La Boca es una obra de teatro de estudiantes de la Universidad de Antioquia que reflexiona sobre las industrias culturales y los artistas que, en nombre de la memoria y las víctimas, convierten el dolor en producto.
Por Manuela Echavarría Cuartas
El primero y el 2 de agosto se presenta la obra La Boca en el centro cultural Gestos Mnemes del municipio de Bello. El 28, 29 y 30 de agosto habrá funciones en el Museo Casa de la Memoria.
La Boca se ambienta en la vereda El Buen Recuerdo —nombre ficticio—, adonde llegan los artistas del colectivo La Boca que se ganaron una convocatoria gubernamental para realizar una obra de teatro sobre las afectaciones del conflicto en ese lugar. Hasta ahí podría tratarse de una historia común a distintos grupos de creadores y académicos; no obstante, las escenas de tropiezos, torpezas y errores que los protagonistas cometen al relacionarse con los pobladores de una región hasta entonces desconocida para ellos se mezclan con las reflexiones de los personajes sobre eso que han denominado críticamente “el extractivismo de la memoria”.


En la obra dos moscas acompañan al colectivo La Boca en su visita a El Buen Recuerdo. Foto: Manuela Echavarría Cuartas
Felipe Caicedo, docente de Teatro de la Universidad de Antioquia y director de la obra, comenta por qué relacionan esa crítica con la financiación a procesos de creación: “En el país estamos organizados institucional y socialmente para hablar de la memoria; en las becas de creación, por ejemplo, muchos de los componentes están ajustados al tema. Desde el teatro empecé a sentir ese arrinconamiento de proponer por obligación proyectos de memoria porque no hay otras formas, y me pareció importante reflexionarlo porque termina siendo un tema que, a veces, usan los artistas solo para ganar convocatorias”, afirma.
El profesor, quien también es director del colectivo teatral Anamnésico, les propuso el tema a los estudiantes de séptimo semestre del programa de Teatro. En la etapa de investigación buscaron referencias para consolidar la crítica que carga la obra, a partir de autores referentes como la académica mexicana Shaday Larios y el poemario El canto de las moscas (versión de los acontecimientos) de María Mercedes Carranza.


En las escenas se hace una referencia al poemario de María Mercedes Carranza, El canto de las moscas (versión de los acontecimientos). Foto: Manuela Echavarría Cuartas
Shaday Larios dice en su obra Teatro de objetos documentales, publicada en 2022: “Cómo se cuidan o descuidan, política e institucionalmente la vida de las memorias; desmarcándose de las narrativas redentoras que posicionan a las y los artistas en el rol de ‘salvadores estéticos’ de los males que aquejan a una comunidad que muchas veces no es la suya”.
El dramaturgo Mateo Rendón, egresado de Teatro de la Universidad de Antioquia, escribió el guion de la obra, tomando como base las reflexiones realizadas durante las clases y las búsquedas conceptuales sobre el extractivismo del dolor ajeno desde el arte.


El álbum musical de esta producción escénica está compuesto por diez canciones y se encuentra en plataformas digitales. Foto: Manuela Echavarría Cuartas
“El silencio es lo primero que debemos dejar ahí. El silencio es una voz que suena adentro. El silencio es el alma magna de las palabras. El silencio es un derecho. Hacer memoria no es obligar a romper el silencio. Preguntar por el dolor ajeno, ¿para montar una obra de teatro? No es extraño, el teatro también se trata de eso, de prestar la voz y el cuerpo a un discurso ajeno. Lo que nos preguntamos aquí es como se cuidan o se descuidan las vidas de las memorias”, cuestiona en su parlamento uno de los personajes después de que el colectivo La Boca visita al Músico del Silencio, un habitante de la vereda que perdió al amor de su vida por la guerra y decidió no volver a cantar. Su última canción se llama El día que te conocí corriendo, y es interpretada por Daniel Morales, quien también le da vida al Músico.
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En una de las intervenciones reflexivas se menciona con énfasis que “el arte no debe ser una plataforma para cobrar por el dolor ajeno”. Al respecto, el director Caicedo comenta: “Uno de los testimonios que tuvimos en cuenta para la obra fue el de una profesora que hace clown en comunidades afectadas por el conflicto. Ella nos contó que no tienen un psicólogo ni un trabajador social que los acompañe, entonces tienen que ir de vereda en vereda, remueven las memorias y luego se van, pero quedan las preguntas por las políticas del trato y los cuidados con las víctimas, sus testimonios y necesidades. Por lo que en la obra quisimos preguntarnos: ¿Cuál es la necesidad de revolver los dolores de las personas? ¿Cuál es la labor de un artista externo?”.
La obra fue estrenada el 15 de mayo en La Casa del Teatro de Medellín y, para cumplir como evaluación del programa de Teatro, debe realizar 25 funciones. A finales de agosto, los días 28, 29 y 30, se presentarán con entrada gratuita en el Museo Casa de la Memoria, a las 6:30 p. m. En redes sociales como Instagram, La Boca anunciará otras funciones.

En el elenco participan Natalia Duque, Brayan Parra, Valentina Gutiérrez, Valentina Mestra, Daniel Morales, Daniela Mejía, Juan Sebastián Quiceno, Juan David Arenas, Vanessa Velásquez, Susana Zapata, Susana Narváez y Daniel Vélez.
Antes de la escena final, el silencio de los espectadores da paso a las últimas palabras. Un fragmento de ese parlamento termina por explicar el sentido de la obra y el origen de su nombre, La Boca:
Esto sabemos de la memoria: sabemos que muchas veces la escucha de las víctimas no es un método, es un fin.
Esto sé de la memoria: la ciudad le debe disculpas al campo, así como cada uno le debe disculpas a su mamá.
Esto sé de la memoria: la vida se nos extravió cuando entre nosotros mismos pusimos a discutir quién tenía la razón y quién tenía la herida más grande.
Esto sé de la memoria: el arte no es una plataforma para cobrar por llorar.
Esto sé de la memoria: no siempre se hace teatro responsable narrando los horrores de otros… y ahí la boca tendría que callar.

