La desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, en septiembre de 2014, provocó que los familiares de personas desaparecidas en México emprendieran la búsqueda directa de sus seres queridos. Encontraron fosas y con sus propias manos removieron la tierra para sustraer los cuerpos. Un hecho que según Anne Huffschmid, doctora en Ciencias Culturales, plantea nuevos desafíos para las ciencias forenses en Latinoamérica.