Después de 20 años de presencia armada en Granada, Antioquia, las Farc pedirán perdón a los granadinos. Entre 1987 y 2007, los frentes 9 y 47 actuaron allí para ocupar territorios y disputárselos al Ejército Nacional, a los grupos paramilitares y al Ejército de Liberación Nacional. Durante la visita al pueblo, los líderes de las Farc reconocieron su responsabilidad en desplazamientos de población, secuestros, asesinatos, extorsiones, voladura de torres de energía y la destrucción del pueblo con 400 kilos de dinamita en diciembre del año 2000. Presentamos, en una infografía, algunas de las acciones violentas cometidas en Granada por esta organización.
Por equipo Hacemos Memoria
En un acto simbólico que se realizó el 23 de septiembre, en el templo de Santa Bárbara, y en el que estuvieron presentes al menos 50 víctimas, las Farc reconocieron su responsabilidad en la guerra que devastó a este municipio del Oriente antioqueño. En esta confrontación estuvieron involucrados todos los actores armados: guerrilla, paramilitares y Ejército. La cercanía de este municipio a la Autopista Medellín-Bogotá, su ubicación estratégica como lugar de paso entre el Valle de Aburrá y el Magdalena Medio y su cercanía a las centrales hidroeléctricas del Oriente antioqueño lo convirtieron en un escenario ideal para que el Eln y las Farc se refugiaran y desplegaran su estrategia de expansión en la década de 1980.
Según el informe Granada: Memorias de guerra, resistencia y reconstrucción, publicado en el 2016 por el Centro Nacional de Memoria Histórica, las Farc, a diferencia del Eln, establecieron una relación más “autoritaria y cruel” con la población civil. Los ataques a la infraestructura hidroeléctrica y la voladura de torres de energía fueron las primeras acciones violentas de estas guerrillas en el municipio. Solo entre enero y agosto de 2001 fueron afectadas 203 torres de energía en el departamento de Antioquia, 113 de estas se encontraban en el Oriente, y a su vez, 51 de ellas en Granada.
Con la primera toma guerrillera, que se llevó a cabo el 11 de junio de 1988, los granadinos entendieron que lo peor estaba por venir. En este ataque, alrededor de 80 hombres del Eln y las Farc, que hacían parte de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, saquearon la Caja Agraria, la Oficina de Rentas Departamentales, una cooperativa campesina y una agencia de compra de café.
Para la década de 1990, los guerrilleros de las Farc y del Eln controlaban el municipio. La presión a la población civil aumentó: nuevos ataques a la Caja Agraria, asesinatos selectivos, secuestros, enfrentamientos con la Policía, desplazamiento forzado y extorsiones hicieron parte del repertorio de violencia de estos actores armados. De las 15.759 acciones violentas que afectaron a los granadinos, estos grupos guerrilleros fueron responsables de 5.737, según el Registro Único de Víctimas.
A pesar de que en varias ocasiones actuaron en conjunto, la disputa entre estos grupos guerrilleros se agudizó, pues sus diferencias políticas y militares eran evidentes: las Farc tenían una línea de mando más radical, mientras que el Eln hizo un trabajo de base con la comunidad. Esta confrontación se agravó en diciembre de 1999, cuando miembros de los frentes 9 y 47 de las Farc asesinaron a cinco integrantes del frente Carlos Alirio Buitrago del Eln.
En este contexto, empezó a advertirse la presencia de los paramilitares. Con la llegada de los bloques Metro y Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia, la confrontación armada en este municipio se intensificó, fue la época de mayor victimización. Dos hechos dan cuenta del horror de esta guerra sin tregua: la masacre paramilitar del 3 de noviembre del 2000, donde fueron asesinadas 19 personas; y la toma guerrillera de las Farc el 6 de diciembre del mismo año, en la que los subversivos detonaron un carro bomba con 400 kilos de dinamita.
Según el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1993 y 2004, en Granada ocurrieron 13 masacres, 49 casos de ejecuciones extrajudiciales, 299 casos de desaparición forzada, 47 secuestros y mil quinientos asesinatos.
“Todos los actores implementaron estas formas de victimización, pero no lo hicieron de la misma forma ni en la misma época. Hay unas prácticas que corresponden más a unos actores que a otros; por ejemplo, la guerrilla y los paramilitares son los principales causantes del desplazamiento. La guerrilla fue la que más secuestró, dinamitó torres de energía y ejecutó asesinatos selectivos. Las masacres las cometieron las autodefensas. Al Ejército se le atribuyen saqueos y ejecuciones extrajudiciales”, dice Marta Villa, investigadora principal del informe Granada: Memorias de guerra, resistencia y reconstrucción.
Entre el 2005 y 2007 se dio el repliegue de los frentes guerrilleros del Eln y las Farc ante la arremetida militar del Ejército y los paramilitares; además, se desmontaron los grupos de autodefensas con la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara. Esto puso fin a la confrontación armada, aunque persistieron algunas acciones violentas en contra la población civil.
Por la magnitud de los daños ocasionado durante su accionar militar en Granada, las Farc le pidieron perdón a esta comunidad, que, a la fecha, tiene 10.937 víctimas registradas, según la Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas. “Las víctimas entienden el perdón como una forma de reparación y de sanación espiritual y el Acuerdo de Paz también lo manifiesta. ¿Qué significa para las Farc un acto de perdón? Partimos de que es una reparación simbólica, porque por el hecho de pedir perdón el actor reconoce que cometió un error. La guerra es una fábrica de dolor y de víctimas. La persona que ofrece perdón hace un acto de sanación porque no se puede negar que ese tipo de hechos quedan en la consciencia del individuo, se vive con el pecado encima”, dice Juan Pablo Patiño, conocido en la guerra como Juan Prometeo, quien acompañó el acto de perdón.
En Granada esperan que esta petición de perdón colectivo sea el primer paso de una reconciliación basada en la verdad, la justicia y la reparación. Las víctimas, los líderes sociales y las autoridades civiles y religiosas de este municipio quieren cerrar este capítulo doloroso: “Queremos ser un ejemplo para el país, porque decidimos escuchar y perdonar a las Farc”, dice Raúl Vélez Tamayo, Secretario de Gobierno del municipio.
Compartimos una infografía que presenta algunas de las acciones violentas cometidas por esta organización, hechos de guerra que los granadinos esperan que nunca se repitan. Esta información está recopilada en las líneas de tiempo «Granada: una historia de dolor y resistencia», un contenido periodístico en el que participaron la Asociación de Víctimas Unidas de Granada (Asovida), los medios de comunicación locales (Granada Estéreo, Vahos Televisión y La Viga en el Ojo) y otras organizaciones sociales del municipio, acompañados por el Proyecto Hacemos Memoria.