades, también han sido afectados por el conflicto armado. Por tanto, en ese ejercicio de esclarecer la verdad plural, desde colectivos como el nuestro, se ha buscado a través de diferentes iniciativas, desde los mismos ejes misionales (investigación, docencia y extensión), hacer resistencia desde las narrativas y ejercicios de memoria de las personas con discapacidad víctimas del conflicto armado. Aún falta mucho, es necesario seguir resistiendo, es necesario continuar potenciando los estudios críticos, decoloniales, interculturales, feministas, que nos permitan comprender de forma más cercana el conflicto encarnado en unos sujetos que, de alguna manera, rompen con los patrones normativos, por tener unos cuerpos, unos lenguajes, unas formas de aprender que no responden al ideal hegemónico impuesto.

Por tanto, reitero, si bien se han logrado algunos avances, por lo menos ponernos en escena junto a las personas con discapacidad y sus experiencias vividas en relación con el conflicto armado, es necesario seguir subvirtiendo ese orden para lograr realmente entender a esa “Colombia profunda” de la que hablaba el maestro Alfredo Molano. No es suficiente aún, debemos seguir profundizando, aprendiendo, creando, comprendiendo y sintiendo como, a pesar de los vejámenes de la guerra, podemos seguir pensándonos y sintiéndonos desde una perspectiva de derechos, más humana, más justa, abogando siempre por la no repetición del conflicto, garantizando también las reparaciones integrales de las victimas y sobrevivientes de la guerra.

¿Cómo la academia ha contribuido a mejorar las condiciones de vida de las personas con discapacidad?

Como lo hemos conversado al interior de nuestro equipo de trabajo, en nuestra América tenemos aún una deuda por profundizar, por aprender y por co-construir alrededor del conflicto armado y la discapacidad. Puede ser un tiempo propicio para que dialoguemos, aprendamos y reconozcamos las experiencias y procesos de El Salvador, Perú, Guatemala, Chile, Brasil y Argentina. Tal vez así seguiremos elaborando en la región una perspectiva más compartida. Por tanto, me atrevería a decir que las contribuciones desde estos escenarios, a las vidas, luchas y resistencias de las personas con discapacidad víctimas del conflicto armado, han sido nulas; es necesario seguir aprendiendo con ellos y ellas.

Desde su punto de vista, ¿cómo es vista la idea de que el modelo de gobierno deshumaniza a la persona con discapacidad?

Es necesario comprender que aunque la guerra propiamente ha sido responsable de muchos casos de discapacidad, las políticas de Estado también tienen responsabilidad en estos hechos, pues pareciese que se ha perdido el valor y sentido de la vida, pareciese que hay unas vidas que valen más que otras, y no son precisamente las vidas de las personas con discapacidad. En estos casos pareciera que se materializara lo que nos menciona el filósofo italiano Giorgio Agamben con “las vidas insacrificables” y los “sujetos a los que cualquiera puede dar muerte”. Pues el caso es que estas políticas siguen siendo normocéntricas y antropocéntricas; aquellos sujetos que no producen o aportan al modelo capitalista terminan siendo deslegitimados e inferiorizados.

Hay una deshumanización constante por parte de nuestros gobiernos que además terminan revictimizando a las personas con discapacidad. Si bien el conflicto y sus vejámenes dejan heridas por sanar, nuestros gobiernos también tienen una responsabilidad en esa agudización que generan por la desigualdad en su sistema.

¿Desde la Universidad de Antioquia se llevan a cabo procesos de educación para la paz con personas con discapacidad? ¿De qué se tratan?

Nosotros desde la Facultad de Educación hemos venido soñando y co-creando algunos procesos de educación para la paz con personas con discapacidad. Mediante trabajos de grado en el pregrado de Licenciatura en Educación Especial y varios proyectos en Medellín que llegaron a regiones como el Bajo Cauca, donde la Universidad de Antioquia cuenta con seccional. A través de Extensión universitaria, con el apoyo de la Dirección de Regionalización, en la implementación de un proyecto que hizo presencia en el Oriente antioqueño, principalmente en San Francisco, Granada y San Carlos. Con eventos de difusión, en 2017 y 2019 durante la ‘Semana universitaria por la paz’, y en el ‘IV coloquio colombiano y I Encuentro Latinoamericano de investigaciones de discapacidad’, donde tuvimos un eje temático dedicado a la discapacidad y la construcción de paz.

Y finalmente se viene haciendo incidencia con un acuerdo de colaboración entre la Comisión de la Verdad y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso). Hemos participado en la Mesa técnica en discapacidad creada en la Comisión, construimos y entregamos mapas documentales con literatura secundaria referida a conflicto armado y discapacidad (2005-2019), nos articulamos a la Casa de la Verdad en la territorial Antioquia y Eje Cafetero, promovimos acciones de visibilización y representación al interior de nuestras universidades y con los programas institucionales de paz y estamos realizando informes con testimonios, investigación y orientaciones analíticas y metodológicas sobre interseccionalidad, además de conversatorios virtuales. La alianza con Hacemos Memoria también surge como fruto de este trabajo.

Decididamente queremos seguir aportando, desde la investigación militante, crítica y emancipadora, para que ninguna guerra sea productora y generadora de violaciones, violencias, discapacitaciones y victimizaciones. Así pues, invitamos a los programas de grado, posgrado, investigación y extensión de las diferentes universidades del país a continuar contribuyendo a mejorar la vida de las personas con discapacidad.