En este relato, el periodista y docente universitario Carlos Mario Correa rememora su experiencia como director del periódico De la Urbe alrededor de las situaciones de violencia que precedieron la Operación Orión realizada en octubre del 2002 en la Comuna 13 de Medellín.
Por: Carlos Mario Correa Soto, director de De La Urbe en 2002
Foto: Julián Roldán, publicada en el libro Espíritus Libres
En mis recuerdos de aquellos años está el entusiasmo de un grupo de estudiantes de Periodismo de la Universidad de Antioquia que le entregaron toda su energía y su imaginación a la práctica de un periodismo universitario comprometido con temas sociales, con una marcada apuesta por el reportero y la narración.
Es así como en agosto de 2002, ese un grupo de estudiantes le entregó al público la edición número 15 de De La Urbe —su periódico de prácticas— con el título en la primera página “Comuna 13: común la guerra”, el cual se remitía a un informe especial en las páginas interiores con los sub-títulos: “Con la guerra a cuestas”, “Esto ya no es un juego de niños”, “Historias de un liceo visitado por la guerra: mil contra el miedo”, “Vivir haciéndole el quite a las balas”, “Vencer con música”, “Cartas bajo fuego”, “El eco de la Comuna 13” y “Sueños de barro: alfareras en vísperas de La Independencia.”
En los textos no sólo se decía dónde estaba ubicado este sector de Medellín habitado en ese entonces por 130 mil 804 personas de los estratos sociales 1, 2, 3 y 4, sino que se revelaba cómo, en su mayoría, los habitantes estaban afectados emocional y físicamente por el conflicto armado.
En la parte inferior de las páginas también se incluyó una cronología con los principales sucesos y los nombres de varias víctimas del conflicto armado en los últimos ocho meses, del 7 de enero al 21 de agosto.
Un mes antes de que se publicara la edición número 15 del periódico, en el consejo de redacción, se había decidido, de manera imprudente para algunos directivos universitarios, conformar un equipo de periodistas para adentrarse por las calles de la Comuna 13 y pasar una semana allá, de día y de noche, “armados de grabadoras, libretas de notas y lapiceros…”, en palabras de la profesora Patricia Nieto.
Como director del periódico respaldé decididamente esta aventura periodística y, entonces, con la coordinación editorial de la profesora Nieto los estudiantes-reporteros Silvia Luz Gutiérrez, Carolina Martínez, Juan Miguel Villegas y Juan Camilo Cardona, comenzaron una investigación que los llevó primero a dibujar el mapa físico y social de la Comuna 13, un extenso sector de Medellín desconocido por muchos en el país y en la misma ciudad, del que forman parte barrios de tradición como San Javier; a establecer y precisar la cronología del conflicto armado en el último año, con los nombres, las edades y las fechas de las víctimas y de los victimarios; a retratar y narrar la sobrevivencia de sus gentes haciéndole el quite a las balas; a destacar cómo en medio de la muerte palpitaban la alegría de los niños, la música y las labores artesanales; y a encontrarle explicaciones políticas y sociales a la violencia que allí se registraba.
Contactar las fuentes de información tanto documentales como testimoniales y seducir a éstas últimas para que accedieran a dar entrevistas, cuando ni siquiera los periodistas de los medios más reconocidos de la ciudad habían podido hacerlo, les tomó mucho tiempo a la profesora Nieto y a sus estudiantes–reporteros. Pues no era tarea fácil convencer a quienes estaban enmudecidos por el miedo o encapuchados haciendo la guerra, sobre la importancia de contar sus experiencias con el fin de ser publicadas.
Los integrantes del equipo periodístico completaron tres días de trabajo de campo, caminando, conversando, interrogando y parapetándose de las balas en los recodos de las calles, casas, tiendas y escuelas de los 19 barrios que conforman la Comuna 13. Y así consiguieron apuntar en sus libretas y retener en sus grabadoras y en sus sentidos, la mayoría de los datos, los nombres y las voces que le darían forma a una de las crónicas más trajinadas del periodismo colombiano contemporáneo.
Días después, exactamente el 16 de octubre del 2002 en la noche, con el nombre de Operación Orión, las Fuerzas Armadas de Colombia, siguiendo órdenes del presidente Álvaro Uribe Vélez, irrumpieron en la Comuna 13 para efectuar una de las primeras acciones de la llamada Política de Seguridad Democrática de su gobierno. Ver: La universidad manifestó su solidaridad con las personas afectadas por la Operación Orión
En la mañana siguiente la línea del único teléfono de la pequeña oficina del periódico De La Urbe, en el bloque 12 de la ciudad universitaria, estuvo a punto de colapsar: de Bogotá y de otras ciudades de Colombia, de Miami, de Nueva York y de Madrid, los periodistas de varios medios y agencias de noticias, querían información sobre la Comuna 13 de Medellín. Información exclusiva que sólo tenía este periódico en la edición de agosto; ahora convertida en una crónica paradigmática de lo que representa el periodismo estudiantil, el cual cumple con uno de sus objetivos más precisos, a pesar de su categoría amateur y experimental: generar conocimiento y memoria de los sucesos que viven los seres humanos, como individuos y como sociedad.