La asamblea estudiantil fue citada el 8 de octubre de 1971 a las tres de la tarde, en el Teatro al Aire Libre. El Movimiento de Restauración Universitaria (MRU), opositor del Consejo Superior Estudiantil (CSE), dio a conocer la convocatoria en un comunicado que publicó El Colombiano, en su edición de ese mismo día, titulado “Asamblea estudiantil en la UdeA a las 3:00 pm”. En la publicación, el MRU anunció que sería una asamblea a la que solo tendrían acceso quienes presentaran el carné de la Universidad, con el fin de asegurar que participaran exclusivamente estudiantes acreditados. “Se garantiza la integridad personal de los asistentes”, decía el comunicado.
“Citaron a una asamblea dentro de la Universidad con vigilancia del ejército y la policía. En la periferia del Teatro al Aire Libre de la Universidad había policías y soldados armados con fusiles, y me llamó mucho la atención un soldado con un lanzallamas. No me explico qué esperaba hacer este señor con esa arma”, relata Guillermo Pineda, quien por esos días era estudiante de primer semestre de la Facultad de Ingeniería.
El comunicado del MRU, publicado en el periódico, cuestionaba a su vez al Consejo Superior Estudiantil (CSE), un organismo que estaba conformado por representantes del estudiantado elegidos democráticamente por la Asamblea General de Estudiantes. Aseguraba que el CSE estaba “movido por intereses personales y políticos”, y que la pérdida de semestres, las expulsiones y las militarizaciones eran consecuencia de la “anarquía” promovida por ese organismo estudiantil.
La crítica surgió justo en un momento en que los líderes del CSE chocaban con las directivas de la Universidad, pues estas tenían posturas contrarias a los reclamos estudiantiles nacionales, que exigían la implementación del llamado Programa Mínimo de los Estudiantes Colombianos, el cual propuso cambios a la estructura de poder y a la financiación de las universidades públicas. “El 71 fue un año bastante convulso. Fue el año del movimiento estudiantil más grande, fuerte y nacional que se recuerda en la historia reciente de la Universidad y del país”, dice Pineda, quien hoy es profesor del Instituto de Física de la Universidad de Antioquia.
Los choques llevaron a enfrentamientos violentos y, posteriormente, a la expulsión de varios líderes estudiantiles. Con la irrupción del MRU en el escenario universitario, surgieron nuevas tensiones, esta vez entre facciones del estudiantado. Se trató de una disputa que involucró también a los partidos tradicionales: Liberal y Conservador.
Gerardo Jiménez, asesor de la Alcaldía de Medellín en temas de educación y quien era estudiante de Economía de la Universidad en esa época y secretario ejecutivo del Consejo Superior Estudiantil (CSE), recuerda que el representante de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas en ese organismo era el expresidente Álvaro Uribe Vélez, que por entonces era integrante del Partido Liberal.
Sin embargo, Jiménez asegura que la presencia de esos partidos tradicionales en el movimiento estudiantil era mínima. Explica que en los inicios de los años setenta los liberales y los conservadores lograban obtener máximo entre un 10 % y un 20 % de las votaciones en las elecciones de los representantes del CSE. “Nunca tuvieron argumentos ni capacidad de liderazgo para asumir el movimiento estudiantil”, dice.
Pero hacia finales de 1971 ese grupo de estudiantes afines a los partidos tradicionales, recogidos en el Movimiento de Restauración Universitaria (MRU), encontró en las tensiones estudiantiles la oportunidad de tomar el control de los espacios de representación. “Fue un año de continuos paros, interrupciones muy prolongadas, sanciones, y en algún momento las directivas armaron una especie de Consejo Estudiantil de bolsillo, que fue el responsable de ese comunicado en El Colombiano”, cuenta Pineda.
Era una época dura para el movimiento estudiantil en general, pues regía el estado de sitio del Gobierno de Misael Pastrana Borrero (1970-1974), último presidente del Frente Nacional. Esa medida represiva, ordenada mediante el Decreto 250 del 26 de febrero de 1971, buscaba frenar al movimiento estudiantil nacional, que acababa de publicar el Programa Mínimo de los Estudiantes Colombianos. Además, la directriz de Pastrana Borrero facultó a los rectores para militarizar las universidades, lo que puso a circular la idea de que se trataba de rectores policías.
En ese ambiente, argumentando que varios estudiantes habían participado en una serie de disturbios entre el 11 y el 16 de junio de 1971, y en la asonada del 20 de agosto en la que por poco arrojan al rector William Rojas Montoya desde el tercer piso del bloque administrativo, a través de la resolución 59 del 21 de agosto de 1971, el Consejo Directivo expulsó de la Universidad por estos hechos a los estudiantes Alberto Arroyave Lema, Carlos Carrascal Figueroa, Gabriel Moure Ramírez, Álvaro Zambrano Benavides y Alfonso Saade Mejía, según consta en el acta 1752, expedida ese día (ver “Estudiantes expulsaron de su oficina al rector William Rojas Montoya”).
Por su parte, el Consejo Directivo, en una resolución del 16 de julio de 1971, ya había cancelado las matrículas (aunque reversó la decisión el 31 de agosto de ese año) de Francisco Romano Lozano, Germán Enrique Reyes Forero, William C. Reyes Serpa y Jairo Ramírez, estudiantes de Medicina e integrantes del CSE, lo que dejó a esa organización estudiantil con muy poca representación para mediados de 1971.
Estos hechos abrieron paso para que en su comunicado, previo a la asamblea del 8 de octubre, el MRU no solo cuestionara las prácticas del CSE, sino que asegurara que había dejado de existir por cuenta de la expulsión de sus integrantes.
“Con el patrocinio y apoyo de las directivas de la Universidad y del gobernador Diego Calle Restrepo, el MRU trató de invalidar las decisiones tomadas por el movimiento estudiantil mediante una asamblea espuria, valiéndose de que varios de los líderes estudiantiles habían sido sancionados y los miembros del CSE éramos perseguidos, incluso se rumoraba que teníamos órdenes de captura”, dice Amylkar Acosta, quien era el presidente del CSE en 1971 y décadas después fue senador y ministro de Minas y Energía, entre los años 2013 y 2014, durante la presidencia de Juan Manuel Santos.
Acosta recuerda que la tensión en el movimiento estudiantil era muy evidente para el momento en el que el MRU citó a esa asamblea. “No pocas veces tuvimos roces y enfrentamientos con ellos por el esquirolaje que auspiciaban cuando se aprobaban los paros o ceses académicos. Y por nuestra parte hacíamos respetar la decisión mayoritaria de las asambleas estudiantiles”, recuerda.
Pese a la situación que enfrentaban los representantes del Consejo Superior Estudiantil (CSE) por cuenta de las expulsiones, la mayoría de los estudiantes que asistieron a la asamblea convocada por el MRU terminaron por respaldar a los integrantes del CSE expulsados y a la organización estudiantil a la que pertenecían. “Esa derecha trató de reencaucharse después de la expulsión de nosotros y por eso citaron a esa asamblea, pero eso terminó en un fiasco”, asegura Jiménez.
Guillermo Pineda, que llegó ese día a la asamblea de manera espontánea, pues no había leído el comunicado del MRU en el periódico, recuerda que fue un fracaso. “Esa asamblea se frustró porque quienes fuimos terminamos por sabotearla”, dice. Dos semanas después, el 23 de octubre de 1971, Luis Carlos Galán Sarmiento, quien era el Ministro de Educación de la época, anunció el Decreto 2070, que puso en marcha un ensayo insólito del cogobierno en la universidad pública.
“Mediante ese decreto se reestructuró el Consejo Superior de la UNAL y de la UdeA, excluyendo a los sectores ajenos a la Universidad, como lo eran la ANDI y la curia. El Consejo Superior quedó integrado únicamente por los estamentos universitarios. De esa manera logramos reivindicar la autonomía universitaria que se mantiene hasta nuestros días”, explica Amylkar Acosta.
50 AÑOS DE VIOLENCIA Y RESISTENCIA
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