La capital antioqueña fue sede en 1968 de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, donde sacerdotes de toda la región empezaron a asumir una opción preferencial por los pobres. En ese mismo año el padre Federico Carrasquilla, que hizo parte de la Teología de la Liberación, fue nombrado como primer párroco del barrio Popular de Medellín.