El Palacio Municipal de Caldas, Antioquia, ya no existe. La casa consistorial construida en 1850 fue demolida en el 2017. Con su desaparición no solo se fue uno de los más importantes vestigios de la historia del pueblo, sino también el único palacio municipal del país que llevaba por nombre el del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán.

Por Elizabeth Otálvaro
Foto principal: cortesía Periódico El Aguacero

“Yo tengo esa casa en la cabeza”, afirma Oscar Botero, con la certeza del que es especialista. Tiene 89 años y se dedica a escribir la historia del municipio de Caldas, Antioquia, su pueblo. La vivienda de su bisabuelo fue una de las más tradicionales del lugar, estaba continua a la construida por Bonifacio Ángel, hijo de Juan Bautista Ángel, uno de los primeros pobladores de la zona.

La casa de la familia Ángel conservada el estilo colonial que hoy se admira en los pueblos patrimoniales del país. Con un patio de piedra en el centro, sus paredes de tapia y sus balcones y puertas minuciosamente talladas en madera, rememoraba la historia de un pueblo industrial, la misma que parece desvanecerse entre la memoria de los caldeños y de todos los migrantes que han llegado al municipio ubicado más al sur del Valle de Aburrá. Por demás, también en esta casa nació Juan J. Ángel, el primer gobernador liberal de Antioquia, nombrado por el presidente Alfonso López Pumarejo, en agosto de 1934.

Fue en 1940 cuando la casa grande caldeña fue vendida por la familia Ángel a la Alcaldía municipal. Desde entonces y hasta una semana antes de ser destruida funcionaron allí las oficinas de la Administración y el Concejo.

Dorian Flórez dice haber nacido a 30 metros de ella. Él es artista y hace parte del grupo de guardianes del patrimonio que se conformó en oposición a la demolición de la casa. Aun se resiste a ver en aquella esquina un edificio moderno de seis pisos y tampoco entiende “¡¿cómo es que Carlos Eduardo Durán, siendo un alcalde liberal, destruyó la casa consistorial que llevaba el nombre de Jorge Eliécer Gaitán?!”.

Al hacer memoria, Botero, quien fue concejal en Betania por el Partido Liberal y en Caldas por el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) creado por Alfonso López Michelsen, narra que entre 1946 y 1948 hubo en Caldas “un Concejo negro”, o al menos así lo llamaban las familias notables del municipio. No se trataba de algo distinto a un grupo de concejales que, como lo describe Botero, se preocuparon por hacer una renovación social con ideas que beneficiaban al obrero y que, por demás, estaban inspiradas en los discursos de Gaitán.

Óscar Botero, historiador del municipio de Caldas. Foto: Elizabeth Otálvaro.

Óscar Botero, exconcejal de Caldas, quien desde hace años estudia la historia de su municipio. Foto: Elizabeth Otálvaro.

Hubo entonces un líder municipal gaitanista que logró dominar el Concejo de Caldas; su nombre era Guillermo Vélez Herrera. Y aunque tenía enemistades incluso en la corriente oficial del partido liberal, consiguió que, a tan solo dos días del asesinato del caudillo liberal y a través del Acuerdo número 17 del 11 de abril de 1948, el palacio municipal de Caldas llevara el nombre de Jorge Eliécer Gaitán. Un año después, en el quiosco del pueblo, Vélez Herrera recibió un cuchillazo en el cuello, repitiéndose así la historia del líder que muere por oponerse a los más poderosos.

Sebastián Posada es un joven caldeño que volvió a Caldas después de vivir en Bogotá. Con nostalgia recuerda la casa grande de la esquina, la casa consistorial. Su papá, Juan Carlos Posada, ha estado activo junto a Flórez en la resistencia a la destrucción de la casa y ahora piensan salidas legales para hacer que las autoridades vuelvan a construirla. Ni siquiera Sebastián, sensible con el tema patrimonial, sabía que llevaba el nombre de Gaitán.

Y aunque al preguntarle a los Posada, a Flórez y a Botero por la tradición liberal de Caldas, recuerden que sus ancestros siempre les hablaron de la importancia del rojo que también lleva la bandera del municipio, parece que de las ideas y sus representantes poco se habla. Esta casa ya no responde a la memoria de Gaitán porque ya no está, pero tal vez nunca respondió, o eso puede entenderse de los recuerdos de Botero, quien dice que rápidamente con los asesinatos de Gaitán y Vélez se desvanecieron los vestigios de sus ideas en Caldas.

Interior del antiguo Palacio Municipal Jorge Eliecer Gaitán del municipio de Caldas, Antioquia. Foto: cortesía Dorian Flórez.

Interior del antiguo Palacio Municipal Jorge Eliecer Gaitán del municipio de Caldas, Antioquia. Foto: cortesía Dorian Flórez.

¿Por qué demolieron el Palacio Municipal Jorge Eliecer Gaitán?

A fines del 2017, el alcalde Carlos Eduardo Durán argumentó que por fallas estructurales, por amenaza de ruina y por falta de espacio, debía destruirse la casa consistorial del municipio de Caldas. Agregó además, en declaraciones a diferentes medios, que era más costoso demoler que restaurar; así, no solo destruyó la casona sino que le dio vía libre al proyecto aprobado por el Área Metropolitana para la construcción de una nueva sede de la Alcaldía, de seis pisos y con una galería del escultor Rodrigo Arenas Betancourt, en la primera planta

El Plan de Ordenamiento Territorial de Caldas estableció la vieja edificación como un bien de interés cultural de segundo nivel, con registro en Inventario de Patrimonio, Urbano y Arquitectónico del Valle de Aburrá – IPUAVA, realizado por el Área Metropolitana. Lo anterior es uno de los argumentos que exponen Dorian Flórez y un grupo de ciudadanos que desde el inicio se opusieron a su demolición.

Lo último que hicieron en un intento por recuperar lo que para ellos es el patrimonio de su pueblo, es exigir a través de una acción de cumplimiento, presentada ante el Tribunal Administrativo de Antioquia, que la casa sea reconstruida al amparo de la Ley 1185 de 2008, que en su artículo 4 establece: “En caso de que se obligue la demolición parcial o total de un bien de interés cultural (…) se deberá ordenar la reconstrucción inmediata de lo demolido, según su diseño original y con sujeción a las normas que sean aplicables, previa autorización del proyecto por parte del Municipio y del Consejo Departamental de Patrimonio Cultural”.