Roldán Betancur fue asesinado en 1989 en Medellín, siendo Gobernador de Antioquia, tras la detonación de una bomba puesta por sicarios del narcotraficante Pablo Escobar. 31 años después, dos de sus amigos lo siguen recordando como el hombre íntegro que fue.
Por Camilo Castañeda Arboleda
Foto: El Mundo
Cuando Hernán Mira recuerda a Antonio Roldán Betancur su memoria se remite a los años sesenta, época en la que lo conoció en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Compartieron en salones y después fueron compañeros en el internado médico, de ahí nació una buena amistad que duró hasta el 4 de julio de 1989, día en que la muerte sorprendió a Roldán en el sector Estadio de Medellín.
Hernán Mira grabó en su memoria las imágenes de los paseos que organizaban con otros estudiantes de la Universidad de Antioquia. Entre el grupo había uno que tocaba la guitarra y cada que los tragos de alcohol le llegaban a la cabeza interpretaba las notas de la canción “Hasta aquí te trajo el río” de Antonio Aguilar. “Esa canción le encantaba a Antonio, él siempre se colgaba como de una viga y hacía una especie de show”, recuerda Mira.
En la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, Antonio Roldán Betancur hizo parte de los movimientos estudiantiles donde dejó ver su carisma, una característica por la que siempre se destacó. En esas luchas estudiantiles y en las clases que recibió de profesores como Héctor Abad Gómez, empezó a perfilarse como un hombre de ideas progresistas. “Defendía ideas de tipo socialista, la universidad abierta para todos, el derecho a la educación y la formación médica más comprometida directamente con la salud de los estratos más bajos”, comenta Mira.
Como en cualquier amistad universitaria, después de graduarse en 1971 Mira y Roldán se distanciaron un poco. Roldán inició su carrera política en Urabá donde fue nombrado como Alcalde cuando apenas tenía 25 años. Después dirigió la regional de Coldeportes en Antioquia y en 1988 fue nombrado por Virgilio Barco como Gobernador de Antioquia.
En esos espacios lo conoció Rubén Darío Quintero, quien se desempeñaba como alcalde de Ríonegro cuando Roldán era Gobernador. Él recuerda que Roldán centró su programa de gobierno en la salud, la educación y el deporte. Dice que tal vez por haber nacido en Briceño, municipio ubicado en las montañas del norte de Antioquia, Roldán se enfocó en disminuir la desigualdad entre el campo y la ciudad, además, buscó la descentralización política, administrativa y fiscal de los entes territoriales. “Él no gobernó desde Medellín sino que lo hizo desde las regiones, especialmente desde Urabá y el Oriente Antioqueño”, comenta Quintero.
En la mañana del 4 de julio de 1989 Roldán tenía consejo de seguridad, pero no llegó. En la calle 47D con carrera 72 sicarios contratados por Pablo Escobar detonaron 100 kilos de dinamita al paso del vehículo en el que se movilizaba. En el hecho murieron otras seis personas. Luego se sabría que confundieron la caravana del Gobernador con la del director de la Policía Antioquia, coronel Valdemar Franklin Quintero a quien asesinaron un mes después.
“Yo no podía creer —dice Rubén Darío Quintero—, que a un hombre que no era radical, ni generaba controversia y que, por el contrario, unía a la gente de todas las tendencias políticas y sociales, lo asesinaran de esa manera”. Quintero considera además que una de las enseñanzas que dejó Roldán fue su estilo de gobernar, en el que hacía constante ejercicio de consulta a las comunidades.
Por su parte, Hernán Mira considera que el legado de Roldán es el de una persona íntegra en la política y comprometida con la defensa de la universidad pública, que como Gobernador y presidente del Consejo Superior Universitario aportó en la creación del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.