En este podcast, el estilo narrativo de Isabel Cadenas hace que la historia sonora fluya, sea coherente y dé gusto de escuchar. Es, como ella misma lo expone, una narración “a medio camino entre la crónica, el ensayo y el documental”.

 

No hubo cuerpo, ni confirmación de que lo habían matado. Solo una ausencia, y un estigma y un cuchicheo en el pueblo cada vez que pasaban por allí, y un fingir que no había pasado nada, y una vida que ya no iba a volver a ser igual.

Isabel Cadenas en el podcast Un aguajero en el silencio.

 

Reseña por Felipe Osorio Vergara*

Imagen de portada: cortesía Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica

Lo que no se nombra no existe. Una máxima que algunos atribuyen al intelectual George Steiner, pero que bien podría atribuírsele a la humanidad. Sin embargo, ocurre que, a veces, lo no nombrado, lo omitido, lo ocultado, lo silenciado, es más diciente que lo expresado. Un “silencio forzado o heredado”, como al que se refiere la escritora Isabel Cadenas en su podcast, puede ser reflejo del temor, de heridas sin cicatrizar, de fracturas en el tejido social de un país que aún remueve —literalmente— su pasado.

 

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De eso no se habla es un proyecto sonoro español de no ficción narrativa, conformado por mujeres y liderado por la periodista y documentalista Isabel Cadenas. La tesis es narrar “historias sobre silencios, y sobre cómo se rompen”, tema importante en una España que aún le cuesta mirar hacia atrás, especialmente después del Pacto de Olvido anclado a la Ley de Amnistía de 1977.

El sexto episodio del podcast, y del que se ocupara el presente análisis[1], se titula Un aguajero en el silencio, pues relata la historia de la primera exhumación pública, con métodos científicos, realizada en España. Fue publicado en 2020, como vigésimo aniversario de la exhumación, y da voz a Emilio Silva, protagonista de la historia.

A lo largo de los casi 42 minutos del podcast, la narración de la periodista se mezcla con la voz de Emilio Silva, se complementa con grabaciones de archivo de su padre, además de la intervención de algunas personas.

Isabel perfila a Emilio, lo convierte en el personaje central, el eje de la historia, quien le da rostro y cuyo relato hace empatizar y conectar a la audiencia. Es el nieto que nunca conoció a su abuelo, pero cuya abuela aún le guardaba luto. Un abuelo casi desconocido, que había sido asesinado décadas atrás, pero cuya sombra aún se cernía sobre las conversaciones familiares, como un manto que estaba presente, que todos recordaban, pero del que nadie se atrevía a comentar.

El abuelo de Emilio había sido fusilado por militares falangistas en 1936, por pertenecer a la izquierda republicana. Sin embargo, su familia nunca supo de su cuerpo ni de su destino. Presumían su muerte, mas lo único que sabían es que había sido detenido por militares en el ayuntamiento de su pueblo en octubre del 36. Después de esto, nadie se había atrevido a indagar más allá. El estallido de la Guerra Civil en España, que duró hasta 1939, y la posterior dictadura del militar Francisco Franco cubrieron, con un manto de temor y silencio, cualquier intento de búsqueda de los desaparecidos. Era tanto el miedo a la represión que, incluso, a los desaparecidos ni siquiera se los llamaba así. Se los conocía como “paseados”, un eufemismo que, en lugar de tapar el dolor, solo ocultaba la responsabilidad de los victimarios.

Los periodistas Patricia Nieto y Camilo Hernández señalan en su capítulo de libro El periodismo y sus trabajos por la memoria que “sacar a las personas del no lugar y del no tiempo es una tarea de los trabajos por la memoria”. Así las cosas, la autora del podcast ubicó el hilo temporal de la historia, y lo hilvanó a lo largo de su narración, evidenciando las trasformaciones en el espacio y el tiempo del personaje. Mostró cómo Emilio, en su juventud, intentó no destacar en público, como sintiendo el estigma. Cadenas narró también cómo el abuelo era un tema vedado, pasando por la curiosidad sobre el pasado familiar, hasta el punto de giro inesperado que llevó a Emilio a excavar la fosa. Para los Silva la actualidad era el pasado. Aunque no lo decían en público, seguían recordando al padre y abuelo desaparecido. Esto fue lo que buscó mostrar la autora: un silencio pesado, pues vivían con las consecuencias del pasado.

Un detalle que se transformó en símbolo surgió mientras Emilio conversaba sobre la Guerra Civil con Arsenio, un viejo amigo de su padre, porque Emilio aspiraba escribir un libro inspirado en esta guerra. Arsenio dijo: “Yo sé dónde está enterrado tu abuelo”. Esa frase fue el detonante de la exhumación, el mantra que hizo a Emilio olvidar su libro y lo condujo a recomponer el rompecabezas de su historia familiar. Fue como el “Hay un fusilado que vive” de Rodolfo Walsh.

Pero, sin saberlo, remover el pasado familiar trajo quiebres de silencios. La investigadora social Elizabeth Jelin, sostiene en Los Trabajos de la Memoria que “existen silencios impuestos por temor a la represión en regímenes dictatoriales de diverso tipo. Los silencios durante la España franquista, la Unión Soviética estalinista o las dictaduras latinoamericanas se quebraron con el cambio de régimen. En estos casos, sobreviven recuerdos dolorosos que esperan el momento propicio para ser expresados”. Esta tesis de Jelin la vivió Emilio con su familia.

Resultó que, al encontrar la fosa y comunicarle a su padre y sus tíos, se enteró que cada uno buscó a su abuelo por su cuenta. “Treinta años antes que Emilio, su tío había ido a preguntar y alguien le señaló aquel sitio. Pero su tío no fue el único: Emilio supo que su padre también había estado preguntando, en los años 50. Y también su tío Ramón. Los tres hermanos habían estado buscando a su padre por su cuenta y no se lo habían dicho entre ellos”, narró Isabel Cadena. Incluso, uno de los tíos de Emilio conservaba un mapa con el terreno donde estaba la fosa. Lo anterior simbolizaba resistencia y temor. Resistencia porque mientras las fuerzas del régimen buscaron sepultar en el olvido la memoria de su padre y los otros republicanos fusilados, sus hijos intentaron encontrar su cuerpo. Temor porque ninguno se lo decía entre sí, temían la censura familiar, pero, sobre todo, les tenían miedo a las autoridades.

Exhumación, por parte de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), de un fosa de represaliados de la Guerra civil española. Foto: Archivo fotográfico Foro Cultural Provincia de El Bierzo.

Priaranza del Bierzo, un pequeño pueblo enclavado en las lomas de León, al noroeste de España, fue el escenario de la excavación. En una cuneta, al pie de la carretera, estaba la fosa con trece cuerpos. Aunque la autora no localizó al pueblo en el mapa, sí describió la fosa y ubicó los antecedentes de las exhumaciones en España. Señaló que, en el pasado, muchas personas habían emprendido exhumaciones privadas, casi clandestinas, sin apoyo científico. Contextualizó, a su vez, que la fosa del Bierzo fue solo el punto de partida para que, como una bola de nieve, más y más personas se atrevieran a romper el silencio y buscar a sus familiares desaparecidos. Así, la autora tomó a la fosa del Bierzo como excusa para introducir el tema de las excavaciones de desaparecidos en España, dar cifras al respecto y entender su magnitud. “Cuando los cadáveres aparecen, los crímenes no pueden seguir negándose. De esa forma todo un país ha podido ir conociendo que lo que muchos pensaban que era puntual, anecdótico o menor, fue en realidad un plan sistemático de persecución”, concluyó la periodista española Olga Rodríguez en una entrevista a Emilio Silva para elDiario.es.

Por otro lado, además del podcast y la transcripción del mismo, la creadora ofreció un enlace con contenido extra. Valioso recurso cargado de fotografías, videos, la ubicación en tiempo real del sitio donde estuvo ubicada la fosa, el plano del tío de Emilio y el informe forense de la exhumación. Empleó también material de archivo, como la voz del padre de Emilio o el mismo informe forense.

El estilo narrativo de Isabel Cadenas hace que la historia sonora fluya, sea coherente y dé gusto de escuchar. Es, como ella misma lo expone, una narración “a medio camino entre la crónica, el ensayo y el documental”.

La escogencia del personaje para el podcast no fue gratuita. Aunque ella no lo expone directamente, se sobreentiende que el motivo central radica en la posición de Emilio Silva como fundador y presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en España, además por el acontecimiento de ser el primero en desenterrar una fosa común de forma legal, pública, y con apoyo científico. Es importante entender que el periodista es, a su vez, un sujeto que toma decisiones éticas y políticas mediadas por su subjetividad. De esta manera, es claro que Isabel Cadenas vio en Emilio la figura apropiada para abordar la tesis de su podcast, pues ha sido el hombre que ha roto silencios a través de la excavación del pasado.

Escucha Un agujero en el silencio 

Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de Hacemos Memoria ni de la Universidad de Antioquia.


*Felipe Osorio Vergara es estudiante del pregrado en Periodismo de la Universidad de Antioquia.

[1] Para el análisis se consideraron las recomendaciones de los periodistas Patricia Nieto y Camilo Hernández en su capítulo de libro El periodismo y sus trabajos por la memoria. De allí se bebieron los elementos a tener en cuenta a la hora de escribir/analizar un contenido periodístico de memoria: la actualidad es el pasado, personajes, escenarios, trasformaciones y tiempo, acontecimiento, de detalles a símbolos, presencia de archivo, estilo narrativo y periodista-autor. Estos elementos surgen de la Red de periodismo y memoria – Hacemos Memoria.