La comisionada de la verdad, Alejandra Miller, sostiene que un informe de verdad no asegura la reconciliación, pero puede ser un aporte para que exintegrantes de grupos armados reconozcan sus responsabilidades.

 

Por Camilo Castañeda Arboleda

Foto de portada: Facebook Comisión de la Verdad

El informe final de la Comisión de la Verdad debe dar respuestas sobre cuáles fueron las razones y motivaciones que tuvieron los actores armados para sostener la guerra y realizar acciones que produjeron millones de víctimas en Colombia. Según Alejandra Miller, comisionada de la verdad, son los excombatientes los que tienen la respuesta a esa y otras preguntas, por tal razón, sus versiones son esenciales para completar el rompecabezas de lo que pasó en la guerra y con ello dignificar a las víctimas.

En entrevista con Hacemos Memoria, Alejandra Miller explicó cómo ha sido el proceso de escucha de los excombatientes y cuál es el valor de sus testimonios para el informe final que debe entregar la Comisión de la Verdad el próximo año.

 

¿La participación de los excombatientes estaba planeada desde el principio?

Desde el principio la metodología contempló, por supuesto, la participación de todos los actores que hicieron parte del conflicto: excombatientes, no solo de las Farc, también exparamilitares y miembros de las Fuerza Pública porque, aunque este es un proceso centrado en las víctimas y sus voces son el centro, para armar el rompecabezas de la verdad tenemos que escuchar a todo el mundo.

En términos del esclarecimiento de la verdad es muy importante contemplar a los excombatientes desde el principio por una razón fundamental: porque nosotros en la Comisión tenemos que dar respuesta a la pregunta de por qué y para qué se hizo lo que se hizo, por qué los actos atroces que se cometieron, cuáles eran los intereses que había detrás, y estas respuestas las tienen fundamentalmente los responsables de dichos hechos.

Desde el principio se contempló que deberíamos tener unos espacios de conversación con los responsables para todo el tema de esclarecimiento. También el otro componente de la Comisión que es el reconocimiento de las responsabilidades para la dignificación de las víctimas, con el que las víctimas queden tranquilas y se pueda avanzar hacia el compromiso de no repetición. Lo otro son diálogos que impulsamos desde la Comisión para todo el tema de convivencia, en los que están víctimas y responsables, tratando de llegar a análisis y reflexiones.

¿Cómo ha sido la metodología de trabajo con los excombatientes?

Nosotros tenemos metodologías distintas para cada proceso y momento que abordamos con ellos. Para el esclarecimiento trabajamos con entrevistas individuales y entrevistas colectivas, en las individuales ellos hacen su aporte y contribución a la verdad, y con las Farc se han hecho algunas entrevistas colectivas, con los frentes, donde ellos cuentan cómo fueron sus dinámicas y demás.

En el reconocimiento también se ha hecho así. Ahí ha sido un poquito más difícil porque los procesos son mucho más largos tanto para las víctimas como para los responsables, se ha avanzado en los reconocimientos, es un proceso más lento porque requiere más trabajo, no es una cosa de pararnos a darnos un abrazo en un evento público, sino que tiene que haber un proceso de trabajo con las víctimas, en eso  la Comisión ha sido muy cuidadosa en este tema psicosocial para que efectivamente el reconocimiento de responsabilidades le sirva al país, a las víctimas, a los responsables.

¿Cuál es la importancia y qué aportan estos testimonios al trabajo de la Comisión?

A través de esas entrevistas hemos podido entender las racionalidades de todos estos actores a la hora de los actos, en muchas ocasiones ayuda a comprender que era lo que había detrás, por qué llegaron a hacer eso, preguntas que uno a veces no se explica en la guerra y que uno se las transmite a ellos. También nos han dado luces para contrastar versiones. Son fundamentales en tanto nos ilumina mucho la explicación, la racionalidad del conflicto y el por qué y para qué de la guerra.

Una preocupación de algunos sectores sociales es que estos testimonios terminen justificando acciones ¿Cómo evitar estas situaciones?

Nosotros lo que planteamos es que los actores responsables tienen unas explicaciones de razones desde ellos, lo que hacemos es escuchar. Esos relatos a veces son heroicos, a nosotros nos ayuda muchísimo preguntar las especificidades y hacer contrapreguntas. Tenemos muchas entrevistas con mandos medios y altos que han durado hasta dieciséis horas y ahí logramos preguntar sobre su mirada contextual, pero también sobre hechos concretos y particulares. Cuando se logran esas entrevistas en profundidad no es posible que respondan a punta de relatos justificantes o heroicos. Nosotros generalmente ya tenemos mucha información previa, los equipos se han preparado, preguntamos sobre informaciones que conocemos y eso enriquece mucho.

Hay de todo, alguna narrativa puede ser justificatoria, pero en todo caso cuando se logra aterrizar metodológicamente la entrevista, con hechos concretos, con contrastación de lo que dicen las víctimas, eso los pone en otro lugar.

La Comisión se crea tras el acuerdo de paz con las Farc ¿Esto ha significado dificultades para convocar a otros actores? ¿Qué estrategias usan para llamar a esos otros responsables?

A pesar de que fue un acuerdo de paz con las Farc, la Comisión está para indagar la responsabilidad de todos los actores que participaron, en ese sentido hemos tenido entrevistas con múltiples actores. Debo decir que el hecho de que las Farc estén hoy organizadas como partido político facilita de alguna manera la tarea de encontrarlos, de tener una mesa de trabajo. El M-19, por ejemplo, ya no existe como organización, entonces nos toca hacer un llamado más individual. Ya con las otras organizaciones no encuentra uno prospectos organizativos que estén agrupando a estos actores, pero no significa que no hayamos hecho la tarea, tenemos testimonios de los paramilitares, de gente de las otras guerrillas, del Quintín Lame, del EPL, del M-19, en menor cantidad, eso sí debo decirlo, también de la Fuerza Pública, de funcionarios del Estado, entonces sí creo que hay una gran variedad de testimonios que la Comisión ha hecho el esfuerzo de recoger.

El contexto de polarización, de oposición de ciertos sectores al Acuerdo y a su implementación, de ataques al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición y a la Comisión como tal ¿Dificulta la tarea de escuchar a excombatienes?

Yo creo que no facilita las cosas porque hay una carga política más fuerte para la tarea que hacemos. Creo que hemos tenido dificultades normales, pero hemos podido avanzar. Me parece que ha afectado mucho más la pandemia porque, por ejemplo, nosotros veníamos haciendo un trabajo de entrevistas en los ETCR y ahora con estas circunstancias eso no es fácil.

La polarización está acompañada por la negación de las responsabilidades…

Yo quisiera decir que a pesar del contexto, a pesar de las dificultades, de que en Colombia siempre han existido unas posturas negacioncitas sobre el conflicto armado por parte de todos los actores, no es solo de las Farc, ni de la Fuerza Pública, ni de los grupos de autodefensas, aún en medio de eso que es una piedra en el zapato, la Comisión sigue avanzando y yo creo que la contribución en el esclarecimiento nos va a ayudar a que los reconocimientos sean mucho más efectivos por parte de todo el mundo, porque si hay algo a lo que un informe de la verdad debe aportar es a ayudar a tumbar ese negacionismo.

Hay mucha expectativa de que el trabajo que hace la Comisión ayude a la reconciliación, a la convivencia, ¿Qué reflexión hace teniendo en cuenta la tarea que adelantan, particularmente en lo referido a la escucha de excombatientes?

Yo creo que siempre va a haber una tensión entre verdad y reconciliación, una verdad profunda de una guerra que ha durado 50 años es una verdad dolorosa. Entonces no necesariamente de inmediato va a ocurrir una reconciliación, eso es un tema de tiempos. Pero sí es claro es que si no somos capaces de decirnos lo que hicimos, lo que nos pasó, sino reconocemos las responsabilidades que tenemos todos, fundamentalmente los actores armados, pero también la sociedad, creo que hablar de la reconciliación es una cosa pegada con babas. Un informe de una Comisión de la Verdad, que incluya por supuesto el esclarecimiento y el reconocimiento, es un escalón hacia ese horizonte que es la reconciliación, yo no creo que sea automático.

La tarea de la Comisión es dejar un informe riguroso, serio, que repare de alguna manera a las víctimas, a pesar de lo doloroso que pueda ser, y eso es fundamental para poder avanzar hacia otros temas de reconocimiento y de reconciliación.