Hacemos Memoria consultó a tres médicos que han trabajado en zonas de confrontación y les preguntó sobre la labor que han cumplido en medio del conflicto y los desafíos que deben asumir cuando se firme la paz

Por Esteban Tavera y Juan Camilo Castañeda

El Protocolo II de Ginebra define la misión médica como “el conjunto de actividades que el personal asistencial cumple de conformidad con sus obligaciones profesionales”, y contiene varias normas que protegen no solo la labor de los médicos en medio de un conflicto, sino también sus medios de transporte, equipos, y las actividades de atención permanentes o transitorias.

En Colombia, sin embargo, como quedó registrado en el informe “¡Basta Ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad”, en medio de este conflicto tan prolongado, los actores armados ejercieron su poder frente a la misión médica al punto que encauzaron, amenazaron y obstaculizaron las labores asistenciales en los territorios más conflictivos.Jaque

Dice la doctora Diana Zulima Urrego en el texto “Conflicto armado en Colombia y misión médica: narrativas médicas como memorias de supervivencia” que en “los últimos 25 años se han reportado 5000 ataques o afectaciones a instituciones educativas, centros de salud, carreteras o bienes civiles. Por ejemplo, las promotoras de salud y las parteras son objetivo táctico de los actores armados con el fin de desarticular el liderazgo en la comunidad”.

Asimismo, según el informe “Asistencia en salud en peligro”, publicado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, los contextos de guerra generan amplios debates éticos al personal médico no solo por las presiones externas, sino también por la gran responsabilidad que conlleva su trabajo.San Pablo

Por esta razón, se les pide a los médicos y al personal de salud en general que ejerzan su labor desde la neutralidad para evitar las consecuencias que puede traer el hecho de pertenecer a uno de los bandos en disputa. A propósito de eso, dice el doctor Jorge Iván López, médico cirujano y experto en atención y prevención de desastres, que hay dos formas de mantenerse en un lugar neutral: “La neutralidad puede ser vista de dos formas. La primera es la pasiva: no hago nada para que no me pase nada; y la otra es la activa: me meto en una zona de conflicto a sabiendas de que hay un peligro, pero teniendo claro que hay una comunidad que me necesita”.

Gracias a  la experiencia que le ha dado su trabajo en la Cruz Roja Colombiana y en el Comité Internacional de la Cruz Roja, el doctor Jorge Iván aprendió algunos principios que, según dice, le permiten al personal médico sobrevivir en medio de la guerra:“Se debe tener un conocimiento claro de cuáles son las características del conflicto, cuáles son los actores, cómo actúan, cómo se mueven, por qué lo hacen, quién desempeña el dominio militar y territorial.San Carlos También es importante valorar la parte emocional. Si el profesional de la salud dice que no le da miedo, está hablando paja; si de verdad no siente temor, es peor porque el miedo es un factor de protección, es el que te permite sobrevivir. También es importante la capacidad de reacción. Se necesitan algunas herramientas de entrenamiento que sirven para saber cuándo agacharse, cuándo esconderse y cuándo correr”.

Estas reflexiones sobre los retos que le ha impuesto la guerra a la misión médica y el actual proceso de negociación entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc llevan a preguntarse por el papel que desempeñarán los profesionales de la salud en un posible escenario de posacuerdo. Hacemos Memoria consultó a tres médicos que han trabajado en zonas de confrontación y les preguntó sobre la labor que han cumplido en medio del conflicto y sobre los desafíos que deben asumir cuando se firme la paz.

A continuación sus historias y reflexiones.

 

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Alejandro Arango